Las residencias de Granada superan ya los cien contagios, pero todos con síntomas leves por la vacuna
A pesar de que el 10% de los centros tiene algún caso activo, desde ayer no queda ningún residente hospitalizado
Sergio González Hueso
Granada
Sábado, 14 de agosto 2021, 00:25
Esta semana saltaron todas las alarmas. Las residencias volvían a tener que lidiar con un virus al que creían haber arrinconado gracias a sus férreos ... protocolos y al avance del proceso de vacunación. Pero la expansión de la cepa Delta –mucho más contagiosa que la anterior– ha hecho brotar el SARS-CoV-2 como en las primeras olas. La diferencia es que las infecciones están siendo ahora mucho más leves, tanto que muchos de los brotes se están cerrando sin siquiera hospitalizaciones.
A día de hoy y según los datos a los que ha tenido acceso este periódico, actualmente un 10% de los centros residenciales que hay en la provincia cuentan con algún caso activo, ya sea entre los trabajadores o los usuarios. La última cifra actualizada a día de ayer en Granada habla de una decena de residencias con positivos, entre los que se suman 128 infectados, de los que 115 son residentes.
El brote más importante es el que se originó en la residencia de Castell de Ferro, en la que han llegado a haber más de 70 personas contagiadas. En su mayoría, usuarios. Según las cifras que ayer mismo trasladó a IDEAL la alcaldesa de este municipio,Antonia Antequera, la propagación del virus ha llegado a tal punto que se han contaminado siete de cada diez residentes. Es prácticamente todo el centro, lo que en un periodo anterior hubiera supuesto su medicalización inmediata. Y no ha sido así hasta ahora ni desde Salud se lo plantean. El motivo es que ninguno de los contagiados lo necesitan. «Están casi todos sin síntomas; lo están pasando sin darse cuenta», se congratulaba ayer la alcaldesa.
Los datos hablan por sí solos: de los 66 mayores infectados, solo tuvieron que ser derivados al hospital de Motril cuatro de ellos. Y no se hizo porque presentaran un cuadro muy grave de su infección, sino más bien para tenerlos más controlados por ser pacientes con múltiples patologías. A pesar de ser personas muy vulnerables, también ellos han podido recuperarse de toda complicación. No obstante, ayer se le pudo dar el alta al último de ellos.
Una situación que desde luego contrasta con la que se vivió en las olas de marzo del año pasado, noviembre o enero. Los momentos más duros de una pandemia que ya no es tan mortífera como antes –tampoco en las residencias– gracias a las vacunas de la covid-19.
Casos leves
La situación de la residencia de Castell de Ferro no es una excepción. Sus hospitalizados eran los únicos que había en la provincia. Los casos han brotado como champiñones en el interior de estos recursos sociales en los últimos días, pero los casos no están siendo graves. Aún así han obligado a la responsable de la Unidad de Residencias de Granada, Mariola Soto, a interrumpir sus vacaciones.
«Lo que pasaba en las otras olas era casi automático: teníamos un brote y en 48 o 72 horas empezaban a notificarse las muertes. Los mayores tenían fiebres muy altas o problemas de saturación; hoy en cambio vemos cómo la vacuna hace que el virus se quede en sus fosas nasales y no replique»,
Mariola soto
Responsable de la Unidad de Residencias
El teléfono ha vuelto a sonar con fuerza y también a aflorar el miedo. Pero ella confirma que todo ha cambiado: «No está siendo como antes», dice. «Lo que pasaba en las otras olas era casi automático: teníamos un brote y en 48 o 72 horas empezaban a notificarse las muertes. Los mayores enseguida tenían fiebres muy altas o problemas de saturación; hoy en cambio vemos cómo la vacuna hace que el virus se quede en sus fosas nasales y no replique», cuenta esta profesional.
Explica que los casos que están teniendo ahora se caracterizan por una sintomatología parecida a la de un catarro: «Tos, algo de febrícula, cansancio o rinorrea...», enumera. Lo que supone un cuadro para el que no es necesario más que reposo y poca medicación. De ahí que no esté haciendo falta que se refuerce sanitariamente estos centros como antaño, cuando llegaron a haber hasta diez residencias medicalizadas al mismo tiempo.
Soto indica que puede que alguno de los infectados lleguen a necesitar algún tratamiento específico, pero nada que ver a un tiempo en el que se requería llevar oxígeno al centro o contratar personal médico de refuerzo ante la multitud de bajas que había entre los profesionales. De ahí que alguno de los usuarios contagiados en Castell se encuentren «desconcertados» cuando ven que les atiende un personal enfundado en su EPI. «Es que ellos están perfectamente o con un poco de tos. Y entonces se sorprenden», cuenta Antonia Antequera.
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Sin apenas contagios graves y con el 90% de las residencias hoy sin casos activos, la sensación en el sector no es precisamente de alarma. Desde la residencia Entreálamos, en Atarfe, explican que la vacuna ha devuelto la normalidad al centro. «Se ha recuperado calidad de vida», cuentan desde el centro.
Parecidas sensaciones que las que dicen tener en la residencia Fray Leopoldo. Allí llevan si contagios muchos meses. Su directora, Belén Martín, explica que las visitas no se han tenido que interrumpir y que los usuarios viven tranquilos. Ahora bien, se siguen cumpliendo escrupulosamente todas las medidas de seguridad e higiene. «Aunque sin casos, seguimos muy alerta por lo que pueda pasar», señala.
Por su parte, el encargado de residencias de CCOO Granada, Arsenio Robles, apunta a IDEAL que la situación de calma es tal, que incluso en algunos centros no ha gustado el endurecimiento que ha hecho la Junta de algunas de las medidas, como por ejemplo «que las visitas sean contadas». «Nos parece excesivo», apunta él, que recuerda que los residentes llevan ya año y medio «aislados» y que esta circunstancia también mata.
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