Un río lleno de marihuana, chozas y muebles
Los vecinos de Casería de Montijo piden a las administraciones que retiren los residuos y desbrocen el cauce por el peligro de arrastre ante inundaciones
Decenas de bolsas de basura con restos de abono y cultivos de marihuana están esparcidos por la ladera que lleva hasta el cauce del río Beiro, a la altura de Casería de Montijo. La imagen se repite apenas diez metros más adelante, pero esta vez el plástico va acompañado de material de obra. Los ladrillos, azulejos y cemento se dejan ver entre la maleza, que se eleva varios palmos del suelo.
«Luchamos por acabar con esta situación», señala el presidente de la asociación de vecinos de Casería de Montijo, Clemente Arco, mientras señala otros tantos problemas que hay sobre el arroyo. Hay cinco chozas edificadas de forma sólida en apenas 200 metros. Las tablas de madera forman las paredes y los tejados están hechos con chapa. Son pequeñas chabolas rodeadas de huertos que servían para el cultivo. Aunque ahora la mayoría ya están vacías, todavía quedan signos de vida en el lugar. Hay bidones con agua y plantas bien cuidadas.
Una alambrada rodea y limita el acceso a estas 'propiedades'. Según indican desde la asociación de vecinos, el terreno se convirtió hace más de diez años en un punto en el que distintos usuarios plantaban vegetales para consumo propio. Cuando disminuyó el agua del arroyo, quedaron abandonados y, desde entonces, no se han retirado las instalaciones. A día de hoy, desconocen si aún alguien reside en el entorno. «No queremos que el cauce se convierta en un basurero», señala el portavoz del barrio. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, organismo responsable del mantenimiento de cauces, asegura que la competencia corresponde al Ayuntamiento de Granada al discurrir por un tramo urbano. Pero el consistorio necesita la autorización del organismo de cuencas para actuar sobre el arroyo.

Las cañas y la maleza hacen que el cauce del río parezca un bosque. Desde la plataforma vecinal alertan del peligro que esto supone para la población en caso de lluvias fuertes. «El riesgo es enorme, no solo para nuestro barrio, sino para toda Granada. Hemos visto el agua saltar por el puente y eso puede pasar otra vez en cualquier momento», dicen. La vegetación es abundante a lo largo del arroyo, desde la sede de la asociación hasta el embovedado, junto a las instalaciones del polideportivo.
Riesgo de incendios
También hay restos de muebles y colchones o residuos de latas y cartones. Aseguran que el entorno no se ha limpiado desde hace una década y advierten, además, de la inseguridad ante un incendio grave. «Tenemos algún fuego en esa zona todos los veranos», añaden. El entorno sirve también como espacio de recreo para algunos vecinos, que salen por los caminos de los alrededores a correr o pasear. Un grupo de ecologistas retiró hace cuatro años parte de los objetos del lugar, pero aún hay algunas cabañas y numerosas bolsas de basura.
Desde el Ayuntamiento de Granada aseguran que el desbroce del cauce está previsto para este mismo mes y que la retirada de muebles corresponde a la CHG. El organismo de cuencas, por su parte, aclara que «no es su competencia» y que ya en 2019 instó al consistorio a que retirara los huertos ilegales que había sobre el cauce del río Beiro.
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