Los eternos hiladores de Dúrcal
Un grupo de mayores dan a conocer el primer oficio que tuvieron cuando eran niños | Este milenario trabajo con esparto, que ya existía en la Prehistoria, desapareció cuando aparecieron las fibras sintéticas
RAFAEL VÍLCHEZ
Dúrcal
Sábado, 8 de septiembre 2018, 01:33
La plaza de España de Dúrcal sirvió de marco para acoger una exhibición artesanal de hilatura con esparto empleando una rueda montada en un banco ... de madera. Esta milenaria tarea desapareció hace décadas cuando aparecieron las fibras sintéticas. En esta muestra participaron personas jubiladas que a corta edad empezaron a hilar: Salvador Melguizo, Pepe 'Chipelo', Juan 'El Feo', Antonio 'Cagamistos', Modesto, Diego 'Parapanda', Paco Cándido 'El Músico' y Antonio 'Pecho'. También Francisco Aguilar (nacido en Lagos, anejo de Vélez de Benaudalla y residente en Dúrcal) expuso muchísimos objetos elaborados por él mismo con esparto majado y sin majar.
Antiguamente muchos hombres de Dúrcal y algunos artesanos elaboraban también pleita con esparto para fabricar serones, espuertas, esteras y otros utensilios para la casa y el campo. En la Prehistoria, los primeros pobladores, ya utilizaban la fibra del esparto para tejer.
Uno de los participantes, Salvador Melguizo, nacido en 1939, comenzó a trabajar a los seis años de edad dándole a la rueda de hilar. Arrimaba el hombro hasta los domingos al medio día y ganaba 120 pesetas al mes. «Yo trabajé de hilador en la industria de Juan ubicada en el barrio de Almócita. Recuerdo que el esparto se recogía en toda la provincia de Granada. El corte (nunca arranque) tenía lugar en agosto. En Dúrcal, al principio, se traía el esparto del monte con bestias y a cuestas. Luego se secaba y después, si el esparto se quería cocido, se metía durante tres semanas en las albercas de Manuel Padial 'El del cine' y 'Migueluche'. Más adelante se llevaba a las eras para que se secara y para poder trabajarlo en más de una docena de ruedas situadas en el camino de 'Las Fuentes', 'El Darrón', Almócita, etcétera», indica.
Según Salvador Melguizo, en Dúrcal había también muchas mujeres que fabricaban soga y cuerda con esparto con sus propias manos. «Recuerdo que algunas de ellas comenzaban haciendo soga y cuerda en 'El Darrón' y llegaban andando y trabajando hasta cerca de la Plaza. Toda la cuerda que se hacía de una u otra forma era vendida sin dificultad a los molinos que precisaban capachos, para las faenas del campo, para amarrar los haces de cañas y los barcos de Motril, etcétera. También, hilábamos la pita y el cáñamo. Los hiladores ganaban más que los campesinos. En 1965 dejé este trabajo por otro», termina.
Francisco Sánchez, más conocido por Paco Cándido, de 67 años, comenzó a trajinar en una rueda de un banco de esparto a los 9 años de edad. «Yo trabajé en la industria que Antonio 'Baza' tenía en 'El Darrón'. Recuerdo que trabajábamos en el patio grande que tenía aquella vivienda que poseía también una máquina de majar esparto. Ganaba cinco duros (25 pesetas) a la semana», evoca.
«En aquellos tiempos había en Dúrcal muchas ruedas para hacer cuerda: la de Antonio 'Baza', 'Ilio', las de las zonas de 'El Cable' y 'Las Fuentes', etcétera. El esparto se traía de la sierra. Luego, entre otras cosas, era majado con máquinas y a mano. La cuerda se hacía de muchas medidas y grosores. La más gorda y gigantesca era para los barcos. Las capachas de los molinos precisaban muchas cuerdas para fabricarlas. Cuando llegaron las fibras sintéticas desaparecieron estas faenas que dieron trabajo a mucha gente de mi pueblo de Dúrcal», rememora.
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