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Violeta Amate en su administración de lotería de Vélez de Benaudalla. Rafael Vílchez
Vélez de Benaudalla llora la muerte del cura que repartió 100.000 euros de la Lotería de Navidad a los más pobres

Vélez de Benaudalla llora la muerte del cura que repartió 100.000 euros de la Lotería de Navidad a los más pobres

Gracias a la generosidad del sacerdote Francisco Peinado Manzano 250 personas pudieron saldar sus deudas y seguir adelante en 2010

Viernes, 2 de mayo 2025, 00:09

Los vecinos de Vélez de Benaudalla han sentido mucho la muerte de Francisco Peinado Manzano, nacido en Albondón hace 92 años. Este cura pasó en su periplo 'laboral' por varias localidades de la provincia y, cuando estaba destinado en la parroquia de Vélez de Benaudalla, repartió entre 250 personas necesitadas de este pueblo los 100.000 euros que le tocaron en la Navidad de 2010.

Algunos recibieron hasta 6.000 euros y otros, cantidades más pequeñas. Algunas personas, que han preferido quedar en el anonimato porque así se lo prometieron a don Francisco, han manifestado que nunca olvidarán lo que hizo por ellos el sacerdote. «Este cura demostró ser una buenísima persona dando lo que tenía a los menos pudientes», resumen.

Una de las beneficiadas explica que debía más de 3.000 euros «y este cura –recuerda– me dio 6.000 euros para pagar la deuda y para que mi familia no pasase falta durante un tiempo. Gracias a él salimos adelante y pudimos progresar. Don Francisco era muy bueno. Antes y después del premio solía ayudar también a muchas personas. Dios lo tenga ya en su gloria», resume emocionada.

«Lo vi llorar de pena»

La propietaria de la Administración de Lotería de Vélez de Benaudalla –fundada en 1986–, Violeta Amate Martínez, revela a IDEAL que don Francisco Peinado iba todos los días a su administración. «Le gustaba llevar su bonoloto, su primitiva y sus números. Era una persona muy del pueblo. No se encontraba siempre en su iglesia. Estaba en la parroquia cuando tenía que estar. Don Francisco salía mucho a la calle. Siempre iba saludando a la gente. Cuando se fue a Granada por la edad yo lo vi llorar de pena. Don Francisco no quería dejar su puesto en nuestro pueblo», rememora.

«Este sacerdote –añade– ayudaba a mucha gente y era muy discreto. Organizaba loterías para arreglos de la iglesia, bancos, campanas, etcétera».

Delante de la iglesia Juan Sánchez, gran amigo de don Francisco. Rafael Vílchez

Don Francisco tuvo la gran suerte de que el Partido Comunista de Vélez de Benaudalla le vendiera parte del segundo premio de la Lotería de Navidad de 2010, que se tradujo en 100.000 euros. «Ese número tan raro y tan feo, el 00147, que no lo quería casi nadie, al final se lo llevó el Partido Comunista y a don Francisco y a otras personas les tocó. Algunos no vieron con buenos ojos que el cura comprara lotería, de mi administración, al Partido Comunista. Pues sí, así era don Francisco, un buen hombre y cristiano que se codeaba con todos», subraya la lotera.

Dominó con comunistas

José Delgado Álvarez era y sigue siendo militante del Partido Comunista en Vélez Benaudalla. «Don Francisco era buena persona. Se acercaba todos los días a nuestra sede para jugar al dominó con un 'equipillo' de personas. Era raro la tarde que no estaba en este lugar. Reconozco que se portó muy bien donando lo que le tocó a familias necesitadas. Muchas personas lo echamos en falta», reconoce.

José Delgado, amigo de este cura. Rafael Vílchez

Otro vecino de Vélez de Benaudalla, Juan Sánchez Padial, ha sentido mucho la muerte de su amigo don Francisco. «Estuve con él en bastantes reuniones. Era un cura muy agradable, una persona con mucho humor, muy alegre y muy cercano al pueblo. Una vez vi la lista en una mesa con los nombres de las personas a las que iba a ayudar don Francisco cuando le tocó la lotería. Varias veces fui con él a Trevélez a ver a su amigo jamonero y a almorzar. Otras veces íbamos a Albondón a un cortijo, y a Gualchos. Era muy conocido y querido. Uno de sus mejores amigos era Francisco y Mateo, que hacía de conductor. Nunca lo olvidaré», sentencia.

Otro vecino del pueblo, el célebre Francisco Muelas, recuerda cuando don Francisco se acercaba todos los días al estanco de su mujer Paqui (ya fallecida) y que ahora lleva su hijo. «Este sacerdote se acercaba al estanco todos los días a comprar el IDEAL. Lo leía de punta a rabo. No podía pasar sin él. A este cura, que tanto ayudó a los más necesitados, le encantaba el Real Madrid y la cacería del pájaro. Mucha gente ha sentido su muerte. Mi suegro (ya fallecido) conocido por Paquito 'El estanquero', era uno de los menores amigos de don Francisco», apunta.

El último destino de don Francisco fue en la Parroquia de los Santos Justo y Pastor, adonde estaba adscrito. Los restos mortales de don Francisco recibieron sepultura en el cementerio de Los Gualchos. La misa funeral tuvo lugar el Jueves Santo en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Gracia, en Granada capital. En varias parroquias lo han tenido presente. Francisco ha dejado una huella imborrable en los lugares donde fue destinado gracias a su cercanía con la gente y a su labor pastoral.

Francisco Muelas con el periódico IDEAL, junto a una operaria de la limpieza, en el estanco de su hijo. Rafael Vílchez

El sacerdote diocesano Francisco Peinado estaba en la parroquia de los Santos Justo y Pastor, como adscrito desde el año 2013. Ordenado en 1961, hace 64 años, en Santa Fe, comenzó su ministerio presbiteral en la parroquia de la Encarnación de Almuñécar como párroco coadjutor, donde estuvo un año. Después, fue destinado sucesivamente a la parroquia de Los Milagros, en Gálvez, La Inmaculada Concepción, en Rubite, Nuestra Señora, en Lentejí, la parroquia de San Antonio, en Jete, y de San José, en Otívar, todo ello hasta el año 1973.

A partir de ese año fue encargado de la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, en La Mamola y también ese año fue párroco en San Miguel, de Los Gualchos.

En la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en Castell de Ferro, estuvo desde 1976 hasta 1990, año en que fue cura en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en Torrenueva. Cuatro años más tarde, en 1994, fue encargado de las parroquias de la Inmaculada Concepción, de La Gorgoracha, San Francisco de Asís, en Lagos, administrador parroquial de San Agustín, en Lobras y párroco en Nuestra Señora del Rosario, de Vélez de Benaudalla.

Su último destino fue como adscrito a la parroquia de los Santos Justo y Pastor, en Granada capital.

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