«Los psiquiatras son los que más han estudiado el nacionalismo»
Ana Jara Doctora en Derecho por la UGR y experta de la ONU en los Balcanes ·
«La Universidad es un sitio difícil y mira que yo vengo de los Balcanes, de entornos hostiles. Los alumnos, sin embargo, lo salvan todo»Carlos Morán
Domingo, 29 de diciembre 2019, 01:20
Los montes de la desguazada Yugoslavia son de un verde intenso solo interrumpido por las salpicaduras rojas de los frutos de los bosques. Ese hermoso ... paisaje es, sin embargo, la tapa de un inmenso ataúd que todavía oculta cadáveres de las guerras de los Balcanes, una cadena de conflictos bélicos que convirtieron aquella parte de Europa en un tanatorio entre 1991 y 2001.
Ana Jara (Granada, 1974) ha trabajado como experta en derechos humanos de la ONU en Kosovo y Bosnia durante seis años. Doctora en Derecho por la Universidad de Granada (UGR), donde ha impartido clases hasta hace bien poco, ha conocido de primera mano la pulpa de muerte y rencor que produjo la trituradora de los enfrentamientos armados y la furia étnica. No es fácil dejar atrás un viaje al corazón de las tinieblas, pero la buena noticia, dice Ana Jara, es que las gentes amables que habitan la zona lo están intentado.
¿Tienen algo que ver aquellas hogueras alimentadas por el combustible de los nacionalismos con las que arden en Cataluña? Ana Jara aborda la cuestión en un capítulo de su último libro, 'Kosovo en el laberinto' (Comares, 2019) y también en esta entrevista. Tampoco tiene problemas para hablar de la 'dulce carga' que supone ser hija de Antonio Jara, el exalcalde de Granada.
–¿Qué se le perdió en Kosovo y en Bosnia?
–La verdad es que no tenía vocación de nada. No sabía qué quería hacer. Casualmente conocí a una persona que trabajaba en la ONU y me pareció una cosa tan chula que también quise trabajar para la ONU. Pedí todas las plazas que estaban abiertas y me dieron la de Kosovo. Eso fue en el año 2008.
–¿Es complicado viajar allí o hay vuelos directos?
–Es muy complicado. En avión hay que hacer varios transbordos. Hay que bajarse en los sitios con inmigración kosovar, como Suiza o Austria. Estos países sí están conectados con Kosovo. Pero desde España no puedes volar ni a Kosovo ni a Bosnia. Para ir a Bosnia, lo normal es ir por Estambul porque hay más influencia musulmana.
–¿Todavía hay muchos kosovares en el exilio?
–El exilio kosovar es inmenso. La mitad de los kosovares están en Suiza, en Alemania y en Austria.
–¿Qué fue lo que más le llamó la atención cuando llegó a aquella zona por primera vez?
–Me llamó la atención que la gente era muy amable. Todos estaban deseando contarte una historia. Y eran historias que me parecieron fascinantes en aquel momento, porque no las comprendía. Hacías una pregunta tan habitual aquí como: ¿De dónde eres? Y la persona te respondía de una forma muy cautelosa: «Yo he nacido aquí, pero mi madre es albanesa de Montenegro y mi padre es montenegrino». Con esa respuesta te estaba diciendo que se sentía albanés, pero que era serbio. Yahí es cuando te das cuenta de la importancia que tiene allí ese sello identitario. En su pasaporte puede poner que es kosovar, pero se siente serbio (serbios y kosovares se enfrentaron en una de las guerras de los Balcanes).
–¿Yen qué se notaba la convulsa y violenta historia reciente de estos territorios?
–En Kosovo se nota menos y en Bosnia se nota más. En Bosnia solo hay odio. Y en las escuelas se riega abundantemente. Kosovo, en cambio, está intentando construir, intenta mirar hacia el futuro. Tienen dificultades, pero construyen. Bosnia solo mira hacia atrás. Solo ve sangre, barbarie y asesinatos. Todo está fresco. Todavía salen cadáveres cuando llueve... En Bosnia me tocó trabajar en el sitio donde las tropas serbobosnias de Karadzic (genocida condenado por el asesinato masivo de musulmanes bosnios) metían a las niñas y las adolescentes para violarlas,
–Pero en Bosnia siguen viviendo serbios...
