Dos informes en 48 horas que tumbaron el grado de IA
La agencia ACCUA, adscrita a la Junta, rechazó el título el 25 de junio y el Consejo de Universidades, dependiente del Gobierno, hizo suyo los argumentos y resolvió el 27. Granada merece una compensación
Las palabras lo aguantan todo; incluso la mentira. Solo el paso del tiempo las deja en evidencia. En enero de 2022, Pedro Sánchez acudió a ... un mitin al Palacio de Congresos para apoyar la candidatura de Juan Espadas a la presidencia de la Junta. Solo han pasado tres años y medio. Allí se refirió a Granada como «el epicentro de la inteligencia artificial». Palabras: solemnes y vacías como maniquíes; descaradas e impostoras. Un año después, el Consejo de Ministros otorgaba la sede de la Aesia a La Coruña apoyado, teóricamente, en un informe técnico; aunque sin baremo ni puntuaciones. La obra en el edificio con el que concursó aún ni ha comenzado.
Para la Junta, Granada es la capital de la inteligencia artificial. Palabras que abanican los oídos. Pero esta semana, también por una valoración técnica e independiente, la Universidad de Granada se ha quedado sin el grado de IA.
Siempre los técnicos; siempre palabras.
Que nadie se engañe. Al final, todo es política.
Coincido con el rector el mismo lunes que ofreció la rueda de prensa para anunciar el recurso. Nadie entiende la decisión. Los dirigentes granadinos de la Junta apoyan a Pedro Mercado. Veo a Antonio Granados conversando con todos, interesado en buscar una vía de salida. En su intervención, el primer teniente alcalde, Jorge Saavedra, no esquiva el traspiés: «Estamos en un pequeño bache pero nos recuperaremos». El consejero de Universidad, José Carlos Gómez Villamandos, no esconde tampoco su «frustración». «A nosotros también nos sorprende», dice. Imagine al resto.
Llama la atención que haya llegado tan lejos una decisión que todos creen equivocada sin que nadie hiciera nada. Distintos técnicos independientes; la misma perjudicada.
ACCUA, ESA AGENCIA
Consigo papeles, que a veces se expresan mejor que las palabras. Los papeles son el único resquicio en una sociedad que desprecia las evidencias.
Esta es la cronología. La UGR solicitó el título el 30 de septiembre de 2024. El pasado 25 de junio se firma el informe final de evaluación de la Agencia de la Calidad Científica y Universitaria de Andalucía, un organismo conocido –por quien lo conociera– como ACCUA y que está adscrito a la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación. Adscrito, pero independiente.
En el organigrama de ACCUA, actualizado por última vez el 24 de marzo, aparecen cinco puestos, de los que tres figuran como «vacantes»; entre ellos, la dirección y el área de Evaluación y Acreditación. Poca cosa. Al fin y al cabo, para qué sirve un director. Para escribir libretas.
Esta es una de las preguntas que se hacen en Granada: ¿cómo en un momento tan crítico, cuando había que tomar tantas decisiones, se ha tenido descabezada esta agencia?
El informe desfavorable del 25 de junio aparece firmado por la coordinadora del área de Evaluación y Acreditación, a falta de designación del titular. Ese documento se envía al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Y es el presidente de la Comisión de Verificación y Acreditación de Planes de Estudios el que, 48 horas después, firma una resolución en la que desestima la solicitud del grado de IA. Visto el informe desfavorable remitido por la ACCUA, «cuya motivación esta comisión hace suya», remacha el escrito.
Ese mismo viernes 27 la información llegó a Sevilla y a Granada. La crisis estaba servida.
LA MANO QUE MUEVE LOS HILOS
Pregunto por lo sucedido a un catedrático que conoce perfectamente las tripas y la burocracia de la administración y la Universidad; acostumbrado a validar proyectos pero que no pertenece a esta rama, por buscar una perspectiva más distanciada. Anoto su frase en la libreta: «No veo que haya una mano negra. La mano política no mueve los hilos pero deja que se muevan».
La agencia ACCUA está formada por funcionarios –pongamos que independientes–, pero es evidente que la decisión se podría haber gestionado mejor. No se tenía que haber permitido ofertar el grado sin estar aprobado. «A cualquier proyecto se le aplica la lupa de la burocracia y empiezas a sacarle fallos absurdos. Pero arrancas y das un plazo para subsanar. ¿Al resto de grados de otras universidades se les ha aplicado igual este filtro?», se pregunta mi interlocutor, que tampoco quiere pasar por alto que, a veces, las solicitudes son manifiestamente mejorables: «Como somos muy buenos en algunas cosas, nos relajamos».
NOS DEBEN OTRA
Los argumentos del informe de ACCUA son inconsistentes. Cuestionar la capacidad de movilidad de una Universidad líder en el programa Erasmus o la falta de fondos para el nuevo grado cuando Melilla tenía presupuestados diez millones de euros. «Estoy convencido de que, al final, va a ser positivo», me dice el rector en este lunes de lamerse las heridas. Compartimos tertulia con Juan Ignacio Zafra, que asiente.
La agencia ACCUA es independiente, aunque con más vacantes que técnicos. El informe está refrendado también por el ministerio. Pero, políticamente, se percibe como una decisión de la Junta. Y esto es una sensación extendida que no se puede volcar ni con titulares ni con papeles. El Gobierno andaluz tiene que ser consciente de que necesita un golpe de efecto rápido para no dilapidar su apuesta por la inteligencia artificial en Granada. También los dirigentes populares en la provincia, que tienen la oportunidad de liderar la presión para lograr una compensación por la «frustración» –palabra del consejero– tras la pérdida del grado. Un proyecto que satisfaga a la propia Universidad. Está identificado, no es costoso y, además, encaja perfectamente con la estrategia digital de la Junta. En definitiva, un supercomputador para el centro del PTS que empezará a funcionar en otoño y que prestaría servicio a toda Andalucía.
Así, Granada sería capital de la inteligencia artificial. El resto, son palabras.
GUSTAVO PETRO EN GRANADA
El presidente colombiano, Gustavo Petro, protagonizó uno de los momentos de la cumbre de la ONU en Sevilla esta semana, cuando amagó con saludar con un beso a la reina Letizia –lo mismo, dos– y fue apartado sutilmente. Desde Sevilla, la comitiva de Petro se desplazó a Granada, aunque pasó desapercibida. Fue el martes y se instalaron en un hotel en el perímetro del Centro. Por la tarde, el presidente colombiano visitó la Alhambra, donde pasó más de tres horas y quedó entusiasmado.
Imaginaba que pudiera ser el escenario de un encuentro de paz entre la guerrilla colombiana. Se esperaba su presencia en los Festivales de Música y Danza, aunque la suspendió a última hora.
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