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Retirada del andamio en el tramo superior de la torre de la Catedral. PEPE MARÍN
La retirada parcial del andamio deja a la vista la espectacular restauración de la torre de la Catedral

La retirada parcial del andamio deja a la vista la espectacular restauración de la torre de la Catedral

En los próximos días quedarán al descubierto los primeros diez metros del tramo superior, desde el alféizar hasta el hueco de las campanas

Jorge Pastor

Granada

Miércoles, 19 de marzo 2025, 12:30

Ha habido una demora de dos semanas debido a las intensas y prolongadas precipitaciones, pero por fin ha comenzado ya la retirada del andamio que cubre por completo la torre de la Catedral de Granada desde el pasado verano. El desmontaje se irá haciendo por fases, conforme vayan finalizando los trabajos de restauración, y lo que en estos días quedará plenamente al descubierto será un tramo de diez metros, desde el alféizar hasta el hueco de las campanas.

Imagen panorámica de la torre. PEPE MARÍN

Una maniobra que comenzó a las siete de la mañana desarmando los elementos más peligrosos, situados en la parte más alta, «unas ménsulas imprescindibles para la maniobrabilidad», ha señalado Diego Garzón, redactor del proyecto junto a Pedro Salmerón y director de la obra. «Esta operación, que era la más delicada, la hemos hecho a primera hora, cuando hay menor tránsito de personas, aunque hemos tomado medidas de protección adicionales como la colocación de un vallado en las calles Pie de la Torre y Cárcel Baja», dice el arquitecto.

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Todo el trabajo se está realizando de forma manual, sin el concurso de ningún tipo de grúa -realmente solo se precisó una pluma para el izado de las vigas de madera del forjado del nuevo mirador-. La intención es que a lo largo de las próximas jornadas se llegue hasta esos diez metros. Se está quitando tanto el lienzo que recubría el armazón metálico como el propio armazón.

El resultado

¿Y cuál es el resultado de la intervención? Pues sencillamente espectacular. Tras el saneamiento superficial que está llevando a cabo el equipo de Julia Ramos, los granadinos tienen la oportunidad de observar la piedra con la misma tonalidad dorada que tenía cuando se erigió la atalaya, hace unos quinientos años. La calcarenita bioplástica, extraída en su día de las canteras de Escúzar, tiene un color amarillento que, con el paso de las décadas, se había matizado hacia el gris por la costra negra provocada por el tráfico y el hollín de las calefacciones, pero también por la arena de las calinas.

Diego Garzón comenta que desde septiembre hasta ahora se ha procedido básicamente a la limpieza de la roca, retiranto todas las partículas que se han ido adhiriendo por la contaminación y las 'lluvias de barro'. También se han consolidado los sillares que se habían arenizado, se han completado las faltas con morteros de cal hidráulica y, en algunos casos, con piedra similar traída de las canteras de Montealegre en Albacete.

Ahora la gente puede apreciar con nitidez la clave de los arcos, las cartelas, desprovistas ya de las mallas colocadas hace unos años para evirtar los desprendimientos. También se ha intervenido en los capiteles de orden corintio, actuando en elementos tan desgastados como las volutas.

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