Un mes de medidas restrictivas en Granada: se reducen los contagios pero no evitan la presión hospitalaria
El número de nuevos positivos detectados la semana pasada fue menor que la media del último mes, pero los expertos dicen que los datos están lejos del objetivo
Después de semanas negras, las cifras de evolución de la pandemia en la provincia comienzan a mostrar las primeras señales de alivio. Ha habido ... que esperar un mes desde la entrada en vigor de las primeras restricciones para notarlo en los datos. Los expertos en la materia consideran en cualquier caso que es pronto para hacer una valoración extensiva del resultado y recuerdan que pese al leve descenso los indicadores que ofrece Granada son muy graves. Se muestran poco optimistas en que las restricciones aplicadas hasta ahora vayan a ser suficientes y piden medidas suplementarias o pensar en un confinamiento domiciliario que creen que debería haberse aprobado hace ya tiempo.
Los contagios caen un 23%
En concreto, durante la semana pasada la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía comunicó un total de 4.939 nuevos positivos, lo que supone un significativo descenso del 22,86% sobre los datos de la semana previa. También se mantiene estable el número de fallecimientos, con 98 entre el 9 y el 15 de noviembre, sólo dos más que los registrados entre el 2 y el 8 del mismo mes. Peor panorama ofrecen los indicadores de presión asistencial, donde estos efectos suelen notarse más tarde. Han repuntado de manera notable tanto los ingresos, con un aumento del 26,2% sobre la semana anterior, como en especial la entrada de pacientes en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), que se ha duplicado tras pasar de 13 a 27.
Los expertos son muy cautos con respecto a esta evolución. Así lo manifiestan tanto José Martínez Olmos, exsecretario general de Sanidad, como Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Creen que los datos dejan a las claras que las primeras medidas que se tomaron fueron claramente insuficientes y alertan de que «quedan semanas muy duras» por delante.
Un efecto «minúsculo»
«Algún efecto está teniendo, como era previsible», afirma Martínez Olmos, aunque lo considera «minúsculo» si se tiene en cuenta que la provincia granadina sigue por encima de los 1.000 casos por 100.000 habitantes de incidencia acumulada en catorce días (1.046) y esta tasa es aún superior en la capital (1.217), cuando el objetivo primero sería quedarse por debajo de los 250; pensar en la meta de 25 casos es «una utopía», resume Joan Carles March. Considera Olmos que «todavía hoy Granada tendría que estar en confinamiento domiliciario» porque «el riesgo es altísimo y la bajada tardará aún en notarse en la presión asistencial». Una apreciación que comparte March, quien señala que «el cierre perimetral no ha demostrado su utilidad» y que «si se hubiera aprobado un confinamiento en casa de diez días cuando se anunciaron las primeras medidas» el panorama ahora sería muy diferente.
El profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública señala también que cree que la administración andaluza ha ido «tomando medidas a ver cómo iban», y que habría que mejorar la evaluación del resultado de las restricciones que se ponen en marcha. Cree además que las cifras de las últimas semanas indican que «lo ideal no es poner medidas graduales, sino cortocircuitar», y pide que si no se va a un confinamiento domiciliario se apueste al menos por teletrabajar todo lo posible y controlar mejor el transporte público, sobre todo en hora punta.
De momento, estos expertos recomiendan tener paciencia para evaluar bien el resultado del cierre de todo el comercio no esencial y coinciden en que lo fundamental ahora es «no bajar la guardia». «En el momento en que se levante el freno corremos un riesgo alto de rebrotes», recuerda Martínez Olmos.
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