Antonio Paquez recorrió con sus bestias el Valle de Lecrín y La Alpujarra para vender aceite y aguardiente de Pinos del Valle
Este anciano de 86 años de edad comenzó a trabajar en el campo, recogiendo aceituna, a los 7 años para ayudar a su familia a sobrevivir
Rafael Vílchez
Jueves, 23 de diciembre 2021, 09:18
Antonio Paquez Gómez nació en Pinos del Valle hace 86 años y pudo ir poco a la escuela porque a corta edad comenzó a realizar ... tareas en el campo para ayudar a sus padres, Antonio y Amalia, y a sus cuatro hermanos, a sacar la casa adelante. En aquellos tiempos la mayoría de los niños se ausentaban muy pronto del colegio para trabajar. Lo que más hizo Antonio fue recoger aceituna con mucho frío en una finca cercana a la antigua 'Venta de la Cebá', llamada 'El Macetero'.
Cuando Antonio cumplió doce años comenzó a arar la tierra con burros y con mulos. Era el trabajo que más le gustaba. El padre de Antonio tuvo una taberna. El servicio militar lo realizó en Huesca. Estando en la mili le concedieron 52 días de permiso pero lo reclamaron al mes por el conflicto acaecido en Sidi Ifni. Antonio aprovechó el mes de permiso para trabajar en 'La Resinera', en Fornes, En este lugar trabajaba un tío suyo. Antonio ganó 300 pesetas, las mismas que gastó después en el cuartel de Huesca.
Antonio Paquez es soltero. Cuando realizó el servicio militar volvió a trabajar en el campo de Pinos del Valle. Trabajó como jornalero. Ganaba tres duros (15 pesetas de las de antes) al día, desde las nueve de la mañana hasta las siete de la tarde. Era costumbre antes de salir al trabajo comer migas. En casi todos las moradas se escuchaban por la mañana el sonido de las raceras al contacto con las sartenes. Ese sonido significaba que había trabajo en esa casa. En la vivienda de Antonio se criaban marranos, gallinas, conejos y una cabra para la leche. Antonio emigró a Alemania y allí estuvo tres años trabajando en la construcción. En Barcelona trabajó también tres meses. En aquellos tiempos Pinos del Valle se surtía de vino blanco de Armilla, principalmente. El encargado de venderlo se llamaba Alonso. También existieron dos fábricas de aguardiente en Pinos del Valle.
Antonio trabajó también como repartidor de aguardiente con su tío Paco Molina. Con dos burros llevaban la olorosa mercancía a los clientes de los pueblos del Valle de Lecrín y de Los Guájares. Media arroba de aguardiente costaba 120 pesetas. Además, Antonio se dedicó a vender mucho aceite por todas partes. En su mula cargaba dos pellejos de aceite y a veces trasponía hasta Albuñol. En este pueblo de La Alpujarra pernoctaba en una posada. El aparejo de su mula le servía de cama. La cubierta del aparejo que era de esparto le servía de abrigo. Eran otros tiempos. Antonio solía criar hasta cinco cerdos para el gasto de la casa y para tres de ellos venderlos. Ahora, una cuidadora de Ayuda a Domicilio, Isabel Morata Álvarez, se encarga de prepararle la comida y limpiar su casa. Isabel, nacida en Lanjarón y residente en Pinos del Valle desde hace 30 años, cuando conoció a un pinero llamado Alberto, atiende cuatro casas más. Antonio goza de mucha memoria. A Antonio le encanta salir a la calle y conversar con los vecinos. Es un 'libro de historia andante'. La vista le flaquea, la memoria no.
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