«Siempre abierto, confiado a la hidalguía del caminante»
El Elorrieta fue construido entre 1931 y 1933, ha sido refugio de montañeros en apuros y se encuentra en un grave estado de deterioro
I. Gallastegui / A. Martínez
Granada
Lunes, 4 de agosto 2025, 23:26
El refugio Elorrieta fue proyectado en 1929 por los ingenieros José Almagro San Martín y García Nájera dentro de un plan de repoblación forestal del ... valle del río Lanjarón. Fue construido entre 1931 y 1933 junto al pico Fraile de Capileira y bautizado con ese nombre en honor del entonces director general de Montes, Octavio Elorrieta y Artaza, natural de Bermeo (Vizcaya).
Si ahora los materiales de obra para su rehabilitación serán transportados en helicóptero, hace casi un siglo lo hicieron a lomos de mula. Más allá de su utilidad dentro del plan forestal, pronto se reveló como un gran aliado de los montañeros. Una placa de 1935 junto a la puerta reza: «Para abrir alcen el picaporte. Siempre abierto, confiado a la hidalguía del caminante».
En 1963, junto al del Cerro del Caballo, el Elorrieta fue cedido a la Federación Española de Montañismo, que a su vez lo pasó a la Andaluza, como paso necesario para su reconstrucción. Treinta años después, la FAManunció que no podía hacerse cargo de su mantenimiento. Aludía, entre otras razones, a la falta de seguridad e higiene del recinto, la cercanía de otras instalaciones para refugiar al montañero e incluso que el edificio rompe la magia y la grandeza de la zona, «Los refugios deben ser puntos de partida para acceder a las montañas, y no puntos para desbravarlas», señalaba la Federación en 2015.
Lista Roja
La asociación Hispania Nostra lo incluyó en su Lista Roja de patrimonio amenazado y explica así su deterioro: «La diferencia de temperaturas pronto fisuró la bóveda exterior hasta dejarla caer, y el tiempo y sobre todo el vandalismo hicieron lo demás. Pronto fue completamente desmantelado por expoliadores: desaparecieron puertas, ventanas, calefactores, conducciones de agua, de luz… hasta la más completa ruina. A mediados del siglo pasado, se intentó recuperar e incluso en los años 60 se llegó a reconstruir parcialmente. Se restauraron tres habitaciones equipadas con literas, sala de estar con chimenea, cocina, lavabo y servicios. Sin embargo en la actualidad se encuentra otra vez en pésimo estado de conservación, aunque conserva su utilidad como resguardo ante las inclemencias meteorológicas».
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