Curiosidades granadinas: ¿qué puente de Granada fue una torre?
Historias de @LaHemeroteca ·
Hace 60 años comenzó la reconstrucción de la torre del monasterio de San Jerónimo destruida durante la invasión napoleónicaAmanda Martínez
Domingo, 28 de abril 2019
La torre desaparecida tenía fama de ser muy bella. Era obra de Siloé, genial artista que llegó a Granada en 1528 para hacerse cargo de ... la dirección de las obras de San Jerónimo tras la muerte de Jacobo Florentino, su anterior director.
También era célebre el melódico sonido de sus campanas, «de las mejores músicas de esta ciudad, que muchas Catedrales no lo tienen tal», apunta Gallego Burín en su 'Guía de Granada'.
Sin embargo, la imagen que mostró durante siglos fue la de un torreón mutilado, un muñón cubierto por un antiestético cobertizo con dos campanas montadas provisionalmente cuando se volvió a utilizar su iglesia.
El monasterio de San Jerónimo es uno de los más grandes santuarios granadinos. Fundado por los Reyes Católicos en 1492 en Santa Fe, pronto se trasladó a la capital. Primero a la zona conocida como huerta del Nublo, que había sido propiedad de los reyes árabes. Más tarde a la Almoraba, donde hoy está el hospital de San Juan de Dios y, definitivamente, al sitio conocido como Dar Aben Murdi donde comenzó a construirse con los ladrillos y piedras del osario que lindaba con la Puerta de Elvira.
El puente de los franceses
San Jerónimo es uno de los monumentos de la ciudad qué más ha sufrido a lo largo de la historia. Sus penas comenzaron con la invasión napoleónica.
En 1810 el ejército francés al mando del conde Horacio de Sebastiani entró en la ciudad. Los monjes abandonaron el monasterio y no tardó en ser saqueado. Los invasores lo convirtieron en cuartel «por tener una inmejorable situación y ser una obra sólida y espaciosa», explica Juan Manuel Barrios Rozúa en su libro 'Guía de la Granada desaparecida'. La expoliada iglesia se utilizó como granero y almacén, «las rejas serán fundidas para hacer balas, la sacristía será derruida para aprovechar su madera y los restos del Gran Capitán serán profanados en venganza por las derrotas que infligió a los franceses a principios del siglo XVI».
Los franceses también destruyeron los dos cuerpos superiores de la torre de la iglesia y utilizaron sus sillares para la reconstrucción del puente Verde, al que llamaron puente de Sebastiani y que los granadinos conocían como el puente de los franceses.
No encontrará el caminante restos de color verde en esta construcción que comunica la zona de los jardines del paseo de la Bomba con la Avenida de Cervantes. Su nombre proviene del antiguo que era de madera pintada de este color, «seguramente una concesión de los conquistadores castellanos al recuerdo del reino nazarí: la bandera de los emires de la Alhambra era verde, con la media luna de color blanco», apunta Villar Yebra en uno de sus 'Bocetos de Granada' publicado en IDEAL el 6 de mayo de 1984.
El puente reconstruido por los franceses fue obra del ingeniero Rafael Bausá, es de sillería, tiene un solo arco rebajado y sus extremos se apoyan en robustos estribos.
Trozos de historia
La exclaustración de 1835 expulsó a los monjes y supuso el declive definitivo del monasterio. La iglesia, obra maestra del renacimiento andaluz, estaba prácticamente en ruinas cuando fue declarada monumento nacional en 1874. En 1927, un incendio destruyó sus ricos artesonados.
Tuvo que pasar el tiempo hasta que se cruzó en su camino sor Cristina de la Cruz y Arteaga, priora de Santa Paula, escritora e historiadora y heredera del Carmen de los Mártires que, en 1957, vendió al Ayuntamiento a un precio bajísimo a cambio del monasterio. Las Jerónimas recuperaban su casa y la ciudad una de sus joyas monumentales.
Desde entonces, el empeño de esta mujer fue rescatar San Jerónimo del paso del tiempo. Y lo hizo cuidando cada detalle, cada adquisición: «Estos monumentos no se acaban nunca de restaurar. A veces no han quedado restos antiguos que puedan orientar y uno se pasa ratos y ratos pensando, y esto, ¿cómo sería?», le contó sor Cristina al redactor de IDEAL Ruiz Molinero en una entrevista que le concedió en 1968.
En su cuidadosa restauración se emplearon elementos que procedían de otros edificios: se utilizó la portada del claustrillo del prior de Cartuja, unas columnas del antiguo palacio de Medina Sidonia de Sevilla, «la portada del Correo Viejo, ventanas de la Calahorra, restos de una casa de la carrera del Darro o un artesonado del carmen de los Mártires», añade Barrios Rozúa.
La portada la adorna una escultura de la Virgen que había estado en la iglesia de San Juan de los Reyes y que procesía, a su vez, del desaparecido convento de Belén, apunta Villar Yebra en una de sus 'Estampas de Granada', publicada en IDEAL el 28 de marzo de 1965.
Sor Cristina le habló al redactor de IDEAL de la adquisición de la balaustrada de mármol para el altar mayor que reemplazó a una vieja de madera, impropia de la grandiosidad del monumento. Iba caminando al dentista en Sevilla cuando decidió entrar al Palacio de Bustos Tavera del que tenía noticias que iba a derribarse. Compró el patio y la baranda que sirvió para las escalinatas del altar mayor del monasterio granadino. «Me salió más caro que el taxi, le dijo a Ruiz Molinero, pero mereció la pena».
La reconstrucción de la torre campanario de la iglesia del antiguo monasterio de San Jerónimo supuso una de las acciones más meritorias para el acervo monumental de Granada.
Para reconstruirla, el arquitecto Francisco Prieto Moreno se documentó en un dibujo que el arqueólogo y pintor Manuel Gómez Moreno González publicó en su 'Guía Monumental de Granada', editada en el siglo XIX. Fue entonces cuando se demostró que su uso como cantera para hacer el puente no se debió a un acto vandálico, sino que era muy probable que la torre estuviera en ruinas. Sobre la cornisa, a la altura que quedó mutilada, se elevó otro cuerpo, cuadrado como su planta, y ocho arcos para sus ocho campanas, el conjunto estaba rematado por un airoso chapitel.
En los años 70, esta torre aún presidía buena parte del paisaje granadino y se divisaba desde la estación del ferrocarril o desde la parte alta del Camino de Ronda.
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