Un pueblo de Granada recrea el ritual de la matanza del cerdo con un programa variado
Hasta hace unos lustros la matanza del cerdo fue durante muchas generaciones una de las actividades más importantes del invierno en el medio rural, pues ... se trataba del principal aporte energético anual a la despensa familiar. Cozvíjar ha celebrado su novena fiesta de la matanza del cerdo para reproducir públicamente las acciones que se realizaban cuando se sacrificaba un marrano en esta localidad en épocas anteriores. También, más de un centenar de personas de muchos lugares han realizado la ruta de senderismo Cozvíjar-Cónchar, guiada por Rubén y Juan Antonio. Tras la caminata hubo degustación de olla de San Antón y productos del cerdo; música en vivo con Sergio, cantante y músico de Dúrcal; expositores gastronómicos y artesanales en la Casa de la Cultura; barra y baile. Entre los asistentes se encontraban el alcalde de Villamena, Manuel Luis Vílchez, y Antonio Castro, presidente de la Fundación Omnia, para la Promoción de las Artes y la Cultura, Protección de Colectivos Vulnerables y el Desarrollo Socio-Económico del Valle de Lecrín. Cozvíjar y Cónchar pertenecen al municipio de Villamena.
Una de las concejalas y mayordomas, Pili Villena, indicó que «la fiesta la ha organizado la comisión de fiestas. Al medio día ha habido olla de San Antón con habichuelas y habas, costilla, oreja, tocino, etcétera, y plato alpujarreño a base de patatas fritas, longaniza, morcilla y huevo. También, se ha elaborado un bocadillo gigante de dos metros de longitud para trocearlo para tapas de pan con tomate, tortilla y embutidos. Además, ha habido asadurilla matancera, migas y otros platos. En la comisión de fiestas están Manolo, el alcalde, la concejala Monse, Rubén, Antonio, Paula, Ballesteros, Noelia, Juan Antonio, entre otros. Nos ha ayudado la gran cocinera Isabel. Este año ha sido la primera vez que varias personas del Valle de Lecrín y Alhama de Granada han montado sus puestos de artesanía, gastronomía, chuches y manualidades. Asimismo, ha estado presente la Asociación a Favor de Personas con Discapacidad Intelectual Vale. Próximamente se organizará el carnaval coincidiendo con el Día de Andalucía», explicó.
La entrañable Paquita Vílchez Caballero, de 82 años de edad, recordó que cuando ella era joven se celebraban muchas matanzas en Cozvíjar. «En esta zona se criaban y engordaban muchísimos cerdos durante todo el año con productos del campo y sobrantes de comida de la casa. Una matanza duraba varios días. Unas de las tareas era pelar y cocer la cebolla, preparar las especias, matar el marrano por la mañana temprano, recoger la sangre en un lebrillo, limpiar el cerdo con bolinas, tapaderas y cuchillas, etcétera. Varias mujeres limpiaban el menudo donde había agua. La matanza continuaba haciendo la morcilla, deshaciendo el cerdo, salando los jamones, paletillas, tocinos, brazuelos, espinazos y papadas. También, se hacía salchichón, longaniza, chorizo, salchicha, chicharrones, costilla en aceite. Se solía comer estofado de patatas, asadura aliñada, masa de morcilla, ensalada de col. El vino mosto y el aguardiente no faltaba en cada casa», indicó.
Paquita recuerda también cuando en su casa se sacrificaban todos los años varios marranos. «Mi padre, Francisco, todos los años iba a la feria de Padul a comprar marranillos pequeños para cebarlos, unos eran para nosotros y otros para venderlos ya grandes. Recuerdo cuando mi padre me llevaba a mí y a mi hermano montados en una burra a Padul. Eran otros tiempos. Nosotros, los tres hermanos y nuestros padres, residíamos en un cortijo de Marchena (barriada de Dúrcal) y teníamos conejos, gallinas, gallos, cerdos, etcétera, para el gasto de la casa. Mi padre trabajaba con un señor muy rico, don Celestino Echevarría. Mi progenitor era su persona de confianza, Mi padre, que también trabajó para Ignacio Ferrer que tenía también muchas fincas. Muchas veces don Celestino adquiría un marrano para celebrar una comilona. Recuerdo también cuando en mi pueblo se fabricaban tejas, losetas y ladrillos porque la tierra de aquí es muy buena para ello. Además, hubo hornos y molinos de aceite y grano. Yo he trabajado toda mi vida recogiendo aceituna a mano. Antes había mucha unión. Recuerdo cuando nos acercábamos a Dúrcal a ver a un familiar de mi padre llamado Ramón Vílchez 'El Sillero', y le daba mucha alegría de vernos y a nosotros también. Por último diré que el actual alcalde de Villamena es mi hijo, un ser estupendo, formidable, amable con la gente y muy trabajador», terminó diciendo.
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