Lotería de Navidad
El 'quiosco de la felicidad' se encuentra en el centro de GranadaTras la paliza que recibió en 2011, el lotero de plaza Nueva no ha parado de repartir premios
Puente de la Constitución. Granada, atestada de turistas. Plaza Nueva, atestada de turistas. Suena el teléfono de Paco. «Estamos registrando una cantidad inusitada de transacciones, ... prácticamente una cada minuto», le dice el señor del banco extrañado por el goteo continuo de operaciones a través de TPV. «No pasa nada anómalo, no se preocupe, somos una administración de lotería», le responde Paco. Y es que pocos despachos loteros tienen una ubicación más estratégica que el quiosco de Paco, por donde pasan los que van a la Carrera del Darro, los que van al Albaicín y los que van a la Alhambra. Por donde pasa todo quisque, vamos. «Imposible calcular con exactitud cuánto papel hemos vendido para el Sorteo Extraordinario de Navidad, unos 26000», dice a voleo. Ni Doña Manolita.
Y es que lo suyo de ayer fue antológico. Repartieron tres quintos, un segundo y para rematar la jugada, un primero, un Gordo. Así que se tuvieron que cambiar las camisetas y los carteles del «quinto vendido aquí», «segundo vendido aquí» y «primero vendido aquí» hasta en tres ocasiones. «Hemos pedido refuerzos y ya vienen mi mujer y mi hija», bromeaba el padre de Paco, que también se llama Paco. Los Pacos más famosos de España.
Los Pacos que, después de salir en los papeles por aquella paliza de octubre de 2011 –y de la que prefieren no hablar–, este viernes salieron en los periódicos, las radios y las televisiones por haber dado, de una tacada, tantísimos premios. Una fortuna que no solo se ha quedado en Granada, sino que, según Paco, probablemente haya viajado hasta países como Alemania, Estados Unidos o Korea, en referencia a todas las nacionalidades que se han parado en el Quiosco de Chalo para tentar al Gordo. «Nos ha faltado vender en Marte», decía entre risas Paco junior. «No sabemos si ha pillado alguien conocido; yo estoy viendo si llevo algo del número que compartía con los amigos para irnos a darnos unos baños árabes», comentaba con una sonrisa de oreja a oreja.
Negocio familiar
El Quiosco de Chalo, más conocido ya como el 'quiosco de la felicidad', lleva en manos de la familia desde después de la Guerra Civil. Hasta principios de los 2000 lo regentó Chalo, un personaje queridísimo en Granada, y desde entonces lo llevan los Pacos. El progenitor tendría que haberse jubilado el pasado 15 de diciembre, pero finalmente optó por prolongar un tiempo su vida laboral. Ni en sus mejores sueños podía imaginar que este viernes, 22 de diciembre de 2023, viviría una jornada que jamás olvidará.
Decenas de periodistas, viandantes curiosos y no curiosos, los chiquillos del colegio Virgen de Gracia… todo el mundo se arremolinaba en torno al Quiosco de Chalo, el centro de todas las miradas. «No sé qué va a ser de nosotros a partir de ahora», comentaba con sorna Paco hijo en referencia a la demanda que pueden tener en las próximas semanas para el Niño o para jugar a la Quiniela o la Primitiva. «Solo sé que somos felices haciendo felices a los demás», señalaba.
Lo que está claro es que este muchacho, que estudió Bellas Artes en la Universidad de Granada, tendrá que compatibilizar la preparación de las oposiciones para técnico de archivo con atender el negocio familiar. Al menos hasta que pasen estas fechas. Una atención que, según contaba algún amigo de Paco que se acercó hasta el Quiosco de Chalo, también pasa por darle una chuche a cada perro que se acerca. «Es un gran amante de los chuchos, él tiene tres», comentaba.
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