Opinión
Viva la educación, carajoLa libreta del director ·
La política, preñada de adjetivos, desdeña los argumentos. Empieza otra campaña, que, en realidad, es la misma continuada. En una semana marcada, en España, por las excentricidades de Javier Milei. Pregunto por su impresión a Rafael Estrella, granadino exembajador en ArgentinaPedro Sánchez se estrelló el pasado martes en el Congreso con el PP y sus socios, que hicieron pinza para bloquear la ley de prostitución ... y proxenetismo. El jueves, ante la expectativa de encontrarse el mismo escenario frentista, el PSOE optó por guardar en el cajón la ley de suelo.
De no estar metidos en otra campaña electoral –que, en realidad, es la misma, que nunca acaba–, los populares habrían facilitado la tramitación de ambas normas –al menos, con una abstención– y Sumar, probablemente, habría hecho lo mismo con la segunda. La política engendra sus contradicciones: se supone que es, precisamente en campaña, cuando los partidos tendrían que comportarse tal y como son y piensan.
Pero la política actual –preñada de adjetivos y huérfana de argumentos– se mueve en la efervescencia, en la atronadora crisis semanal, el escándalo sobrevenido o las salidas de tono –premeditadas o inocentes– del protagonista de turno. Esta semana le tocó al presidente argentino, Javier Milei, que con su paso por Viva 24 y al grito de «¡viva la libertad, carajo!» marcó el debate nacional, que ya de por sí tiene tendencia a la hipérbole y el exabrupto.
Se supone que es, precisamente en campaña, cuando los partidos tendrían que comportarse tal y como son y piensan
Anoto en la libreta la frase del divulgador Emilio del Río en el Aula de Cultura de IDEAL con la Fundación Unicaja: «Voy mucho a los institutos. Porque un país es su Bachillerato». «Viva la educación, carajo». Es lo que nos hace falta.
NOS TOMAN POR LA 'GILADA'
Llamo al granadino Rafa Estrella, embajador de España en Argentina entre 2007 y 2012. Me interesa conocer su visión de lo sucedido, desde la perspectiva sosegada de quién ya no pretende granjearse ningún favor político. Desde la experiencia de quien vivió otro tiempo y habita en el presente. Hay una expresión argentina que se aplica mucho al lenguaje político: «Esto es para la gilada». Se refiere a los ingenuos, aquellos que creen cualquier cosa que les diga un dirigente. «Milei vive del ruido. Ha creado un adversario exterior inesperado. Además, aviva el discurso contra los conquistadores», me apunta Estrella. Días después, Milei llenó el Luna Park: «Dos horas de una misa pagana, con canciones apocalípticas y un presidente en éxtasis», tituló el periódico La Nación.
Rafael califica de inaceptables las palabras del presidente argentino, aunque piensa que la reacción del Gobierno español tendría que haber sido más calmada y escalada. Tras retirar al embajador, ¿qué podría venir después? Compartimos que las declaraciones previas del ministro Óscar Puente también eran –cuando menos– prescindibles. Pero el chiste fácil es lo más recurrente para agitar a la 'gilada' -la apostilla es solo mía-.
«Milei vive del ruido. Ha creado un adversario exterior inesperado. Además, aviva el discurso contra los conquistadores»
Rafael Estrella
Exembajador de España en Argentina
Me advierte, no obstante, de un matiz relevante en la lectura de esta crisis, más político-electoral que institucional. Piensa el exembajador granadino que no afectará a la presencia de las empresas españolas en el país. «Con la crisis de 2001 y 2002 muchas sociedades extranjeras se marcharon de Argentina. Las españolas permanecieron. Aguantaron cómo pudieron y por eso somos el segundo país inversor. Llegamos a ser los primeros con Repsol YPF. Lo que ha pasado no tendrá ningún efecto; apenas que, si no se resuelve, será más difícil el entendimiento con un Gobierno [el argentino] con el que ya de por sí es difícil. Tampoco fue fácil con los anteriores. Pero no tendrá ningún coste porque no interesa a ninguna de las dos partes. Ni las empresas argentinas dejarán de importar nuestros componentes de automoción, ni España su soja».
Falta educación. Leer y formarse una opinión propia. O brincar con los estertores de una sociedad crítica, mientras algunos políticas echan migas de pan a la 'gilada'.
RELEVO EN EL FESTIVAL
Esta semana se ha cerrado la convocatoria para optar a la dirección del Festival Internacional de Música y Danza. Estos concursos suponen una doble trampa. Profesionales de reconocido prestigio no se exponen a un proceso si intuyen que pueden ser utilizados para blanquear a un candidato de menor rango. Y, en otras ocasiones, no son más que un paripé para que termine imponiéndose el aspirante predestinado –que, a menudo, también tiene vinculación política–. No tengo ningún dato ni siquiera para insinuar que la convocatoria del Festival sea uno de estos casos. Simplemente conozco muchos otros concursos abiertos que así lo han sido. A veces, hasta se deja rastro; por escrito o en audio.
Antonio Moral avisó en septiembre de que se iría al concluir su etapa, lo repitió a principio de año y cumplirá el compromiso con el que vino hace un lustro. Quienes manejan el consorcio y las instituciones implicadas saben los motivos. Lo que extraña es que no se haya reaccionado antes; bien para retener a Antonio o para anticipar el nombramiento del nuevo director que estuviera trabajando ya sobre un programa para 2025 que debería estar casi cerrado.
Se ha perdido la oportunidad de afianzar una línea de trabajo y crecimiento cuando, al fin, el Festival había vuelto a proyectarse en el escaparate internacional.
Para avanzar hay que cambiar. Repetir lo mismo de siempre te deja en el mismo sitio.
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