Sanidad en Granada
La risa, una terapia realLos personajes del circo encantado sorprenden a medio centenar de pacientes de Oncología y Hematología en el hospital Virgen de las Nieves
Los payasos Paute y Capitano llevan dos semanas en la ciudad de Granada. Asentados frente al Parque de Bomberos Norte, bajo una inconfundible carpa a ... rayas, reciben cada día la visita de decenas de familias que cruzan la puerta de su casa ―ellos la llaman Circo Encantado― sin saber lo terrorífica que puede llegar a ser la diversión. Pero este viernes, tras romperse su coche, han acabado en un lugar que, aunque nada tiene que ver, también se ha convertido un poquito en su hogar: el hospital Virgen de las Nieves.
Qué decir de las caras del medio centenar de pacientes que este viernes tenían consulta en el centro de día de Oncología y Hematología. Cuando han visto aparecer por allí a esta singular pareja, no han hecho más que sonreír. Y es que, en cuestión de segundos, la sala de tratamiento se ha convertido en un cuadro digno de enmarcar. Paute y Capitano no han ido solos. Tras ellos, ha aparecido el mismísimo Beetlejuice, acompañado de un malabarista y una niña poseída. Bajo los mandos de la directora de sala, han saludado a todos y cada uno de los presentes, incluidos profesionales sanitarios.
Los personajes del Circo Encantado han llevado a este hospital granadino la esencia de la función que hasta el próximo 20 de septiembre se puede disfrutar en la carpa frente a Bomberos Norte. «Todo empieza con una bruja terrorífica que vive una mansión en la que hay otros habitantes. A Paute y Capitano se les rompe el coche y acaban allí junto a Lucía. La bruja los quiere echar, pero cuando ve a la niña se lo piensa dos veces porque ella se alimenta de la energía de los niños. A partir de ahí, todo es una aventura. El mensaje es que no hay que juzgar por las apariencias», ha explicado Capitano.
Acercar esta diverida experiencia a las personas con cáncer o enfermedades relacionadas con la sangre para ellos «no tiene precio». Algunos de los pacientes ya habían visto el espectáculo y los han reconocido, pero otros los han descubierto por primera vez y ha resultado «fascinante». Hoy no había adolescentes, sino gente más mayor, pero la visita de este grupo de circenses ―que, además, la mayoría son familia― les ha hecho reconectar con su niño interior. «Hemos vivido su visita con mucha ilusión. Cualquier actividad que los saque de su rutina y haga su día a día más bonito, más ameno, merece la pena», ha aseverado la supervisora de Enfermería. Carmen Contreras.
Medicina contra la depresión
Cuando acaba el espectáculo, Paute se queda a saludar al público. «Este año, al menos diez o quince personas me han dicho que sufren una depresión y dado las gracias porque nuestro show les ha hecho reír y dejar de pensar por un rato», ha compartido. Él lo tiene claro: la risa es una terapia «real». Y, si no, que se lo digan a Álvaro, un granadino de catorce años al que el Circo Encantado le ha hecho reír por primera vez en año y medio. Así lo ha corroborado su madre, Carolina, emocionada. Hace dos años, a su hijo le diagnosticaron leucemia; después, le hicieron un trasplante«.
«Hay momentos muy duros, pero yo no me esperaba que fuese a reírme tanto, a pasarlo tan bien. Lo que más me gustó fueron las bromas, que no son solo para niños, que también son para gente más mayor», ha afirmado Álvaro. «No hay forma de describir lo que se siente al ver a tu hijo reír así después de tanto tiempo, de tantas malas noticias», ha apuntado su madre. Lo cierto es que si no hubiera sido por Relevo x la vida, que atiende a jóvenes con cáncer en Granada, ni Álvaro ni los pacientes del hospital podrían haber disfrutado de esta experiencia.
Manolo, miembro de la asociación, fue a ver el espectáculo y quedó encantando ―nunca mejor dicho―. «Iba sin expectativas. Pensaba que iba a ser un circo típico cutre, pero tiene algo que engancha», ha comentado. Entonces, su compañera Delia, también paciente oncológica y coordinadora de voluntariado, fue con su hijo. «A mí me pilla en un momento muy malo, pero lo pasamos tan bien que organicé una salida con varios socios y les pedí que visitaran también el hospital», ha admitido.
Para pacientes en tratamiento activo, acudir al centro de día puede resultar tedioso, pero con visitas como esta todo cambia. Los niños del hospital suelen tener sorpresas a menudo, pero los más mayores no y «lo agradecen mucho», en especial, adolescentes y adultos jóvenes, que están «en tierra de nadie». Según la subdirectora médica del área de especialidades de Oncología, Lucía Castillo, se han quedado «impactados». A los profesionales también les motiva. Se crea un entorno amable, se humaniza la realidad que están viviendo y, sobre todo, se les devuelve la sonrisa.
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