El pueblo de Granada que muestra en su fiesta el cenachillo que se introducía por las chimeneas
Los jóvenes de Mecina Bombarón realizaban este ritual, precedido de varios toques de cencerra, para que le echaran varias morcillas y le llenara la botella de vino mosto que iba introducida en la cestilla de esparto atada a una cuerda
En Mecina Bombarón existió la costumbre de echar el cenachillo por el hueco de la chimenea desde el terrado (tejado plano) cuando en una casa ... se celebraba el primer día de la matanza del cerdo, que solía durar tres jornadas, para que en el cenachillo elaborado con esparto le metieran una o dos morcillas, y la botella que estaba vacía, la llenaran de vino mosto del terruño. Según la presidenta de la Asociación de Mujeres 'El Castañar' de Mecina Bombarón, Matilde Ruiz Peregrina, «antes de introducir el cenachillo por la chimenea, una persona se encargaba de tocar una cencerra para que la familia la escuchara y apartara lo que había en la lumbre de la casa, para no formar una trifulca», recuerda.
También, y según Matilde, «en el cenachillo iba una esquela que decía lo siguiente: 'Ángeles somos, del Cielo venimos, morcilla queremos y vino pedimos, y firma Fartones, con tres pares de calzones'. Yo viví y participé en esta costumbre, realizada principalmente por jóvenes del pueblo, pero con el paso del tiempo se perdió. Ahora por cierto, ya no se celebran las matanzas familiares de antes. La matanzas de antes eran un evento festivo y crucial para la vida rural, una gran fiesta de hermandad que reunía a la familia y amigos, y aseguraba alimento para todo el año», añadió.
El cenachillo, la cuerda y la cencerra han estado presentes en la gran Fiesta de la Matanza de Mecina Bombarón, celebrada durante tres días, para que los jóvenes y personas de otros lugares conozcan una de las tradiciones que existieron en este municipio alpujarreño cuando tenía lugar la matanza del cerdo en casi todas las casas. En esta fiesta hubo asadurilla matancera, plato alpujarreño, arroz, embutidos caseros, licor de membrillo, venta de lotería de Navidad, jamón, roscos fritos, música en vivo, bingo, venta de productos alimenticios… Muchísima gente asistió a este evento y lo pasó estupendamente, con mucho sabor a pueblo y a matanza del cerdo.
También estuvieron, entre otras personas, el alcalde de Alpujarra de la Sierra, José Antonio Gómez y miembros de la corporación municipal, el presidente de la Asociación de Amigos y Amigas de Mecina Bombarón, José Manuel Asenjo; el presidente de la Comisión de Fiestas, Martín Gutiérrez; el siempre dispuesto a ayudar, José Antonio Manzano; el célebre jefe del Servicio de Otorrinolaringología (ORL) en el Hospital Universitario San Cecilio (el 'Clínico de Granada'), José Luis Vargas Fernández, un ser muy bueno y campechano, un gran profesional con raíces en Cádiar y Mecina Bombarón, pregonero que fue de las fiestas patronales en honor a San Blas bendito en Cádiar. Su bondad, competencia y trato y la conexión humana que genera, hace que los pacientes lo valoren y lo aprecien mucho por su dedicación y habilidad para cuidar y sanar, algo fundamentalmente en medicina.
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