Los trenes del 68,2%
Es el dato oficial de los servicios que llegaron a su hora este verano. A falta de cifras provincializadas –que no las dan–, Granada tiene pinta de viajar a menudo en los vagones del 31,8% restante
El ministro Óscar Puente aseguró hace una semana en el Congreso que el retraso medio de los trenes de Renfe ha sido, en lo que ... va de año, de 6,2 minutos. Esta estadística delata que Granada tiene muy pocos servicios; porque si pesara en la cuenta la demora de los viajes entre la estación de Andaluces y Atocha, para que resultaran esos seis minutos cortos tendrían que existir trenes en cualquier otra parte de España que llegaran a su destino antes siquiera de partir.
Según los datos aportados por el ministro, de las 71.062 circulaciones en los primeros ocho meses del año, 48.444 –ni una más ni una menos– cumplieron con su horario, el 68,2%. Es lo mismo que celebrar que casi la tercera parte de los servicios no se ajustan a las expectativas, ni a lo que se cobra y se paga. En esto consiste ver los trenes medio llenos o medio vacíos.
Llama la atención cuando los políticos usan cifras tan exactas, afinadas al decimal, y, sin embargo, son incapaces de detallar ese mismo dato a nivel provincial. Porque ningún organismo quiere revelar el número concreto de los retrasos de los trenes en Granada. Pocas cosas hay más motivadoras para un reportero veterano tirando a viejo que persistir en las preguntas impertinentes.
A falta de datos oficiales precisos, IDEAL ha publicado esta semana una tabla –que será hasta benévola– con las incidencias más relevantes que hemos documentado desde julio. Cosas con las que se entretiene un periodista cuando las administraciones lo despachan con evasivas. No es una fijación, es nuestro trabajo. El resultado: un servicio con retrasos desesperantes cada cuatro días.
Auguró Óscar Puente en la misma comparecencia hace una semana, resignado al chachachá del tren, que los próximos dos años estarán jalonados de percances. Imaginen en una empresa privada a un consejero delegado que vendiera así las excelencias de su negocio a los potenciales clientes. Alguien que anunciara que los coches de su marca les dejarán tirados en los dos veranos siguientes cuando vayan camino de la playa.
Como justificación, Puente añadió que en los últimos 15 años solo se han incorporado a la flota los trenes Avril, en la primavera de 2024; unas máquinas –pese al estreno– que sumaron 479 incidencias en cuestión de tres meses. De esos 15 años, casi la mitad –desde 2018–, corresponden a la etapa de Pedro Sánchez. Igual que –por sacar el argumentario completo– la vía simple y el atolladero del túnel de San Francisco por Loja es de la época de Rajoy. Sobran pretextos y faltan explicaciones. No sirve justificar que se producen más incidencias porque también hay más servicios que cuando se estrenó la alta velocidad en el año 1992. [Nota: Granada solo tiene un tren más con Madrid que en 2019]. Sería como asumir con resignación las listas de espera sanitarias porque haya más hospitales y que los pacientes vivan más años con todos sus achaques.
Los políticos se parapetan en las excusas. Pero cobran por aportar soluciones.
CONTRADICCIONES EXCEPCIONALES
Lo apuntaba en la libreta de la semana pasada: la tentación de conceder –«excepcionalmente» y en una tramitación inédita– el grado de IA a la UGR para ganar el relato político era demasiado grande. Y así ha sido. Porque o todas las decisiones adoptadas en estos dos meses han sido 'técnicas' o todas han tenido alguna influencia –o dejación– política. Y sería hasta lo normal. Si encadenamos las declaraciones, nadie se salva de las contradicciones, en julio o en septiembre. Lo sucedido no es serio. En cuestión de una semana se ha resuelto un problema burocrático inflado, con una reunión que duró una mañana. Hasta 1.121 solicitudes recibió la UGR para cursar un grado que, cuando se ha autorizado, ya no se podrá impartir hasta el próximo curso. Pese a todo, aún hay 292 estudiantes dispuestos a matricularse mañana mismo.
En Granada la crisis institucional ha sido menor que en Jaén; en parte, por la defensa unánime de las instituciones y, en gran medida, por la posición del rector. No significa que Pedro Mercado esté satisfecho con lo sucedido, pero ha primado los beneficios a futuro sobre la gresca del corto plazo.
Granada sacará partido a lo ocurrido. Habrá un anuncio pronto por parte de la Junta que afianzará a la provincia y su Universidad como referencia en el campo de la inteligencia artificial.
«MAMÁ, SIGUE AYUDANDO A LA GENTE»
Me cita el martes mi amigo José Julián para comer y hablar de cosas bonitas y solidarias. Justo lo que no se esperaría de nosotros; pero, a veces, las apariencias engañan –incluso, las de los periodistas–.
Conozco a María de los Ángeles Martos, la mamá de Antonio, un adolescente que falleció hace una década con tan solo quince años por culpa de una leucemia atípica. Antonio dejó escritas cuatro cartas: una dedicada a sus amigos, otra para su novieta, una para su hermano y otra para su madre. «En la carta me decía: Mamá, por favor, sigue ayudando a la gente». Me lo cuenta Mari Ángeles con la serenidad pasmosa de quien se ha cosido con lágrimas sus puñaladas. No quiso entregar más horas a luchar contra el cáncer. Decidió volcarse con los jóvenes para que no tengan cara de pantalla y aprecien todo lo que les rodea. Mari Ángeles organiza unos encuentros para educar en valores y a finales de octubre pretende reunir a más de dos mil escolares en Granada.
Las cartas siempre tuvieron más corazón que los correos electrónicos.
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