La libreta del director
Supercomputadora AlhambraLa puesta en marcha del centro andaluz de inteligencia artificial confirma a Granada como referente y adelanta a La Coruña, donde aún no ha abierto la Aesia. Ahora hay que dotarlo de más contenido. Una apuesta diferencial sería un superordenador
El miércoles inauguro la primera jornada del Alhambra Venture en el Hotel Santa Paula. En las diez ediciones anteriores, este evento ha conseguido que se ... muevan 130 millones de inversión. Las instituciones tienen que hacer una apuesta fuerte por este congreso. Recuerdo cuando los políticos vaticinaban hace una década que Andalucía sería la «California el sur». Pues aquí lo tenemos; y hay que creérselo. Sin complejos.
Les cuento a los invitados –porque en su mayoría vienen de fuera– que nos encontramos en la Gran Vía, una calle promovida por los empresarios azucareros de finales del siglo XIX. En cierto modo, aquellos ingenios –qué palabra más evocadora– eran start ups. Y aquella Gran Vía fue nuestro primer Parque Tecnológico. En apenas 822 metros en línea se concentraba todo. El conocimiento, con la construcción del instituto Padre Suárez. Los fondos inversores del Banco Central que encargó construir el anticuario Enrique Linares. Y las empresas innovadora de la época; como el cine Lux Edén. El cinematógrafo era lo más parecido a la inteligencia artificial.
En las charlas entre cervezas –o en la cervezas entre las conversaciones, según se mire y se beba–, comentamos la puesta en marcha esta semana del centro andaluz de inteligencia artificial, cuya sede estará blindada por ley en Granada. Repaso dónde estábamos hace hoy justo un año, cuando el 14 de julio de 2023 el Supremo rechazó suspender cautelarmente la adjudicación de la Aesia a La Coruña. En diciembre, confirmaría que se trató de un «acto discrecional» del Consejo de Ministros. En román paladino, por toda la cara.
Recuerdo el comentario que me hizo hace un par de meses alguien de los que más controla de estos temas: «Ya sabes que la agencia estatal no pondrá en marcha y que, si lo hace, quedará en poca cosa porque este mundo avanza tan rápido que los objetivos iniciales ya se han superado». La realidad es que, transcurrido año y medio de la adjudicación, lo único que hay en La Coruña es un director nombrado recientemente y cinco plazas directivas que salieron a concurso en el BOE el pasado miércoles. El convenio para la cesión del edificio –recordemos, uno de los aspectos supuestamente mejor valorados– no se firmó hasta este mes de junio. Qué cosas.
Anoto en la libreta una frase que repite el rector: «Hay que traducir las ideas en oportunidades». Y coincido con Pedro Mercado en que la Junta ha estado ágil y hábil para tomar la iniciativa y –de paso– posicionarse políticamente.
El nuevo centro de inteligencia artificial –que no estará a pleno funcionamiento hasta el próximo otoño– concede a Granada una nueva oportunidad para reafirmarse como epicentro nacional de la IA. Pero para que eso suceda hay que mantener la tensión y llenar ese edificio de contenido. Si las administraciones llegan con proyectos, el Estado tendrá obligatoriamente que invertir desde las líneas de financiación que mantiene abiertas.
Un buen movimiento sería –me sugieren los que entienden de estos «cacharros», como los llama Vito Epíscopo– apostar por un supercomputador para investigar con IA generativa aplicada a las empresas. No hace falta un Mare Nostrum 5 como el que se anunció el pasado diciembre para Barcelona y que está entre los veinte más potentes del mundo. En paralelo, la Junta presentó el superordenador Hércules, instalado en Sevilla y con la potencia de cálculo de 4.000 portátiles de alta gama a la vez. El coste es de 2,9 millones de euros.
La estrategia pasa por convertir el centro de inteligencia artificial en una referencia nacional; hasta conseguir que el Gobierno central también se implique con el presupuesto. Igual que, en sentido inverso, ha sucedido con el acelerador de partículas, donde la Junta financia el 50%.
CANDIDATURA 'INTELIGENTE' POR LA CAPITALIDAD CULTURAL
Laura García Lorca me llama para acudir a un encuentro informal con el secretario de Estado de Cultura, Jordi Martí. Asisten una treintena de destacados representantes del sector en Granada y también estoy yo –la parte prosaica–. No comentaré lo que otros hablaron; el 'off the record' es algo que en periodismo no se puede desvelar –de momento–. Solo diré que cada vez que escucho los argumentos de Antonio Moral –enhorabuena por este último Festival que hoy concluye– me resulta más inexplicable el empeño que tienen algunos por complicar las cosas que tienen soluciones simples.
Pregunto al secretario de Estado por la capitalidad cultural y las opciones de Granada. Y voy a esbozar algunos trazos de la respuesta porque conviene que vayamos asimilando de qué va esta historia; ya que a la vuelta del verano empiezan unos meses decisivos para el primer filtro.
«Europa no te concede la candidatura por lo que has sido, sino por lo que serás». Jordi Martí pone como referencia el año 2010, cuando Alemania en lugar de apostar por una ciudad decidió presentar un 'río' como capital cultural. Recayó en la cuenca del Ruhr, que abarca 53 ciudades.
La UGR trabaja ya en el informe de la propuesta granadina. Y me gustó la buena relación entre el concejal de Cultural, Juan Ramón Ferreira (PP), y el secretario de Estado (Sumar). Dejo anotada también la frase de Ferreira. «No se entendería que, por ser una potencia cultural, Granada se quede fuera. No tiene que penalizar que ya tenga mucho».
Algo así pasó con la agencia estatal de inteligencia artificial en su día.
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