Una nueva vida para el Castillo de Íllora
Estrena un sistema de iluminación que permitirá las visitas nocturnas, una experiencia única en la fortaleza nazarí más completa después de la Alhambra
Nerea Arco
Lunes, 26 de agosto 2024, 00:13
El imponente Castillo de Íllora, una joya histórica situada en la falda de Sierra Parapanda y alzada en el centro del municipio, se adapta a ... las nuevas demandas turísticas. Con la instalación de un nuevo alumbrado interior, esta emblemática fortaleza nazarí abrirá sus puertas a visitas nocturnas, con el objetivo de ofrecer una experiencia más confortable en la época estival, debido a las altas temperaturas diurnas. Esta posibilidad brindará una perspectiva mágica del castillo, resaltando su majestuosidad incluso bajo el manto negro de la noche. Sin embargo, no solo se utiliza para visitas, sino que acogerá actividades culturales en las alturas como conciertos, teatros o charlas.
«El Castillo de Íllora se convierte en la fortaleza nazarí más completa que se puede visitar en la actualidad después de la Alhambra», explica Rosa Hinojosa, licenciada en Historia y encantada de divulgar los atractivos de su pueblo natal. Íllora, conocida como el «ojo derecho de Granada» en la época nazarí, jugó un papel crucial en la defensa del Reino de Granada desde su estratégica ubicación, dominando la vega granadina y controlando los accesos a Loja y Córdoba.
La historiadora, que colabora con la Asociación Cultural La Pileta y la Asociación Cultural Baluarte, destaca además la excepcional acústica de la fortaleza, un fenómeno que añadía un extra de seguridad. «Imagina que viene a lo lejos una caballería de 200 caballos: aunque no los veas, desde aquí se escucha perfectamente», continúa. Además, se trata de una joya de la ingeniería por su gran capacidad de albergar agua en sus pozos y aljibes, que suministraban a toda la población.
La restauración del castillo, que tuvo un coste cercano a los 2 millones de euros financiado por el Ayuntamiento y fondos europeos, ha sido un proyecto de gran envergadura. Aunque enfrentó numerosos obstáculos y retrasos, esta investigación ha permitido que recupere parte de su antiguo esplendor. «El proyecto futuro que tenemos es terminarlo, es muy grande y queda mucho todavía, pero seguimos esperando a las ayudas», señala el concejal de Cultura.
«Es vital no solo seguir descubriendo más sobre el castillo, sino también darlo a conocer, hacer eventos y enseñar al pueblo el tesoro que poseemos –añade la historiadora–. Yo recuerdo cuando era pequeña que esto era un peñón que estaba en mitad del pueblo, nadie sabía de la historia que albergaba ni de la existencia del castillo». A día de hoy todos lo conocen o incluso lo han visitado. «Los niños ahora saben por qué su colegio se llama Gran Capitán. La excavación del castillo ha sido muy importante para darle valor al municipio», comenta.
Desde Cádiz
Un grupo de gaditanos viajan desde San Fernando hasta Íllora para conocer el que antes era el pueblo de su abuela. «Desde que nos dijeron que habían reformado el castillo teníamos mucha ganas de venir a verlo», explica Carla. En su estancia familiar de unos días en Granada, han hecho parada obligatoria en Íllora. El guía, Juan Peña, explica cada detalle. «Lo que más interesante me ha parecido ha sido la buhedera del principio, un agujero colocado estratégicamente para clavar las puertas y crear trampas. Les echaban agua hirviendo con excrementos para que se les infectaran las heridas», explica sorprendida una visitante. Estas historias que combinan la brutalidad de la guerra con la ingeniosidad defensiva, fascinan a los turistas y subrayan la importancia de mantener vivo el castillo.
Rosa cuenta una leyenda curiosa sobre el Gran Capitán, una de las figuras más relevantes en el ejército de los Reyes Católicos, que tomó más importancia tras la toma del Castillo de Íllora. «Isabel la Católica le dijo a Gran Capitán: 'Y aquí te quedas con esta sierra para ti', refiriéndose a Parapanda, en aquel momento pétrea, sin vegetación. El militar preguntó: '¿Para qué quiero este montón de piedras?'. Ella contestó: 'Por lo menos, para pan da'», finaliza Rosa entre risas, explicando el juego de palabras y el momento que hace honor a la sierra de la localidad.
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