Negocios centenarios en Granada
El secreto mejor guardado de los famosos churros de La CaletaEn pie desde los años 40 ·
El mítico quiosco de churros ha conseguido sobrevivir generación tras generación y seguir atrayendo a clientes de toda la provinciaSara Bárcena
Miércoles, 15 de marzo 2023, 00:29
Parece mentira que ya hayan pasado ochenta años desde que Tejeringos Cantos levantó la persiana por primera vez en la plaza de La Caleta. Aquello ... era entonces un gran descampado, sin columpios y con las vías del antiguo tranvía de Granada como acompañante más habitual. La Avenida de la Constitución ni siquiera existía, tan solo la conocida como Calvo Sotelo. Son tantos los rincones que desde aquel día han cambiado… Pero no el mítico quiosco de la familia Cantos, eso no. A pesar de todas las idas y venidas, de las crisis y las guerras, la popular churrería ha conseguido mantenerse en pie y seguir triunfando con sus famosos tejeringos -que no churros- generación tras generación.
Hoy, este negocio familiar está ya en manos de los nietos de quienes emprendieron semejante aventura y, dentro de unos años, serán los hijos de estos quienes se hagan cargo. Actualmente, José Luis Fernández Cantos es quien regenta el establecimiento, que continúa exactamente igual que cuando sus abuelos decidieron comenzar con la «tradición churrera». «Aquí han trabajado mis abuelos, mis padres, mis tíos, mi hermano, yo… Toda mi familia hasta la fecha de hoy, la familia Cantos», cuenta orgulloso José Luis. De Granada de toda la vida, creció entre harina y aceite y, desde que sus padres se jubilaron hace ya cuatro años, no ha parado de amasar. Su hija le echa una mano de vez en cuando y está aprendiendo a hacer los churros con la receta familiar (que continúa siendo toda una incógnita para los clientes), con la idea que, en unos años, sea ella quien tome el relevo.
«Los autónomos no podemos ponernos malos. Hay que venir a trabajar aunque te encuentres mal y estar al pie del cañón día a día, mes a mes y año a año»
¡Ojo! Cualquiera no puede presumir de haber sobrevivido al paso del tiempo de esta manera. ¿La clave? José Luis lo tiene muy claro: constancia y mucho sacrificio. «Los autónomos no podemos ponernos malos. Hay que venir a trabajar aunque te encuentres mal y estar al pie del cañón día a día, mes a mes y año a año», asegura. Aunque, para él, dejarse la piel no lo es todo. Otro factor importante para que Tejeringos Cantos siga siendo un referente inequívoco del barrio es que «se ha mantenido la misma forma y receta del principio». «Es el secreto mejor guardado de esta familia, que ha pasado de padres a hijos y así seguirá trascendiendo. Es lo que nos diferencia; como Tejeringos Cantos no hay otros», afirma con salero este granadino.
Muchos clientes vuelven una y otra vez a este pequeño puesto de La Caleta por su fórmula secreta, pero la gran mayoría lo hace por costumbre. José Luis cuenta que son muchas las personas que han crecido desayunando los tejeringos de esta gran familia. «Algunos de nuestros clientes más habituales recuerdan pasar por aquí cuando eran pequeños y comer churros con sus padres. Ahora, vienen con sus hijos y algunos, incluso con sus nietos», comenta. Y es que el éxito de este comercio histórico de Granada sigue siendo tal que aún hay vecinos de los pequeños pueblos del área metropolitana que se acercan hasta aquí expresamente por sus tejeringos.
¿Tejeringos?
Aunque muchos no lo sepan -por ignorancia o por tratarse de una palabra anclada al pasado-, 'tejeringo' proviene del árabe y, antiguamente, así es como se decía 'churro' en Andalucía. Etimológicamente, se identifica con la 'jeringa', instrumento con el que se fabricaba. Lo cierto es que se parecen mucho a los churros que conocemos hoy en día, pero no terminan de ser lo mismo. ¿Qué cambia? Primero, la masa, y segundo, la forma de cocinarlos. La elaboración del tejeringo es más tediosa porque, por lo general, se dibuja a mano. Además, su textura es más lisa y son más tiernos que los churros, por lo que no se pueden congelar (deben consumirse lo más frescos posible).
A raíz de esta cuestión, José Luis comparte con nosotros una curiosa anécdota que explica el cartel que encabeza el quiosco. Cuando sus abuelos montaron la churrería y pidieron los permisos necesarios al Ayuntamiento de Granada, desde la concejalía les exigieron que el nombre del negocio incluyera la palabra 'tejeringo'. «La concejala quería que mantuviéramos vivo este vocablo, tan granadino durante tantos años -explica-. Y aunque hace no mucho tuvimos ciertos problemas para renovar los permisos, conseguimos continuar con nuestra tradición. Los tejeringos ya son parte de nosotros y siempre serán parte de Granada».
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