Las doce uvas de la Nochevieja de agosto, la mejor cosecha de Bérchules
El pequeño municipio alpujarreño multiplicó sus residentes por doce con visitas que buscaron aliviar el calor con sones pachangueros, nieve artificial y mucho cotillón
MARÍA RUIZ (EFE)
GRANADA
Domingo, 6 de agosto 2017, 13:50
El pequeño municipio de Bérchules, en la Alpujarra granadina, celebró anoche su particular Nochevieja de verano y multiplicó sus residentes por doce, como las uvas ... ligadas a la despedida del año, visitas que buscaron aliviar el calor con sones pachangueros, nieve artificial y mucho cotillón.
El apagón de luz que el 31 de diciembre de 1994 dejó a los poco más de 700 vecinos de Bérchules (Granada) sin uvas y sin despedir el año como marca la tradición, pero sirvió también para crear una nueva forma de atraer turistas.
Esta localidad alpujarreña apostó entonces por crear la mejor cosecha posible de las malogradas uvas de aquella Nochevieja de la década de los noventa y embotelló una nueva propuesta: cambiar la fiesta de fecha y lograr la suerte que no estuvo entonces de su parte.
Y así, este pequeño pueblo reeditó ayer el triunfo de su Nochevieja de agosto y multiplicó por más de doce, como las uvas, el número de personas dispuestas a brindar, bailar y festejar el caduco 2016 y el pico también vivido de este año.
El presidente de la Asociación Berchulera de Nochevieja en Agosto (Abnea), Antonio Castillo, ha informado a Efe de que la convocatoria ha vuelto a ser este año un éxito y ha detallado que la fiesta, sin incidentes y protagonizada por el buen ambiente, se ha alargado hasta pasadas las ocho de la mañana de hoy.
A esa hora han cerrado las barras que Abnea monta en la plaza del pueblo para dar el relevo a los churros con chocolate o a cualquier fórmula capaz de subsanar el esfuerzo de encadenar un "Despacito" con otro, un "Paquito el Chocolatero" o un "Feliz Navidad" que este año ha sonado hasta más caluroso.
La nieve artificial, el árbol de Navidad de una decena de metros y el ambiente de Nochevieja decoraron la plaza pero no engañaron a un termómetro que sigue siendo de agosto y que marcó temperaturas que no bajaron de los veinte grados, raro en un pueblo ubicado a más de 1.300 metros sobre el nivel del mar "en el que en las noches de verano te pones rebequita".
La edición 22 de esta particular fiesta repartió 12.000 bolsas de cotillón con sus uvas, su cava, matasuegras y hasta gorros y cuernos de reno que se mezclaron con una media etiqueta que es ya tradicional en esta Nochevieja: medio cuerpo con bermudas, chanclas playeras o pantalón corto y la otra mitad con pajarita, camisa y hasta las consabidas lentejuelas de fin de año.
El encargado de pregonar la fiesta de este año fue ayer el periodista Modesto Barragán, quizá un guiño a otro traspiés en lo de comerse las uvas o un ejemplo más de cómo darle la vuelta a la tortilla para convertir un fallo en una opción turística con mucho futuro.
Castillo ha explicado que la plaza mezcló anoche a vecinos bailando pegados los pasodobles tradicionales con mucha despedida de soltero y turistas dispuestos a brindar por aquel apagón del que han sacado una buena cosecha de promoción turística y visitas.
Eso sí, antes de esta peculiar Nochevieja sufrieron lo suyo los tres magos de Oriente, protagonista de una cabalgata calurosa aderezada con más 3.000 kilos de mantecados acompañados de unos 50 litros de anís y cava.
Después, en una plaza ataviada para la ocasión, los asistentes con sus gorritos de cartón y sus matasuegras vieron cómo el reloj de la iglesia marcaba las doce de la noche, señal una vez más para comer las uvas e inicio del jolgorio que, cómo no, va seguido de un 'feliz Navidad' y villancicos varios.
Un año más, el operativo especial con voluntarios de Protección Civil y Guardia Civil, sanitarios y seguridad privada, ha permitido que a nadie se le atraganten las uvas, brindar por un 2017 y medio e iniciar, desde hoy, la preparación de otra Nochevieja única.
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