Un 'secuestro exprés' en la Chana para que una mujer saque dinero del banco y se lo entregue

Según ha podido saber este periódico por testigos de la zona, se trata de una mujer de avanzada edad, vecina del barrio. Es habitual verla comprar en comercios, su estado de salud es bueno y está lúcida. En una de esas tiendas de confianza fue donde entró después del suceso. «La vi diferente, hacía cosas raras como intentar meterse en nuestro almacén. Me di cuenta de que algo no iba bien», apostilla la dueña. Conforme pasaba el tiempo, la mujer empezó a recordar. Y se percató de que la habían estafado. «No coordinaba bien, vimos claramente que le habían dado algo, incluso después se dejó varias pertenencias aquí», añade.

Dieron aviso al servicio de Emergencias 112, que movilizó a la Policía Nacional y Local. Mientras esperaban su llegada, como la tienda tenía mucho bullicio, la llevaron a una farmacia cercana y allí fue recordando poco a poco, tal y como explica a IDEAL una empleada de este otro negocio. «Decía: ¿He sacado yo 400 euros?¿Cómo voy a hacer eso? Mi hijo me mata cuando se entere. ¿Por qué he hecho eso? Si yo iba andando por la calle. Yo nunca me subo en el coche de nadie», relata la farmacéutica.

Habló de que se había encontrado con unas personas que necesitaban dinero. Le dijeron que tenían que meter a su niño «en un colegio», según la historia ficticia que le contaron para embaucarla. También mencionaron unas joyas. Sin saber cómo, acabó en la parte detrás del vehículo, conducido por un hombre. No fue mucho tiempo, poco después ya estaba en una sucursal bancaria. Ellos insistían en que tenía que sacar dinero para entregárselo y después le devolverían «el doble». Le pidieron, según su relato, 6.000 euros. Llevaba encima la cartilla del banco y la utilizó para pedirlo en ventanilla. Allí le dieron 400 euros.

Los presuntos estafadores se quedaron con el dinero. La volvieron a subir al coche y la dejaron en la Avenida de las Alpujarras. Además, le entregaron algo envuelto en papel de periódico y le dijeron que era su dinero con el plus que le habían prometido. Al abrirlo, resultó ser un palo. Fue andando hasta la carretera de Málaga y con él entró a los negocios en los que la ayudaron. «Le dijimos que no lo tirara, por si podía servirle de prueba a la Policía», comenta la farmacéutica. La mujer se encontraba visiblemente nerviosa, sobre todo porque se daba cuenta de que no estaba en sus plenas facultades. «Se notaba que le habían echado algo, quizá con un espray, porque de cabeza estaba bien. Aquí no viene a comprar, va a otra farmacia, pero es conocida en varios comercios del barrio», agrega.

La Policía Nacional llegó al local y la mujer les repitió el relato de lo que había vivido. La instaron a denunciarlo y ella, que seguía desorientada, les respondió que lo haría más tarde en compañía de su familia. Los agentes se ofrecieron a llevarla a casa. Como suele ocurrir en estos casos, su mayor preocupación era contárselo a sus allegados. «No era consciente de que no había sido su culpa. Le podía haber pasado a cualquiera», cuenta la farmacéutica. El 112 no movilizó a los servicios sanitarios, no fue necesario.

La Policía Nacional solo ha confirmado que está investigando los hechos, sin dar más detalles. En el barrio se ha corrido la voz y muchos de los que tienen padres o abuelos de avanzada edad les han advertido de que tengan cuidado. Sin embargo, como sospechan los vecinos, es probable que los supuestos estafadores cambien de zona para garantizar el factor sorpresa de su deplorable acción.