Radiografía de la pobreza infantil en Granada: niños que juegan con zapatos rotos
Una veintena de pueblos de Granada tienen a más de la mitad de sus menores en riesgo de pobreza. El absentismo, la falta de una alimentación e higiene adecuadas y los problemas de salud son comunes entre estos menores
SARAI BAUSÁN | PILAR G. TREVIJANO
Granada
Lunes, 28 de octubre 2019, 19:04
La mayoría de los niños sueñan con camiones, bicicletas o viajes en el espacio. Con historias de fantasía que les hacen teletransportarse a la luna ... o llegar al centro de la tierra. Pero hay pequeños que fantasean con algo tan común como unas botas nuevas, una buena hamburguesa o una chaqueta como la que tienen el resto de sus compañeros. Porque a veces, cuando el despertador suena y las ensoñaciones se desvanecen, lo que queda es una realidad que no es igual de satisfactoria para todos los menores. Después de los sueños, para algunos solo queda una pesadilla de realidad: la pobreza en la que se ven inmersos por la falta de posibilidades económicas, culturales o sociales de sus padres.
Una situación que viven en Granada más de 48.000 menores. Además, 18 municipios de la provincia tienen a más de la mitad de sus niños en riesgo de pobreza y en 25 municipios entre el 30 y el 50% de su población infantil sufre esta situación, teniendo en cuenta que para que una persona sea incluida en el umbral del riesgo de pobreza no debe percibir más del 60% de la renta media de su territorio. Así se desprende de los datos del Atlas de Distribución de Renta de los Hogares (ADHR) creado por el Instituto Nacional de Estadística, que sitúa a Albuñol, Iznalloz, Pinos Puente, Fuente Vaqueros, Deifontes, Íllora y Molvízar como los municipios con más tasa de pobreza infantil, mientras que los que tienen mayor cifra total de niños en riesgo de pobreza son Granada, Loja, Baza y Motril.
«Comparamos nuestra pobreza con la que hay en otras latitudes. La gente no entiende que no poder celebrar el cumpleaños, tomar alimentos frescos con una frecuencia de tres días, tener ahorros para los imprevistos, mantener el hogar a una temperatura adecuada o no poder ir de vacaciones también es ser pobre», explica Javier Cuenca, director de la ONG Save the children. La pobreza también se hereda. «El 80% de los niños excluidos ahora serán adultos en situaciones precarias. Se necesita más de un siglo para erradicar este mal. La situación no ha mejorado mucho desde la crisis de 2008 y se revierte de forma muy lenta. El perfil de los afectados ha cambiado. Hay familias en las que ambos progenitores tienen trabajo y no les llega para hacer frente a los gastos, síntomas de una economía precarizada», denuncia.
Orientar las políticas y dedicar la renta de inserción a la infancia
Si los expertos auguran que se necesitará más de un siglo para poder erradicar la pobreza, ¿Qué solución hay? La asociaciónSave the Children tiene claro que para que los niños del mañana tengan recursos es imprescindible orientar las políticas públicas a favor de la infancia y destinar la renta mínima de inserción social a las familias que atraviesan por este tipo de vicisitudes. «Por ahora es indispensable que la renta mínima de inserción en marcha desde 2018 no sólo priorice a las familias con menores o no que lo necesitan», aseguran. «Las prestaciones sociales no contributivas son una herramienta de lucha contra la pobreza». En cambio, para José María Escudero, decano del Colegio de Economistas, la solución pasa por que las administraciones apuesten por el desarrollo de infraestructuras, además del turismo rural y otros modelos económicos que sean compatibles con la agricultura en las zonas rurales.
Estos menores están dando los primeros pasos hacia una vida que puede estar impregnada de posibilidades o de una pobreza enquistada. Los profesionales, agentes sociales y administraciones que día a día tratan con estos niños sostienen que uno de los pilares básicos para que salgan adelante es que tengan una educación adecuada que les abra las puertas a un futuro mejor. Pero no siempre se consigue.
Emilia Martínez es monitora de Cáritas y Pepa Prieto del Ayuntamiento de Iznalloz. Se encargan de controlar el absentismo en los centros educativos de la localidad y de mediar con las familias para conseguir que los estudiantes mejoren. No es tarea fácil. Tal y como explican, uno de los aspectos comunes de los menores en riesgo es el absentismo escolar. Muchos de ellos provienen de familia desestructuradas en los que la educación no se considerada algo fundamental.
