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Juntos para siempre, en Castellón Alto (Recreación). JESÚS LENS
Tras los pasos de Indiana Jones

Tras los pasos de Indiana Jones

En bermudas por Granada ·

Tras el parón del 15 de agosto, regresamos al norte de Granada, a la tierra de nuestros ancestros, para convertirnos en arqueólogos por un día. Aunque amanece muy temprano, ya pega la calor en Orce, por lo que toca tomarse las cosas con calma, buscar sombras -cuando se pueda- y la mejor hidratación posible

JESÚS LENS

Viernes, 17 de agosto 2018, 00:38

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La primera parada en nuestra excursión arqueológica la hacemos en el Cerro de la Virgen, a mitad de camino entre Orce y Galera, presidido por una ermita y una espectacular casa-cueva que podría estar radicada en el mismísimo Planeta Tatooine de la saga de Star Wars. El lugar, convertido en Centro de Interpretación Arqueológico, fue propiedad de Wilhelm Schüle, un arqueólogo de origen alemán que, junto a la Universidad de Granada, hizo numerosas y productivas excavaciones en el cerro.

La aparición de restos humanos en la zona, cuando se levantó la ermita en los años 50 del pasado siglo, supuso el pistoletazo de salida para una excavación que permitió descubrir numerosos restos de la cultura argárica, del año 2500 antes de Cristo. Y sobre ellos, superpuestos, restos romanos, visigodos y árabes. ¡Toda una lección de historia, apilada piedra sobre piedra! Uno de los principales impulsores del estudio de este emplazamiento arqueológico fue Schüle, uno de esos maravillosos guiris que tratan de adaptarse lo mejor que pueden al entorno. Por ejemplo, viviendo en una flamante cueva -aunque no pudo evitar abrirle alguna ventana al exterior, que el hombre debía ser pelín claustrofóbico- y dedicando su tiempo libre al vino, que la bodega era la estancia más preciada de su vivienda.

Wilhelm se convirtió en un vecino más de la zona, muy apreciado por la gente e involucrado en el día a día de la comunidad. Eso sí, todavía se recuerda lo de aquella vez en que quedó para degustar los andrajos, un plato típico de la zona. Llegado el día convenido, acudió al pueblo con un buen número de amigos, reunidos ex profeso para disfrutar del festín... y se encontró con que los lugareños se habían olvidado de la cita. ¡Qué rebote pilló! Que una cosa es hacerse del terruño y otra quedarse sin probar las exquisiteces más exóticas de la gastronomía local. «¡Están locos estos orcetanos!», debió pensar, parafraseando a Obélix.

Seguimos ruta y mi cuate Pepe y yo llegamos a Galera. Lo primero es preguntar por un lugar donde hacernos con el IDEAL. «Comprarlo no van a poder, pero si quieren leerlo, suban al Cirilo, el bar que está junto a la iglesia», nos dice una amable lugareña. Efectivamente, allí lo encontramos. Al periódico. Sobre la barra metálica de uno de esos bares de toda la vida. Un IDEAL usado, sobado y trajinado; luciendo esos lamparones de aceite que tan bien le quedan al periódico de cualquier bar que se precie.

Aprovechamos para tomar un par de mostos del terreno y una tapa de fritaílla antes de poner rumbo a nuestro segundo objetivo del día: la necrópolis de Tútugi, uno de los lugares claves para comprender la cultura ibérica y uno de los espacios de enterramiento más grandes de España, con más de 130 tumbas documentadas.

1. Necrópolis de Tútug; 2. Interior del Palacio de los Segura; 3. Casas Cueva con todas las comodidades. J. L.
Imagen principal - 1. Necrópolis de Tútug; 2. Interior del Palacio de los Segura; 3. Casas Cueva con todas las comodidades.
Imagen secundaria 1 - 1. Necrópolis de Tútug; 2. Interior del Palacio de los Segura; 3. Casas Cueva con todas las comodidades.
Imagen secundaria 2 - 1. Necrópolis de Tútug; 2. Interior del Palacio de los Segura; 3. Casas Cueva con todas las comodidades.

A comienzos del siglo XX comenzaron a circular por el mercado negro piezas arqueológicas encontradas en las proximidades de Galera. Una vez descubierta la necrópolis de Tútugi, antes que los arqueólogos, llegaron los expoliadores. Entre 1916 y 1917 comienzan las excavaciones, dirigidas por Juan Cabré y Federico de Motos y, aunque continúa la sórdida labor de los ladrones de tumbas, se encuentran piezas tan sobresalientes como la maravillosa Dama de Galera, sobre la que pronto volveremos.

Para disfrutar de la necrópolis de Tútugi hay que hacer un esfuerzo imaginativo importante: aunque las sepulturas son perfectamente identificables, con su cámara rectangular y el túmulo circular, los restos no son espectaculares para ojos profanos como los nuestros. Quizá por eso nos distraemos con una mosca... y nos vamos a investigar unas antenas cercanas, situadas en lo más alto del cerro, junto al tajo.

¿Será un lugar propicio para la observación de las perseidas, por la noche? ¿Habrá conexiones cósmicas entre la necrópolis y el espacio exterior? Empezamos a soñar con un posible encuentro extraterrestre en Tútugi -tengan en cuenta que son las cinco de la tarde y el sol cae a plomo- cuando la realidad se impone y nos arranca de nuestras fantasías: se trata de las antenas utilizadas por unas viviendas cercanas... para que les llegue nítida la señal del Plus. ¡Ays!

Para fliparse con el espacio arqueológico de Castellón Alto, sin embargo, no hace falta imaginación alguna. Basta con abrir los ojos y alucinar con el entorno. Un consejo: hagan por no ver el vídeo introductorio con las recreaciones virtuales de cómo sería originalmente todo aquello. Es mucho mejor disfrutarlo desde una óptica virgen, que este cabezo sí resulta espectacular incluso para los ojos más profanos. Lo del vídeo -que es ciertamente interesante, no me malinterpreten- déjenlo para el final.

Los restos de Castellón Alto, a la izquierda del río Castilléjar, también pertenecen a la cultura de El Argar, caracterizada por enterrar a sus muertos en casa. Literalmente. De ahí el contraste, la convivencia entre la vida y la muerte en el ámbito doméstico. Nos encontramos en plena Edad del Bronce, entre el 1800 a 1600 antes de Cristo, y el cerro lo habitan unas cien personas. Estamos en un punto elevado que permite controlar toda la zona, cuidar al ganado y tener acceso al agua del río. ¡Todo el día subiendo y bajando, eso sí! Se nota en las articulaciones, muy desgastadas, de los antiguos habitantes de Castellón Alto. Por eso, después del enésimo incendio que arrasó el entorno -altura, brasas, viento y viviendas construidas con madera y piel son una combinación letal- la gente decidió marcharse y abandonar el lugar, por siempre jamás.

Y de ahí la riqueza de los restos encontrados en el asentamiento, incluyendo una famosa y espectacular momia sobre la que también volveremos muy pronto, durante este 'Verano en Bermudas'. Por el momento, seguimos ruta, tirando millas hacia Castril.

Como sería la vida en la cultura del Argar.
Como sería la vida en la cultura del Argar. J. L.

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