Granada y las 'cuentas chinas'

Las opciones de que Air China opere con Chauchina son remotas. Y la misión granadina lo sabía de partida. Pero el viaje será provechoso si las conversaciones avanzadas, finalmente, se materializan en algo. Y también conviene, de vez en cuando, hacer ruido.

Juanma Moreno visitó China hace dos meses y hay resultados. Anoto en la libreta los acuerdos que enumera el consejero Jorge Paradela, con el que coincidí el jueves en un desayuno de IDEAL en Jaén. En la provincia vecina, y especialmente en Linares, se instalarán las compañías Desay, HRC y Coronet, líderes en el sector del automóvil. Desay, por ejemplo, ha pasado de fabricar radiocasetes para los coches –cosa que huele a siglo XX– a modernos salpicaderos táctiles. En España consideramos un hito pronunciar la palabra resiliencia sin trabarse.

Estas 'cuentas chinas' son más interesantes que disponer de un vuelo directo con Pekín. Las inversiones no vendrán en avión. Y tal vez haya que preguntarse en algún momento –por incómoda que resulte la pregunta– si Granada necesita más turistas o un turismo diferente.

Tras Juanma Moreno acudió a China Pedro Sánchez y, antes que ambos, estuvo la alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo, en el mes de julio. Fruto de aquel viaje hay pendiente de firmar –ya redactado– un memorándum de acuerdo con Chengdu, donde hay un centro de cría de pandas gigantes, considerados en China tesoro nacional. Pero esta ciudad, con doce millones de habitantes, cuenta también con 42 institutos y universidades con más de 600.000 estudiantes –diez veces los de la UGR– y tiene un centro demostrador de IA parecido al que pondrá en marcha Granada. El memorándum contiene cuatro puntos para cooperar en innovación tecnológica y digitalización, con el compromiso de promover la colaboración entre empresas especializadas. Chengdu participará además en «acciones conjuntas» para promover la candidatura a la Capitalidad Europea.

«Hay que pensar a lo grande», me dice Marifrán Carazo al teléfono. Y añado en esa misma línea otra reflexión de Jorge Paradela: «Ha cambiado la mentalidad de Andalucía. Cómo se mira a Andalucía desde fuera y cómo nos vemos a nosotros mismos».

Me cuentan cómo va la negociación sobre la posible venta del Granada CF. Y todo resulta más simple de lo que parece. Una jueza en Luxemburgo tendrá que resolver –en poco más de un mes– si acepta alguna de las ofertas que lleguen para vender el club –no daré los nombres de las sociedades inmersas en la maraña para que no se hagan un lío– y saldar así una serie de deudas cruzadas y pleitos pendientes. El fútbol no es un deporte; es un negocio. A veces, también una ruina.

El relato lo han leído en los artículos de Rafa Lamelas. Añado algunos apuntes. Hay una oferta granadina, pilotada fundamentalmente por tres paisanos –aunque solo uno viva ahora en la tierra– que saben de empresas, de negociaciones y tienen contactos. En realidad, no pretenden más que comprar una deuda por una moneda lanzada al aire. Un potencial agujero de sesenta millones que –si no se resuelve– puede terminar por tragarse el club. La solución puede venir de dentro o de fuera; pero se necesita que venga.

Las conversaciones existen y el administrador judicial –dicen– no tiene pinta de pretender pegar una mordida –legal–. Otra cosa son lo fiables que resulten las apariencias. Solo los granadinos en torno a Ignacio Salcedo tienen –por ahora– el pacto a tres bandas necesario para resolver el conflicto. Otros de los que andan llamando la atención no son más que un 'Pequeño Nicolás', tal y como me los describe uno de los intermediarios.

Luego vendrá el momento de que la sociedad granadina –tan forofa y tan ferviente– se retrate. Porque las acciones que podrían salir a participación rondarían los treinta millones de euros. «Granada no es pequeña, tiene gente con mentalidad pequeña» anoto la frase. Y regreso al punto anterior de la libreta de este domingo final de octubre, cuando anochece temprano. A menudo, nos falta creernos que podemos hacer cosas grandes.