Una relación 'poéticamente' correcta
El ministro de Cultura invita a Marifrán Carazo a la constitución de la comisión para el centenario de la Generación del 27. Urtasun tendrá una agenda intensa la próxima semana en Granada. De esta sintonía entre aparentes rivales políticos se benefician los ciudadanos
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, citó el miércoles en la Residencia de Estudiantes, en Madrid, a las instituciones que formarán parte desde su inicio ... de la comisión nacional para la conmemoración del centenario de la Generación del 27. Solo estaban convocados cuatro ayuntamientos de toda España: los de Madrid y Sevilla, el de Fuente Vaqueros y el de Granada. Acudieron representantes del área de Cultura de los dos primeros, y los regidores granadinos: Juan Manuel Molino y Marifrán Carazo. Se incorporarán más adelante otras instituciones; entre ellas, la Junta. El ministro remitió horas antes una carta a la consejera Patricia del Pozo para informarle de la constitución de la comisión, aunque no una invitación formal –todavía– a participar en la misma. Pero Andalucía –Lorca, Alberti, Cernuda, Falla…– tiene que estar.
La presencia de Marifrán Carazo es muy relevante en el contexto de la candidatura a la Capitalidad Cultural en 2031. ¿Alguien acaso piensa que cualquier decisión puede ser totalmente independiente sin ninguna interferencia política? También es significativa la buena relación de la alcaldesa de Granada con el ministro Urtasun, pese a venir de posiciones políticas antagónicas. ¿Quién gana? Salen beneficiados los ciudadanos. Igual que en la sintonía entre Marifrán y el ministro Óscar Puente, que ha permitido –por voluntad de ambos– desbloquear la mayor operación urbanística que tenía pendiente esta ciudad. Una cosa es la confrontación política –o debería serlo–, donde Puente define a Juanma Moreno como «suavón por fuera y falangista por dentro» –estallido verbal que no ayuda al entendimiento–. Y otra, la gestión de los proyectos que tienen que pasar por encima de los gobiernos y las cuitas de sus políticos.
No hay que obviar el puente que ha tendido Luis García Montero, comisario de Granada 2031, entre la alcaldesa de Granada y el ministro de Cultura. Ese acercamiento, por ejemplo, ha permitido poner en orden administrativamente el Centro Lorca, reforzar la programación estable y afianzar el presupuesto. Ahora, en el marco del centenario del 27, se pretende hacer algo parecido con el archivo Manuel de Falla.
El ministro Urtasun lo visitará la próxima semana, cuando tendrá una intensa agenda en Granada. Acudirá, el jueves, a la inauguración oficial del Festival Internacional de Música y Danza y, el viernes, estará en la entrega del premio de poesía García Lorca en la Huerta de San Vicente a la mexicana Coral Bracho. Es una manera de proyectar también ambas citas en un momento en el que a Granada le interesa acaparar el foco en el ámbito cultural.
UN 'SANTOS' CON DOS MODIFICADOS DE OBRA
El lunes por la tarde acudo a la última cita con la Sociedad Fabiana; un remanso de reflexión y sosiego dentro del debate político tan efervescente y febril que nos asfixia. Me encuentro con antiguos cargos públicos de mi etapa de reportero; cuando nos tirábamos a dar, sin cloacas ni pseudomedios. Se distinguía a simple vista un periodista de un activista. Y después te tomabas una copa con el político desarmado por la evidencia. «¿Es que no hay otra manera de hacer política?», se pregunta Antonio María Claret García. Y anoto la frase que cita de Fernando de los Ríos: «En España, la única revolución pendiente es la del respeto». Entre el público toma la palabra Javier Torres Vela, al único que vi un día decir que se apartaba de la primera línea –teniendo todavía muchos años de cargo público garantizados– y nunca volvió. «No hay manera de gestionar un Estado complejo sin acuerdos», advierte.
Pero la política actual nos saca del pensamiento y nos devuelve horas después a su plano más mundano. El jueves recibo los mensajes de socialistas consternados por el informe de la UCO. Tantas agrupaciones locales que hacen política –ellas sí– costándole el dinero, y que sufren también el descrédito provocado por las supuestas mordidas. Pedro Sánchez ha anunciado una auditoría externa. Recuerdo que el PSOE de Granada, con Paco Álvarez de la Chica, fue el primero de España que auditó sus cuentas y lo hizo público. Fue en 2006, por Price Waterhouse.
Para rodearse de hombres de confianza conviene ser desconfiado. Porque, al final, un 'santos' con dos modificados de obra puede tener, incluso, más peligro que con dos pistolas.
TRES ARCOS
El martes, con más de treinta grados a la intemperie, salgo camino de Madrid en el tren de las tres y seis de la tarde; una hora y una temperatura para dormir la siesta si no fuera porque el traqueteo del AVE granadino no es precisamente la mecida amable de un balancín. Un pasajero busca al interventor porque no hay aire acondicionado en el vagón número diez. Por su suerte, mi asiento se encuentra en el once. Hay veces que Renfe se pone de nuestra parte. Para contrarrestarlo, al lado, un chaval con edad para percatarse de que puede molestar revisa Tik Tok con el sonido en alto. Habrá pensado que me interesa. No ha captado que si lo miraba era para afear que lleve un pie posado sobre el reposabrazos del viajero de delante. Viajar en tren es maravilloso.
Anuncian una maniobra de acoplamiento que dura doce minutos. Justo con los que llegamos Atocha de retraso. Ahora entiendo qué es técnicamente un 'acoplamiento'.
En la estación de Andaluces, mientras esperaba, un señor me ha identificado. Estoy por negarme a mí mismo –por si acaso– pero me dejo arrastrar por estos escasos momentos de notoriedad. Se llama José Luis, y confié en exceso en mi memoria para retener el apellido. «Me importa mi ciudad», me dice. Y me cuenta que la plaza junto al viejo Los Cármenes le resulta un tanto insulsa en su parte central. Que él conserva una imagen histórica con los tres arcos característicos del antiguo estadio diseñado por Matías Fernández Fígares hace casi un siglo. Y que quizás sería una buena idea reproducirlos allí mismo a modo de homenaje. «Te cedo la idea». Y aquí la expongo. Es suya, de José Luis.
[Nota: el miércoles regreso de Madrid, con escala en Sevilla. En Córdoba me cambio a un Alvia que llega casi con media hora de 'acoplado' retraso. Esta vez, me toca el vagón número siete. Justo en el que no hay aire acondicionado. Más que un tren de alta velocidad es a fuego lento].
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