–Claro, pero los serbios viven en el territorio que ganaron a golpe de machete y violaciones. En realidad, viven separados. La sociedad bosnia es mucho menos sana que la kosovar.
–¿Existe peligro de una nueva guerra en Bosnia?
–Ahora mismo no tienen dinero para que ocurra nada. Ni los serbios ni los bosnios se pueden rearmar. Ypueden permitirse años sin formar gobierno. Cualquier programa electoral no tiene que proponer nada que no sea nacionalismo y su punto de odio. No necesitan proponer mejoras en la educación o el tejido industrial. Basta con que se diferencien el uno del otro. Por eso son los psiquiatras los que más han estudiado el nacionalismo.
–España sigue sin reconocer la independencia de Kosovo, ¿es por el miedo al conflicto catalán?
–Kosovo, lo reconozca España o no, es un estado que funciona como tal y se relaciona con más de cien países. Para ser un estado no necesita el permiso de España, por decirlo de alguna forma. La cuestión es si España va a dar permiso a Kosovo para que sea parte de Occidente. Si no se firman tratados es muy difícil controlar a las mafias, por ejemplo. No reconocemos los pasaportes y los 'erasmus' no pueden venir... Yno sé sí la resistencia de España a llegar acuerdos tiene que ver con lo que está pasando en Cataluña. Oficialmente se niega que Kosovo sea un precedente y, efectivamente, no puede ser un precedente un sitio en el que ha habido una limpieza étnica. Hay mil diferencias... Así que si no se reconoce a Kosovo solo puede ser por miedo o por ignorancia. En España cometemos el error de mirar hacia dentro mientras hablamos al que está fuera, miramos a Cataluña para hacer política exterior. Kosovo no tiene nada que ver con Cataluña.
–¿Ve alguna solución para Cataluña?
–Aunque no tienen nada que ver, es verdad que en España veo discursos que ya he estudiado en los Balcanes y no me gustan. La forma de decirse cosas entre España y Cataluña es agresiva. No veo voluntad de diálogo por parte de ninguno.
–¿Hay muchos españoles en Kosovo y Bosnia?
–Hay un puñado, pero cada vez hay menos porque los puntos calientes en las misiones internacionales ya son otros. Lo que no vi fue andaluces. Ygranadinos ya ni te cuento.
–¿A qué lo atribuye?
–No sé si fue casualidad... Por allí pasan muchos catalanes, muchos gallegos, pero andaluces no había.
–¿Cuál es la principal industria de los kosovares y los bosnios?
–En Kosovo viven de lo que les mandan los inmigrantes que están en Suiza y Alemania.
–¿Hay turismo?
–En Bosnia hay turismo de guerra, gente morbosa que quiere ver dónde corrió la sangre.
–¿Qué no debería perderse alguien que visite esas tierras?
–Tienen las montañas más preciosas que yo he visto en mi vida. Está todo lleno de fresas y arándanos.
–¿Qué tal fue su regreso a Granada?
–La verdad es que me encontré con poco interés por lo que había hecho fuera. Aunque la rectora lo está intentando y está haciendo esfuerzos, ni siquiera la Universidad parece tener mucho interés por el conocimiento. Hay una nueva y posmoderna ola de endogamia que no valora las publicaciones, la experiencia en Naciones Unidas...
–Usted ha impartido clases en la Facultad de Derecho hasta hace poco, ¿va a volver?
–No lo sé... He perdido ya tres concursos. Espero que dejen de ocurrir atropellos. La Universidad es un sitio difícil y mira que yo vengo de los Balcanes, de entornos hostiles. Los alumnos, sin embargo, lo salvan todo.
–Su padre es Antonio Jara, el exalcalde Granada, ¿cómo lo lleva?
–Te marca ser la hija de Antonio Jara. Estoy muy orgullosa de mi padre, pero me cuesta trabajo que mis méritos y mis faltas se reconozcan como míos. De todas formas, cuando mi padre vino a verme a Kosovo y Bosnia él era el padre de Ana Jara, ja, ja, ja. Fue muy liberador.
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