Rutas accesibles para disfrutar del verano en Granada
Los deportistas de la Asociación Granada Integra han pasado revista a estas las veredas de Pinos Genil y el Negratín para su catálogo virtual de escapadas
César Guisado
Jueves, 15 de agosto 2019, 01:13
Como cada temporada, con la llegada de estos días de respiro estival, los deportistas de la Asociación Granada Integra, se reúnen para buscar las rutas ... más accesibles de la provincia y continuar así elaborando un catálogo virtual de senderos granadinos por los que sea posible transitar a pie, en silla o en bicicleta. Y dos han sido los últimos caminos testeados por el pelotón del Integra durante los últimos días. La vereda que discurre entre el complejo deportivo de la Bola de Oro y Pinos Genil, y el Canal de Jabalcón, esta última perteneciente al municipio de Zújar.
Pinos Genil
La primera de estas sendas, la que discurre entre la capital y el municipio de Pinos Genil, camina a la vera del Río Genil y goza de sombra durante casi sus ocho kilómetros de distancia. Es prácticamente llana e ideal para realizarla durante los meses de verano por la sombra que arrojan las arboledas del camino y los vados en los que se hace posible acercarse hasta la orilla del río para darse un refrescón.
Es posible realizarla en silla de ruedas, pero ha de ser de impulso manual ya que las eléctricas encontrarán demasiado problema para superar los dos puentes que hay que cruzar. El primero, el de la Fuente de la Bicha, es totalmente accesible; Granada Integra tiene mucha culpa de ello. Pero el segundo, cuando se alcanza la pequeña presa de Pinos Genil, se hace casi insalvable e incluso las sillas manuales y deportivas, como 'handbikes' y 'freewheels' necesitan de ayuda para poder avanzar.
El complejo deportivo de Bola de Oro es el mejor sitio para abandonar los coches y comenzar la marcha. Desde Puente Verde, comienza la ruta por el 'Camino del Colesterol', al margen derecho del Genil. En apenas una hora se emboca Cenes de la Vega, con la posibilidad de hacer aquí una parada junto al centro hípico. Reanudando la marcha, comprobamos cómo el camino se estrecha aunque no dificulta el paso de las sillas o bicicletas en ambos sentidos.
Una bajada ancha da acceso al Río Genil, que incluso en estas fechas baja caudaloso y permite acercarse lo suficiente para darse un pequeño refresco. A partir de aquí, el camino nos lleva a Pinos Genil, aunque antes hay que sortear el último de los puentes. Este presenta un escalón y para superarlo es necesaria la ayuda de al menos dos acompañantes si se va en silla de ruedas. Desde la Asociación Granada Integra, trasladan la necesidad de una reforma en este puente, lo cual significaría la accesibilidad total de este sendero de ocho kilómetros de ida y otros ocho de vuelta, siendo uno de los más largos del Área Metropolitana con acceso útil para personas con movilidad reducida.
Canal de Jabalcón
A la llegada, entre dos y tres horas después de la salida, según el ritmo de la marcha, asoma Pinos Genil con sus terrazas a la vera del río. Aquí se hace imprescindible una parada antes del retorno, que se debe hacer por el mismo camino aunque también es posible evitar el cruce del último puente. Sin embargo esta opción deja un camino algo más bacheado para la vuelta, por lo que hay que tener precaución.
Negratín
A orillas del Embalse del Negratín encontramos otra de las rutas que ha sido puesta a prueba por Granada Integra. Nos encontramos cerca de las aguas termales de los Baños de Zújar y aquí una pista de asfalto ayuda a la accesibilidad total del terreno al comienzo, aunque al poco nos adentramos en un carril de tierra que dificulta algo más la circulación. El camino afronta varios desniveles aunque en un tramo largo de terreno por lo que tanto su subida como la bajada, no se hace peligrosa, pero sí será necesaria algo de ayuda en las cuestas más prolongadas. Además, las sombras no son tan abundantes por lo que es aconsejable realizarla en horas en las que el mercurio dé cierto respiro.
Eso sí, la belleza de este paraje es espectacular. Cuando se gana altura, varios miradores permiten contemplar casi la totalidad del pantano y los badlands de la Rambla del Moral al fondo, lo que deja una postal merecedora del esfuerzo realizado. Pinares, encinas y alguna buganvilla acompaña el camino, que tiene que ser de ida y vuelta con distancias desde los cinco kilómetros.
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