Los servicios públicos se convierten en el motor del trabajo temporal entre jóvenes en Granada
A muchos menores de 30 años la actual incertidumbre sobre su futuro laboral les ahoga en una «crisis existencial constante»
La palabra incertidumbre se ha convertido en una de las más habituales en el vocabulario de las generaciones más jóvenes. El futuro parece más una ... acumulación de nubes grises que un camino con una luz al fondo, y eso para quienes todavía tienen interés en mirar más allá del corto plazo. Una situación que para muchos de ellos no ha hecho sino agravarse desde la llegada de la pandemia, pese a que las buenas cifras en el mercado laboral vienen sucediéndose en los últimos meses tras lograr pasar página, al menos de momento, de los compases más complicados desde la irrupción del virus. La temporalidad y la precariedad son su pan de cada día.
De acuerdo con las cifras más recientes extraídas de los microdatos de la Encuesta de Población Activa (EPA), relativas al tercer trimestre de 2021, el Instituto Nacional de Estadística (INE) señala que dos de cada tres granadinos de entre 16 y 29 años que trabajan (el 66%) lo hace de manera temporal, un porcentaje que duplica con creces la registrada en cualquier otro grupo de edad. Además, la granadina fue la provincia andaluza donde más repuntó el porcentaje de empleo temporal en los doce meses anteriores. En concreto, lo hizo en un 27,1%. La siguió muy de cerca Almería (+26,7%), mientras que el diferencial es bastante más amplio con el resto del territorio autonómico.
«Es una crisis existencial continua», afirma Cristina Pastor, una joven de 25 años que se graduó en Comunicación Audiovisual y nunca ha tenido un trabajo en el que no haya cobrado en negro;«con alta en la Seguridad Social, nada». «Sigo viviendo con mis padres porque no me puedo independizar y prefiero no mirar a largo plazo», abunda. Una afirmación cada vez más común entre los jóvenes y que apunta a una ruptura en el contrato social cuyas consecuencias completas son todavía desconocidas. La disonancia entre lo que les habían contado que era el mundo y lo que este ha acabado por ser es atronadora. «Te pasas la vida estudiando, que es un camino que ya tienes marcado. La idea es que cuando termines podrás incorporarte a la vida adulta. Pero no es así», resume Cristina Pastor, quien señala además que su situación es compartida de manera muy similar por buena parte de su círculo de amistades.
El sector público, a la cabeza
Los datos de la EPApermiten asimismo conocer cuáles son las grandes bolsas de actividades en las que se contrata de manera temporal con más asiduidad. La lógica indica que, como ocurre en términos generales con el conjunto del mercado laboral de Granada, estas serían las labores más cercanas al sector servicios, en especial la hostelería y otros negocios anejos dependientes de la afluencia turística. Y así era, al menos, hasta la llegada de la pandemia. En el tercer trimestre de 2019, por ejemplo, hasta el 52,7% de los trabajadores granadinos menores de 30 años se ocupaban en el comercio y la hostelería.
«Te pasas la vida estudiando y crees que luego te vas a incorporar a la vida adulta, pero no siempre es así»
Cristina Pastor
Graduada en Comunicación Audiovisual
En 2021, sin embargo, la tendencia ha cambiado y son los empleos del sector público, como la Sanidad y la Educación, entre otros, los que mayor volumen acumulan en este sentido: hasta el 35,5% del total, mientras que el sector terciario se queda en el 30,6%. Un cambio marcado por las contrataciones de refuerzo vinculadas a la covid-19, buena parte de las cuales han ido a caer a personas jóvenes. Muchos de ellos han tenido que volver a la calle tras el buen avance de la vacunación y la mejoría de los datos. Solo en el ámbito sanitario, 8.000 de estos contratos no se han renovado.
Casi la mitad de los temporales tiene estudios universitarios
Aunque en muchas ocasiones se ha considerado la temporalidad como un efecto derivado de la naturaleza misma de algunos trabajos, entre los cuales se cuentan muchos que no quieren altas cualificaciones, lo cierto es que haber alcanzado un alto nivel de estudios es algo cada vez más común entre los jóvenes granadinos que trabajan de manera temporal. Así se constata al menos en los datos más recientes de la Encuesta de PoblaciónActiva (EPA), relativos al tercer trimestre de 2021, que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). Casi la mitad de todos los granadinos de entre 16 y 29 años que trabajan con un contrato no fijo (el 46,8%) tienen estudios superiores.
La cifra es la más alta de los últimos tres años y supera ya a la registrada en la provincia en un período equivalente anterior a la pandemia. En el tercer trimestre de 2019 la cota se había quedado en el 44,1%. Es decir, que en este lapso de tiempo este porcentaje ha aumentado en 2,7 puntos.
El de Andrea Ortega, enfermera granadina de 23 años, es uno de ellos. Fue contratada el 1 de julio y volvió al desempleo el pasado 31 de octubre. La situación, explica, es habitual entre sus compañeras, ya que en este ámbito es muy habitual encadenar contratos temporales y rara vez ofrecen más de seis meses de trabajo en la misma posición. Incluso si las vuelven a llamar, pueden acabar trabajando en otro servicio en el que tengan menos experiencia, algo que en su opinión contribuye a que tengan más «incertidumbre sobre el futuro».
En el sector sanitario incluso hay quien, como cuenta María Gil, de 24 años, «se ha decantado por el trabajo en el sector privado porque, aunque tenga peores condiciones laborales o salarios más bajos, ofrece una mayor estabilidad».
Como ocurre con buena parte de la gente joven, la única solución viable en la que piensan a largo plazo es en hacer oposiciones. «Pero eso también desanima», explica Andrea Ortega, «porque cada vez hay más competencia y sacar plaza se vuelve más complicado». Otra de las opciones que se plantea es irse de Andalucía porque, afirma, en otras comunidades ofrecen trabajo en mejores condiciones.
Una carpeta con 90 contratos
Comparte esta postura María Isabel Casero, enfermera en el centro de salud de Almanjáyar, en la capital granadina. La temporalidad ha sido siempre su manera de trabajar. «Nunca he tenido un contrato fijo, ni siquiera de interinidad», explica quien ha pasado una década encadenando contratos de este tipo. «Los guardo todos en una carpeta en la que debe de haber entre 80 y 90 contratos», asegura.
«La temporalidad laboral genera mucha incertidumbre porque no ves factible lograr una estabilidad vital»
María Gil
Enfermera
Esta acumulación de factores dibuja un panorama difícil para muchos de estos jóvenes. No es de extrañar que más de un tercio de los jóvenes trabajadores de Granada (el 35,5%), siempre según las cifras de la EPA, se muestre insatisfecho con su situación actual y desee trabajar más horas o directamente encontrar otro empleo. La precariedad, como resume María Gil, «te impide comprometerte» con muchas de las cosas que forman parte de un proyecto de vida, como independizarse, acceder a una vivienda o plantearse formar una familia. «Eso es algo que me planteo a muy largo plazo, si es que alguna vez llega a ser posible».
De momento,Cristina Pastor opta por la resignación y ha decidido seguir estudiando a la espera de que su situación laboral mejore en algún momento o apruebe unas oposiciones para ser profesora en el sistema educativo público. La incertidumbre y la precariedad le han afectado, y a veces piensa que toda la educación que ha conseguido es «un esfuerzo de mucho trabajo y muchos años que luego ves que no sirve para nada». «¿De verdad merece la pena?». Deja la pregunta en el aire.
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