«Me han regalado desde chotos a libros de Medicina del mercadillo»
Miguel Melguizo | Doctor de Atención Primaria, premiado por la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria ·
Toda su vida ha ejercido en el popular barrio de Almanjáyar, donde en los últimos tres años ha hecho 28 sedaciones a domicilio a vecinos que han elegido morir en sus casasÁNGELES PEÑALVER
GRANADA.
Domingo, 29 de julio 2018, 14:18
Miguel Melguizo es médico de familia en el barrio de Almanjáyar desde hace tres décadas. Sus pacientes habitan las peores estadísticas socioeconómicas de Granada, pero ... a él le han regalado desde chotos recién sacrificados a libros de Medicina comprados en un mercadillo, pasando por figuras de escayola de la Virgen de las Angustias. La vitrina de su consulta está atestada de llaveros, marcapáginas y detalles elaborados por los ancianos del barrio. Él, a los 57 años, asegura con timidez y voz suave que cada día ama más su profesión. Y reconoce que su teléfono móvil lo tienen algunos pacientes con los que se comunica por 'guasap' en situaciones urgentes, como el final de la vida de algún familiar. «También lo uso para que me consulten las personas con problemas de movilidad».
Más allá de la anécdota, este granadino de Jaén -máster de Bioética por la Complutense y profesor de la Universidad de Granada- acaba de ser premiado por la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria por su trayectoria. Él insiste en que el galardón va destinado a su centro de salud y se emplea en explicar con naturalidad su último proyecto: acompañar a domicilio a los pacientes en el final de la vida, aunque sea fuera de su horario de trabajo. «Yo conozco al enfermo, llevo 25 años con él y quiero que sufra lo menos posible. Confían en mí y voy cada cuatro horas a echarle un vistacillo si es necesario». En los últimos tres años, Melguizo -junto a una compañera enfermera -ha hecho 28 sedaciones en distintas casas y pisos de Almanjáyar y Cartuja.
-¿Eso se lo pagan como guardia?
«Están peor que hace una década por la falta de personal, aunque somos punteros en España» «Tenemos que meternos en la cabeza que tenemos que trabajar por principios activos y no por marcas» «Tengo un cupo de 1.600 pacientes y atiendo de 5 a 10 embarazos adolescentes al año: es un fracaso»
-No, no hace falta. Está bien así.
«No soy el único. Lo hacen otras compañeras de mi centro de salud. A veces tienes que ir a la casa de un paciente varias veces a la semana o al día. Y cuando llega el momento, lo sedas en una situación de sufrimiento extremo porque él ha decidido que quiere morir junto a su familia. Si cae en sábado, cae en sábado. Eso es lo de menos. Es un compromiso previo. Les inyectas tranquilidad, seguridad, acompañamiento... según lo deciden y como figura en su historia. Yo esto ni lo promuevo ni lo oculto, pero creo que los médicos de cabecera somos quienes debemos hacerlo».
-¿Y lo pasa mal?
-Lo hacemos con naturalidad, pero claro que lo pasamos mal, aunque compense. Todo lo que compensa mucho suele costar trabajo. Nada es fácil. Los MIR que vienen al barrio suelen valorar esto bastante.
Solo una vez -hace muchos años- fue Miguel agredido por un paciente. Decidió volver a trabajar al día siguiente, aunque reconoce que algunas médicas de familia se han tenido que marchar de Almanjáyar porque peligraba su seguridad ante amenazas graves. «Las mujeres en están en desventaja en ese sentido. No estamos en igualdad de condiciones».
Mejores condiciones
-¿La atención primaria está mejor o peor que hace una década?
-Peor por la crisis económica y la dura reducción de presupuestos para el sistema sanitario, especialmente en primaria, donde ha habido un retroceso en número de personal. Comparativamente, sin embargo, la atención primaria de Andalucía es puntera en España, no tengo complejos en decirlo, pero hace falta un nuevo empujón en primaria. Profesionales tan valiosos como enfermeros y médicos hay que cuidarlos y darles estabilidad para que no se marchen. Si se cambian las condiciones laborales de los sanitarios, volverán.
-¿Sus pacientes se quejan por los genéricos?
-No. Tenemos que meternos en la cabeza que tenemos que trabajar por principios activos y no por marcas comerciales, en el libre mercado los precios de los medicamentos están súper desorbitados. Y no se nota en la eficacia. Si se nota, hay medicamentos que sólo se pueden prescribir por marcas, como algunos antiepilépticos o quimioterápicos para evitar la variabilidad en eficacia.
-¿Qué se aprende en Almanjáyar mejor que en otro centro de salud, ya que vienen MIR de toda España?
-El apoyo familiar y el sentido del cuidado. No hay nadie con familia, ningún anciano, que se quede solo. Los ancianos no van a residencias, siempre hay un hijo que se ocupa de ellos. No conozco, en 30 años, a ningún gitano en el geriátrico. La comunidad gitana nos da ejemplo en ese sentido. Yo no veo negativo que vayan 12 familiares al hospital, puede ser incómodo para otros, pero es un apoyo impagable para quien está sufriendo en ese momento. La red social del barrio también es muy densa. Hay bloques enteros de una solidaridad de unos vecinos con otros que no existe fuera de allí. Tengo un paciente incapacitado: de la cama, al sillón y a la silla de ruedas. En un segundo piso sin ascensor. La mujer es mayor y no se quiere mudar porque cuenta con la ayuda diaria de muchos vecinos.
-¿Cómo se nota en su consulta el hecho de estar en la 'despensa' de la marihuana de Europa?
-Se nota en el olor... (risas). Y produce mucha frustración en los vecinos porque les han ocupado espacios que deberían de ser comunales. No pueden luchar ni individualmente ni como vecinos. La expansión ha sido brutal en los últimos cinco años y los problemas, tremendos, más allá de los apagones de luz. La gente ha visto que sus casas empezaban a rodearse de gente con intereses en negocios y que no cuidaba los bloques, las escaleras... Hay vecinos que se han negado a que se ceda una vivienda para cultivar y han convencido a la heredera de un piso para que lo vendiera a alguien con fines habitacionales. Hay frustración y ahora, resignación.
-¿Han bajado los embarazos adolescentes?
-Hay menos, pero siguen siendo muchísimos. Yo lo veo como un fracaso de todos, nuestro también. Tengo un cupo de 1.600 pacientes y puedo ver de 5 a 10 embarazados adolescentes cada año. Es demasiado. Se ha logrado frenar que sigan teniendo hijos muy jóvenes una vez que entran en contacto con el sistema sanitario tras el primer parto. Ya no se ven chicas de 21 años con tres hijos, pero tenemos que tener más impacto en ese área social, es cierto. Yo lo vivo muy mal y me considero frustrado en esto.
-¿Por qué en Granada la sanidad están tan polarizada y hay tanto activismo?
-Realmente creo que siempre ha sido así, antes incluso de la fusión y la desfusión, que lo ha magnificado todo. En esta provincia siempre ha habido mucha ebullición sanitaria y no estamos peor que en otros sitios en lo que a ratios se refiere. Lo más puntero de medicina de familia en Andalucía siempre ha estado en Granada. Aquí está la sede de la Escuela Andaluza de Salud Pública... especialidades hospitalarias que son referentes nacionales... vienen MIR que son capaces de convocar huelgas por un problema que es común en toda España... Es un tema muy vivo de siempre.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión