Granada, capital de Europa
El 9 de mayo se celebra el día de la Unión Europea. Una oportunidad para abanderar una efeméride que pasa desapercibida, hacerlo con impacto internacional y ganar puntos de cara a la candidatura de 2031
Hace ahora un mes, más de 50.000 personas salieron de forma espontánea a la calle en Roma en defensa de los valores de la ... Unión Europea. Cuando se dice que fue algo espontáneo significa que no había detrás ninguna motivación política; a veces, los ciudadanos también actúan por cuenta propia. Algunos llevaban bajo el brazo el Manifiesto de Ventotene, el documento fundacional de la UE que escribieron tres disidentes antifascistas encerrados por Mussolini en la isla de ese nombre. Un mes después, los valores de la UE se han vuelto aún más necesarios ante las amenazas y giros del presidente Trump. Es el momento de Europa si no quiere convertirse en un convidado irrelevante en una mesa en la que solo comen EE UU y China.
En este escenario convulso y cambiante, Granada puede y debe tener un papel protagonista. Por su historia y por su presente. En un año ha acogido dos cumbres internacionales; la última, con los países del Mediterráneo. El espacio que no reivindicas, lo ocupa otro.
El próximo 9 de mayo –como cada año, aunque pase desapercibido– se celebrará el Día de Europa. Se cumplirán 75 años desde que el entonces ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Robert Schuman, enarbolara el documento que marcó el inicio de la cooperación política entre los países europeos.
Hablo de esto en mi tertulia del Oleum, con potaje de Cuaresma por delante y otros condumios que ha traído hasta la puerta el 'pescaero' –más apropiado en este caso que pescadero–. Paco Álvarez ha reparado en la fecha junto a Antonio María Claret. Hay quienes aprovechan el tiempo libre para pensar, aunque sean los menos. Y comparto que es una oportunidad para organizar un acto con proyección internacional en Granada.
Para que la iniciativa no tenga ningún cariz político debe liderarla alguna instancia que concite consenso. Qué mejor que vincularlo a la candidatura a la Capitalidad Cultural Europea. Sus tres comisarios tienen el prestigio necesario para abanderar esta convocatoria. Y para que la trascendencia sea internacional, hay que implicar a la Alhambra; iluminarla de azul con la bandera europea.
Esa imagen de Granada tendría impacto internacional. Y la ciudad ganaría un protagonismo clave que la situaría en posición de ventaja para ser en 2031 capital cultural de Europa.
Antes de que lo haga otro.
LA POLÉMICA DEL BONO
El lunes organizamos el foro sobre el futuro del metro. El encuentro concitó el interés de todas las instituciones y acudieron representantes de distintos signos políticos. En mi intervención subrayé precisamente esto: el valor del entendimiento frente a la confrontación y la obligación que tienen nuestros dirigentes de gestionar los proyectos que trascenderán la lógica alternancia política. Pero la cordialidad apenas duró unas horas. Siete, concretamente.
La consejera Rocío Díaz aprovechó el encuentro para anunciar que la Junta mantendrá sus ayudas para rebajar el billete del transporte público. «Me van a permitir que les traslade que a partir del 1 de julio los transportes metropolitanos serán gratuitos para los andaluces de hasta 14 años con el uso de la tarjeta joven y vamos a seguir aplicando las bonificaciones adicionales, el 20% corre a cargo del ministerio y el 20% a cargo de la Junta de Andalucía».
Ese fue –literalmente– el anuncio. Ni le otorgó todo el mérito al Gobierno central ni se lo quitó del todo.
No llamó la atención por polémico de ninguno de los presentes, entre los que estaba el subdelegado del Gobierno y varios cargos del PSOE. Sin embargo, a las 18.30 el ministerio reaccionó con la advertencia de retirar las ayudas a la Junta por no detallar que la bonificación –una parte– la paga el Gobierno.
[Un matiz: el dinero lo ponen los contribuyentes, ni los partidos políticos ni los gobiernos].
La amenaza se tramitó con una celeridad inusitada. El martes, un director general del ministerio remitió una carta a la consejera en la que negaba «lamentablemente» la concesión de las ayudas. Aduce un artículo del real decreto 1/2025 que obliga a explicar que los descuentos los paga el Ministerio de Transportes.
Aquí el texto: «Las comunidades autónomas o entidades locales que sean beneficiarias de estas ayudas deberán hacer llegar al usuario de los servicios de transporte información de que los descuentos implantados tienen financiación del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, bien a través de la información ofrecida on line, en los puntos de venta de los títulos de transporte o por los medios que se consideren más adecuados y proporcionados en función de la naturaleza de los servicios, los canales de venta y las características del beneficiario de las ayudas». Hay ocho mil andaluces que usan la tarjeta joven –usuarios potenciales 1,2 millones– y que, de cumplirse la advertencia, no se beneficiarán del transporte gratis. Un billete del metro, por ejemplo, de costar 52 céntimos puede pasar a 70 si también se pierden las bonificaciones. Son ellos los que realmente pagarán un rifirrafe político evitable. No se puede ni gestionar ni decidir a base de impulsos.
Y aún no estamos en campaña electoral. Se supone.
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