Nueve mil 'abajofirmantes'
La campaña de IDEAL moviliza a la sociedad granadina; esa a la que, a menudo, se tilda de indolente, pero que ha exigido y se ha expuesto públicamente –unos más que otros– para corregir los agravios que sufre esta tierra
Pasar desapercibido es una opción de vida. Como evitar trasnochar, no llevar la contraria, comer sano y no beber alcohol. Otra alternativa –no demasiado recomendable– ... es hacerte periodista. Leí la frase en los diarios de Rafael Chirbes y la anoté en la libreta para cuando llegara la ocasión: «Los cobardes mueren cada quince días, los valientes el día que les toca». Lo que más me preocupó al ejercer el periodismo fue escribir algo que dejara indiferente. Para caer bien a todo el mundo ya están los que publican libros de autoayuda. Lo nuestro son los golpes a las tripas, las realidades incómodas. Persistir en la crítica –cuando corresponda– hasta agotar al aludido. Un riesgo excesivo, en una sociedad que esquiva la reflexión porque cansa demasiado; donde se tiende a leer únicamente lo que te reafirma en tus opiniones.
Por eso, el periodismo no morirá cada dos semanas, sino el día que le corresponda. Y para eso queda una eternidad.
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Súmate y firma la petición por un AVE más competitivo
Se lo he explicado esta semana a quienes me escribieron a propósito de la iniciativa de IDEAL por el AVE directo y sin paradas: permanecer quietos es de buenos toreros y de periodistas malos. Aunque en esta Granada –que tampoco es muy distinta ni más envidiosa que cualquier otra ciudad– a veces se critica más a los que se exponen que a quienes se esconden.
Me envía un mensaje Ernesto Páramo –fue antes de recibir su cese por burofax– para animar a IDEAL en este empeño que nos mueve por cambiar las cosas; a mejor, porque también hay quienes se desenvuelven con maestría para empeorarlo todo. Y anoto la cita que me apunta, que pertenece a Stephen Hawking: «He notado que, incluso la gente que afirma que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, mira antes de cruzar la calle». A un lado vienen los enemigos; al lado contrario te acechan los tuyos.
Granada ha demostrado esta semana que está dispuesta a exponerse. Nueve mil 'abajofirmantes' de un manifiesto para reclamar que se ponga fin a un despropósito ferroviario que dura ya un lustro, desde que se recortaron las frecuencias del AVE con la pandemia y se añadió una inexplicable segunda parada en Antequera. Solo para los trenes que parten de la estación de Andaluces; porque desde Madrid a Granada no se obliga irremediablemente al pasajero a detenerse por dos veces en el mismo municipio.
Hasta aquí nos trajo el conformismo y la inacción. De aquí nos sacará la voz y la palabra.
De eso se trataba. Quien piense que únicamente consistía en reclamar un AVE en igualdad de condiciones se habrá quedado a medias. El objetivo era demostrar que la sociedad civil está viva. Que agitada y encauzada con los argumentos oportunos puede corregir los agravios y las voluntades políticas.
Aquellos que hagan oídos sordos, tropezarán con su ceguera.
CORTOPLACISMO
No pienso esquivar los renglones incómodos. Quien busque la equidistancia que pase a leer el horóscopo. No hay trasfondo político; esta iniciativa solo milita en el sentido común. Somos los mismos que hace tan solo unos días aplaudimos al Gobierno central por adjudicar otro tramo de la variante de Loja; que celebramos –al fin– el avance de las obras del espigón de Playa Granada; los que criticamos el cese por burofax de los asesores del Parque de las Ciencias; los que volveremos a denunciar en un par de meses la pérdida del vuelo de París; los que todas las semanas miramos si es verdad que en menos de 72 horas te dan cita para el médico de cabecera. Somos incómodos. Somos periodistas.
QUEJARNOS PARA CAMBIAR LAS COSAS, NUNCA DE VICIO
Lo decía en la presentación de la campaña. Desde IDEAL hemos servido la plataforma para que sean los ciudadanos quienes se expresen. Es el momento de demostrar, en esta Granada a la que persigue la leyenda de indolente, si nos quejamos para cambiar las cosas o lo hacemos de vicio.
Detrás de las firmas anónimas ha venido –y es importante– el apoyo institucional. La consejera de Fomento, la alcaldesa de Granada, el presidente de Diputación, el rector, el presidente de la Cámara de Comercio...
Pero quienes sí deben explicar por qué no han contribuido con su firma para mejorar las conexiones de Granada son los cargos públicos que se hayan quedado fuera. Cobran para ejercer un liderazgo que han tenido que suplantar otros.
Paco Cuenca fue el primer cargo socialista en activo que respaldó públicamente la iniciativa. A los tres días, pero lo hizo. Y es justo reconocer que se vuelva a exponer ante las voluntades de su Gobierno –ya pagó lo de la Aesia– mientras otros, quizás, se mueven en el tacticismo de las primarias. Un socialista veterano me mandó la fotografía de un cocodrilo sumergido en un río con los ojos asomados para describir el estado de algunos de sus compañeros.
Haremos balance dentro de quince días.
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