Jérez multiplica su población por cinco
Los emigrantes retornan estas semanas y llenan las calles;nada que ver con el ambiente del resto del año | Los bares incrementan un cincuenta por ciento el número de servicios y contratan personal para las semanas con más afluencia del año
Jorge Pastor
Granada
Domingo, 3 de septiembre 2017, 00:58
En el bar de Miguel Ángel, situado en la calle Zacote de Jérez del Marquesado, los clientes no paran de entrar. Estamos en agosto y ... las raciones de choto al ajillo y carne a la brasa, las especialidades de la casa, se despachan con alegría. Estamos en plena temporada alta. «Aquí no faltan los clientes todo el año, pero en estas fechas incrementamos un cincuenta por ciento el número de servicios», explica Miguel Ángel, que ha tenido que contratar a dos personas para atender a tantas bocas. La segunda quincena de este mes es época de reencuentros en Jérez.Pero también en infinidad de pueblos de la provincia de Granada que reciben a miles y miles de emigrantes, muchos de segunda y tercera generación, que retornan a sus orígenes durante unos días para visitar a abuelos, padres y amigos. Según las estimaciones que realiza el propio Ayuntamiento de Jérez, la localidad puede alcanzar en estas fechas los cinco mil habitantes, lo que significa prácticamente multiplicar por cinco los 1.009 que normalmente viven en ella.
El alcalde de Jérez, José María Beas, comenta que el consistorio, consciente de esta mayor afluencia, adecua los recursos para que los servicios municipales se sigan prestando con la mayor eficacia. Así, según indica el regidor, se intensifican las captaciones de agua para atender los mayores requerimientos de abastecimiento por parte de los hogares. «También reforzamos la limpieza, que se desarrolla a través de la Mancomunidad de Municipios del Marquesado, para que todos los que vienen de fuera se lleven la mejor impresión posible», manifiesta José María Beas, quien entiende que una de las mejores maneras de ‘vender’ Jérez es que los turistas se lleven la mejor impresión de su estancia. De ahí que se hayan abierto nuevas dependencias en el hogar del jubilado y que instalaciones muy demandadas, como la piscina, estén en las mejores condiciones para el disfrute de los bañistas.
Pérdida de población
Y es que Jérez, al igual que en resto de poblaciones de Marquesado, están sufriendo una constante pérdida de residentes. Los que ahora regresan son los que se fueron en los años sesenta al cinturón de Barcelona y, décadas después, a otros destinos como Valencia, para trabajar en la Ford, o Bilbao, para emplearse en la industria siderúrgica. El cierre de las minas de hierro de Alquife, en el decenio de 1990, y la reciente crisis económica han sido los principales detonantes del éxodo rural en los últimos años. Muchos de los que tuvieron que hacer las maletas vuelven en estas semanas, aunque sea eventualmente. Niños corriendo por las calles, jóvenes tomando unos litros hasta bien entrada la madrugada, establecimientos hosteleros a tope... una alegría con fecha de caducidad. Cuando terminen las fiestas, mediado septiembre, las calles se vaciarán poco a poco. «Nosotros somos conscientes de que necesitamos fijar la población al territorio y la única forma de hacerlo es mediante la generación de puestos de trabajo que conlleva la inversión empresarial», señala el primer edil. Las esperanzas están puestas en la implantación de una embotelladora de agua, una serrería y un secadero de jamones.
Ana Belén y Angelitas salen a dar una vuelta con la pequeña Carla (4 años). Es martes. El día del mercadillo en Jérez. «Estoy embarazada; a ver si encontramos algo anchillo», dice Ana Belén, alicantina que lleva sólo unos meses afincada en Jérez porque su marido ha montado una empresa en la zona. «Esto me gusta, es tranquilo y tienes la sierra aquí al lado», refiere. Angelitas, su madre, no tiene la misma opinión. «He venido para acompañarla durante unos días; está bien pero yo, con 73 años, necesito tenerlo todo cerca y aquí preciso de terceros para bajar a Guadix a comprar lana o echar la Primitiva», confiesa.
Encarnación (77 años) se acerca al caño del Sagrado Corazón para llenar una botella de agua. «Hora de tomarme las pastillas». «A mí me encanta que haya mucha gente», reconoce. «Lo que haría falta es que hubiera trabajo para que nadie se vaya», recalca. Al igual que otros muchos jerezanos, Encarnación opina que esta vertiente norte de Sierra Nevada no está suficientemente aprovechada desde el punto de vista turístico.
«La clave está en que faltan alternativas laborales»
Jérez del Marquesado se prepara ya para vivir con la mayor intensidad sus fiestas de septiembre. Después, con la traca final, ya vendrán los fríos y la vuelta a la normalidad. Entonces los 'turistas' regresarán a Barcelona, Valencia, País Vasco... «Aquí en febrero es difícil encontrarte gente en la calle a partir de las seis de la tarde; nada que ver con el bullicio de estos días», comenta Nuria, que reside en el pueblo durante todo el año. «La clave está en que faltan alternativas laborales; seguro que si hubiera puestos de trabajo, aquí habría mucha más vida».
«No es lo mismo la visión de Jérez cuando vienes un par de semanas de vacaciones, que cuando estás aquí», explica Nuria, que tiene amigas a las que sólo ve de año en año, cuando retornan en agosto para visitar a la familia.
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