«Cada uno tiene una historia distinta que hace que vengan con zapatos pequeños o rotos»
Pepa Prieto | Monitora de Iznalloz
Tarde a clase
«Muchos padres nos traen a los niños a la hora del recreo porque dicen que se han dormido y por eso llegan tarde a clase. No le dan la importancia que tienen a estos estudios», indica Emilia Martínez. Pepa Prieto añade:«Cada uno tiene una historia distinta, pero estas situaciones hacen que muchos niños vengan con los zapatos pequeños o rotos, sin desayunar o sin traer merienda».
Otro de los principales déficit que ven en los pequeños es que no cuentan con una alimentación completa y equilibrada. «Hay alumnos que la única comida que tienen es la que le dan en el comedor. Vienen muchas veces sin desayunar y otras tantas no cenan», indican las profesionales de Iznalloz.
«Además de economía sumergida hay solidaridad sumergida, los niños rurales están más protegidos»
Javier Cuenca | Director Save the Children
En la sede de Cáritas de Albuñol, los productos que más reparten a las familias que necesitan ayuda son alimentos para los más pequeños. Les entregan latas de leche en polvo, papillas de cereales y demás productos básicos. «El 90% de las familias que vienen aquí son marroquíes que se trasladaron al pueblo pensando en que encontrarían un buen trabajo y una vida mejor, pero no ha sido así», recalca Fernando Rodríguez, párroco del municipio. «Nosotras no vemos tanta pobreza, pero si es verdad que hay temporadas peores que otras y familias que pasan estrecheces, y ahí es donde intentamos ayudar nosotros», comentan José Antonio y Ana, voluntarios de Albuñol.
José María Escudero, decano del Colegio de Economistas, coincide con el párroco y contextualiza las preocupantes cifras del INE. «La principal fuente de ingresos de la mayoría de los municipios con la tasa de pobreza tan alta es el campo, zonas donde las rentas son muy bajas. La mayoría de las manos que labran la tierra son extranjeras con un índice de natalidad más alto que explican esas cifras».
A pesar de la realidad que percibe Cáritas, los 450 menores que estudian en el colegio Natalio Rivas de Albuñol «vienen bien vestidos, traen sus materiales y están bien atendidos», relata una docente. En el caso de que detecten la ausencia recurrente de algún niño u observen que le falta la merienda con frecuencia activan el protocolo del centro y dan parte a los servicios sociales.
«Los niños celíacos de familias sin recursos tienen más difícil acceder al tratamiento»
Ana Garach | Pediatra Granada capital
Así tratan de buscar ayuda para un problema común también en las aulas de Pinos Puente, donde se puede ver a niños que no llevan el material a clase a pesar de que en la mayoría de los centros se lo entregan de forma gratuita. «Algunos no traen los libros ni las libretas, pero tienen chaquetones de 200 euros. Hay mucha economía sumergida», indica María Ortega, profesora de este municipio. Reflexión que comparte el alcalde de Vélez de Benaudalla, Francisco Gutiérrez. Su municipio sale en la lista y mantiene que hay que leer los datos entre líneas: «Se basan en lo que la gente declara y la economías sumergida no aparece».
Para el director de Save the Children, además de una economía sumergida, también hay solidaridad sumergida. Un círculo de ayuda de voluntarios y vecinos que se observa sobre todo en las zonas rurales y que deja más expuestos a los niños de la capital o municipios más grandes como Motril. En esta localidad, los trabajadores sociales mantienen que ayudan a menos familias que antes y en momentos puntuales. «Al inicio del curso escolar, en los cambios de estación demandan ropa o el pago de suministros», sostienen.
«El 90% de las familias que atendemos son marroquíes que vinieron a l pueblo a buscar una vida mejor»
Fernando Rodríguez | Párroco de Albuñol
En otros municipios como Órgiva, en La Alpujarra, conviven dos realidades:familias sin empleo que no tienen sustento para salir adelante y vecinos de la comuna hippie que «tienen una forma de vida distinta». «Hace poco vimos a un niño que solo llevaba una camiseta puesta mientras llovía. Tenía unos mocos que para qué por el resfriado que pilló», recuerda el párroco.
La pobreza infantil afecta a la salud. Ser pobre y tener una enfermedad crónica como la diabetes complica el acceso a tratamientos adecuados. Así lo destaca Ana Garach, pediatra de Granada capital, que asegura que los niños celíacos que no vienen de familias con posibilidades económicas tiene más dificultades para llevar una dieta sin gluten. «Viven una situación de pobreza que les hace tener una vida más complicada, pero no solo les afecta en la salud, sino en todos los aspectos de su vida. Por eso hay que alejarlos del fracaso y llevarlos a las aulas», indica.
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