
El Rosario por la salud del Papa Francisco llena la Basílica de las Angustias
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La convocatoria había sido realizada por el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, en unión a las peticiones de toda la Iglesia CatólicaMaría Dolores Martínez
Viernes, 28 de febrero 2025, 00:11
«Como Pueblo de Dios que camina en Granada, queremos expresar nuestra comunión más estrecha, acogiendo la invitación a orar por el Papa Francisco, que ... nos ha hecho Don José María, nuestro arzobispo». Así comenzaba la monición de entrada, que daba paso al rezo del Santo Rosario y de la Eucaristía, presididos ambos por José María Gil Tamayo en la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias.
Junto a esta monición de entrada, el párroco del templo, Blas Gordo, se hacía eco del último parte médico emitido por el equipo que atiende a su Santidad, en el que se constata una mejoría de las condiciones clínicas del Papa Francisco.
La Basílica de Nuestra Señora de las Angustias se llenó ayer tarde de fieles en respuesta a la invitación realizada por el arzobispo de Granada para intensificar la oración individual o comunitaria por la salud del Santo Padre, ingresado desde el pasado 14 de febrero en el Hospital Gemelli de Roma por una neumonía bilateral. La convocatoria al rezo de la oración mariana por excelencia, en honor de la Santísima Virgen de las Angustias, tuvo como anfitriones a Blas Gordo, párroco de la Basílica, y Antonio González, hermano mayor de Las Angustias. Junto a ellos, en el presbiterio, estuvieron presentes los miembros de la Junta de Gobierno de la hermandad patronal y representantes del clero granadino, en las personas de Enrique Rico Pavés, vicario general, José Carlos Isla, vicario de Pastoral, y David Salcedo, secretario del arzobispo y párroco de la Iglesia de San Matías.
El «no se olviden de rezar por mí», tantas veces pedido por su Santidad a lo largo del Pontificado y, también, desde el propio hospital, tuvo ayer la mejor respuesta posible desde Granada gracias a los muchos fieles congregados, unidos en esta petición de la Iglesia Católica.
El rezo de los misterios luminosos del Santo Rosario estuvo acompañada de meditaciones, de una oración final y del canto del himno en honor a la Santísima Virgen de las Angustias. La dirección del rosario corrió a cargo de María del Carmen Ferro, miembro de la parroquia, mientras que la lectura de las meditaciones y de la letanía vino de la mano de Diego de la Cruz Serrano y de Carolina Oviedo, en representación de la hermandad.
En su plegaria, el arzobispo dio las gracias al Padre Celestial «por la labor y entrega del Papa Francisco en estos años de su Pontificado». En unión a la Santísima Virgen, dirigía la súplica «en este momento de prueba, de enfermedad y dolor» para guiar al personal médico que le atiende «para que acierten en sus cuidados y tratamientos para que consigan obtener su total sanación» y «confortarlo en su sufrimiento». Junto a ello, pidió concederle «paz y tranquilidad. Que Santa María, Salud de los enfermos, Nuestra Señora de las Angustias, le cuide y le proteja como él nos pide siempre y le pide siempre a la Virgen». Concluyó dando las gracias a los fieles por su presencia en el rosario, antes de presidir la Eucaristía, celebrada también para pedir el restablecimiento del Sumo Pontífice. En esta ocasión, junto a los sacerdotes Blas Gordo, Francisco Molina, Antonio Guerrero, David Salcedo y Cristhian Hernández.
Durante su homilía, con alusiones a las lecturas del canto del siervo sufriente del Libro de Isaías y de la Visitación de la Virgen según el Evangelio de San Lucas, Gil Tamayo trasladó dos experiencias entrañables junto al Santo Padre, reflejo de su carácter simpático y cercano y de su gran amor por la Santísima Virgen. La primera de ellas, en un momento de enfermedad de Gil Tamayo, «tengo la propia experiencia de haber tenido algo muy parecido a lo suyo en los primeros días del covid en 2020». El Papa Francisco «me llamó por teléfono, dándome ánimos. Di que no tienes permiso mío para marcharte. Esos detalles de Padre y de Pastor de la Iglesia tenemos que corresponderlos, no solo por un deber sino como buenos hijos. Es lo que estamos haciendo en estos días».
También recordó aquel encuentro del pasado 11 de enero en Roma. El Papa hizo alusión a la Virgen de las Angustias. «No sé si algún Papa ha hablado sobre Ella. Nos decía que, al igual que Cristo está delante de nuestra Virgen, no está solo en el regazo sino en una mesa oferente. La Virgen tiene las Manos abiertas porque está suplicando, que es la actitud de la oración». Está suplicando a Dios, pero al «mismo tiempo está ofreciendo a su Hijo, muerto ante sus ojos. Esas dos actitudes son las que debemos tener, seguir orando por el Papa y por los enfermos». Ella recoge «nuestras oraciones y las presenta a Dios porque Ella es la omnipotencia suplicante. Al mismo tiempo, tiene ante sí el Varón de Dolores y el Siervo de Yahvé».
Concluyó destacando lo acertado que es que le recemos a la imagen de la Virgen «querida de las Angustias porque Ella las acoge en sus manos y las eleva a Dios, nuestro Padre», especialmente por el Papa Francisco. «A las puertas de la Cuaresma, «que la oración forme parte constante de vuestras vidas».
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