Imágenes que recuerdan el nacimiento de Jesucristo

Cantares impregnados de ternura. Comidas que saben a gloria. Estrofas que a más de uno le anega el alma y corazón. También el la Casa de Juan Antonio y Guadalupe existe la costumbre de montar un pequeño Belén. Alguna que otra figurilla de arcilla fue adquirida hace más de medio siglo, en la Calle del Agua, en la desaparecida droguería de Inocencia. Junto al Belén las coplas también afloran en estos días a racimos, mientras al lado, en la chimenea perecen los leños para calentar el ambiente. En estos días no faltan el anís, el mosto, los roscos, mantecados, pestiños, la morcilla seca, la fritaílla, el potaje de castañas, las rosetas de las cuatro tazas, etcétera.

En la casa de José Antonio y Guadalupe, por ejemplo, se vive y se respira la Navidad con mucho amor, respeto y cariño. La madre de Juan Antonio, Conchita, que va para el siglo de vida, preside la mesa de la cena de la Nochebuena. A ella, con memoria prodigiosa, le encanta contar viejas historias y como se vivía antes la Navidad en Dúrcal. Antiguamente muchas personas realizaban las figurillas del Portal de Belén con arcilla traída de varios lugares de Marchena y Cozvíjar, principalmente.

Los riscos para el Portal de Belén eran traídos, principalmente, de la ‘Cueva de los Riscos’ de Dúrcal, y el musgo de la zona de ‘Las Fuentes’. A muchos niños les hacían sus padres panderetas y zambombas caseras con recipientes de barro, pellejos de conejo y carrizos. En todas las casas se cantaban villancicos y se acompañaban de varios instrumentos.

Los niños, sin importarle el frío, recorrían las calles del pueblo cantando y tocando. Muchísimas personas aprovechaban la Navidad para ir al ‘Lecrín Cinema’ de Manuel Padial para ver las películas. Rosa ‘La Rorra’ con avanzada edad vendía con una cesta de mimbre dulces, caramelos y otras cosas, sentada en una silla realizada por Ramón ‘El Sillero’ y aposentada debajo de donde se instalaban las dos carteleras del cine en la pared de la casa de Paco Molina. Los bares y las tabernas, con un atrayente olorcillo a tapas, se ponían a rebosar de gente. Los niños y las niñas pedían el aguinaldo a sus familiares.

La iglesia era muy concurrida y ‘El Paseo’ también. La Navidad, que conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén, se vivía intensamente y sin tantos lujos. En la mayoría de las casas se montaba un portalito de Belén. Los niños y las niñas estaban deseando que llegase el día de los Reyes Magos para conocer los regalos que le habían dejado a media noche. En aquellos tiempos abundaban los caballitos de cartón, los mecanos, las muñecas, los patines, los caramelos y otras cosas. En la Placeta de María ‘La de la Posada’ y alrededores Antonio Serrano y sus demás hermanos, Paquito ‘El zapatero’ y sus dos hermanas Encarnita y Mari, Lolita la de Antonio Ferrer, Antonio ‘El de Mercedes’, Marcelo, Antoñito ‘El del Molino’, Pepe el de Ana, Guadalupe la de Rafael el Sillero y su hermanos Rafael (un servidor) y Adolfo, Pepe ‘El de los Portales’, la familia del sastre… lo pasaban muy bien cantando villancicos, jugando y tocando. El que tenía algunas pesetillas de las de antes iba a la tienda de Trini a comprar pipas y garbanzos. Juan ‘El Talabartero’ también vendía bolicas de colores comestibles y otras cosas.

En la plaza de Dúrcal solían reunirse también por Navidad para jugar y entretenerse muchos niños: Pepito ‘El Alcalde’ y su hermana Adelita, Juan de Dios González, Fermín ‘El de Rosita’ y su primo Juan Jesús, Povedano, Manolo ‘Campos’, ‘El Rubio de la Peluquera’, ‘Peluca’, el hijo de Alberto ‘El Moreno’ , ‘Fonda’, ‘Poyo’, ‘El Garbancero’, Cejudo ‘El Mecánico’, ‘Malahá’, Rafael ‘El de la Radio’, Antonio ‘El Aguacilillo’, Justo ‘El Pastor’, Eugenio ‘El Ciclista’, Juan el de Encarna ‘La de la Leche’, Agustín ‘El coleccionista de sellos’ que llegó a ser alcalde de Dúrcal, ‘Porretillas’, Juan Ramón, el hijo de Juanico ‘El Herrador’, Ríos, ‘El Garbancero’, ‘Telégrafos’, ‘Peluca’, Manolo y Salvador Serrano, Pepe ‘El Hornero’, Melguizo, entre otros muchos.