Los sanitarios de Granada, 'quemados' ante la saturación causada por la gripe y la covid: «Estamos agotados»
Profesionales de urgencias hospitalarias y atención primaria comparten con IDEAL la realidad del sistema, cuya saturación les está provocando «estrés, ansiedad y palpitaciones»
Sara Bárcena
Miércoles, 10 de enero 2024, 00:36
Basta con cruzar la puerta de entrada a las urgencias del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada para darse cuenta de que el ... Servicio Andaluz de Salud está completamente saturado. El pasillo habla por sí solo. Las camillas que se amontonan contra las paredes son la mayor evidencia. Si están ahí es porque todo lo demás está ocupado. Los profesionales corren de un lado a otro intentando llegar a todo, pero faltan recursos, humanos y materiales, y ellos no son superhéroes.
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Profesionales como Juan Carlos Herrera, enfermero en las urgencias del Virgen de las Nieves, están viviendo en primera persona el caos en el que se ha convertido el sistema. Aunque llevan años denunciando el déficit de personal, siguen enfrentándose cada día a jornadas intensivas en las que apenas tienen tiempo para tomar aliento. «No podemos más. Estamos agotados y toda esta historia, que sin duda se podía haber evitado, nos va a costar la salud», ha trasladado a IDEAL.
Cada mañana, Herrera consulta el cuadrante con las posiciones para saber qué zona le toca: triaje, policlínicas, observación, frágiles, críticos, covid e infecciones respiratorias… Sin embargo, «estos días no importa demasiado porque, te toque donde te toque, no das abasto». Todas las camas están ocupadas y muchos pacientes tienen que esperar en los pasillos, «no media hora, sino tres o cuatro». Así, «se corre el riesgo de que alguno que no presentaba síntomas de prioridad alta luego resulte que está infartado».
Muchos usuarios se concentran en la zona de preingresos. Ya han sido valorados por un médico y deben ingresar en el hospital, pero no pueden hacerlo porque no hay sitio. «Se quedan ahí para no colapsar las salas de espera», ha señalado Herrera. Además, una parte de ese pasillo se ha cerrado para asistir a pacientes en camillas y que requieren medicación. «Han contratado enfermeros y auxiliares y han abierto ese espacio para descongestionar el pasillo de espera, pero sigue lleno de camillas», ha lamentado.
Herrera siente «auténtico coraje». «No me parece bien que los dirigentes, en Sevilla, esperen al caos para poner solución. Esto era previsible. La gente ahora está achicharrada, con estrés, ansiedad y palpitaciones, incluso con depresión. Ayer mismo, dos médicos tuvieron que irse a casa por eso. ¿Quién los cubre?», ha criticado. Se puede decir más alto, pero no más claro. Hacen falta más manos, «pero con contratos con estabilidad, porque hay gente que firma solo por una o dos semanas y cuando ve el panorama, renuncia. No compensa».
Cuidar a los profesionales
Los gerentes tienen la responsabilidad de cuidar a sus profesionales. «A mí, ser enfermero me encanta; es la profesión más bonita del mundo. Cuidar a una persona cuando está en su estado más vulnerable es muy satisfactorio, pero quisiera poder hacer mi trabajo bien. Tenemos que seguir dando la vara», ha insistido Herrera.
Y si las urgencias hospitalarias se encuentran así, qué decir de la atención primaria. En los centros de salud de la provincia, no solo resulta misión imposible conseguir una cita telefónica hasta dentro de, mínimo, diez días, sino que además apenas hay médicos disponibles para atender a los usuarios de forma presencial. Que se lo digan, si no, a Javier Díaz, médico de familia en Ogíjares, donde cada día ve cómo decenas de pacientes se acumulan frente a su consulta.
«Ahora mismo, de los ocho médicos que trabajamos en el centro de salud de Ogíjares, dos están de baja sin sustituir y otros dos, de días libres que hay que tomarse sí o sí. Y todo esto con la agenda a rebosar de gente y con una demora de un montón de días, de mínimo, diez», ha subrayado. La realidad es la que es. Díaz y sus compañeros no dan abasto -cabe destacar que él, por edad, podría haberse jubilado ya, pero su decisión de posponer la retirada está siendo un refuerzo-.
Ante esta situación, no han tenido más remedio que repartir las consultas de los médicos que no están entre todos. Al mismo tiempo continúan atendiendo, también, a sus propios pacientes. Aunque dada la situación «mucha gente opta por ir a urgencias de La Zubia y otra termina por ir directamente al hospital, el centro de salud se sigue colapsando». «Es el primer punto de referencia. Es normal que la gente venga aquí, pero no podemos con todo. Hacemos lo que podemos».
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