Los alumnos del Taller de Arte de Pintura y Escultura de Dúrcal muestran sus trabajos en la Sala de Exposiciones 'Manuel Puerta Molina'

Pepe Martín desde muy niño siente una gran afición por la pintura. De joven ingresa en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Granada y durante varios años asiste a las clases de dibujo del natural y colorido en las modalidades de retrato, figura humana y bodegón, bajo la atenta y delicada dirección de los profesores, Juan Corredor, Nicolás Fernández y Nicolás Prados López, educando el ojo y la mano en carboncillo, pastel y óleo.

Pero a Pepe Martin, se le tiene que definir como un pintor hecho a sí mismo, que ha encontrado su propio estilo basado en sus propios estudios e investigaciones en técnica y modelos que ha ido definiendo a través de su trayectoria.

Gran admirador de Velázquez, Vermeer y Goya, Pepe Martin, siempre al acecho de lo cotidiano y habitual se decanta por la naturaleza muerta para convertirla en la esencia de su pintura. Recoge el momento oportuno y detiene la evolución de los elementos que transitan hacia lo perecedero en la brevedad del instante que le ofrecen los modelos escogidos, jugando con las horas del rincón sombrío y los días de sentencia del fruto desde la madurez a lo mustio, permitiéndole la libertad de su ejecución, la variedad de sentimientos que transmite o la documentación antropológica que soporta.

Pepe Martín ha realizado numerosas exposiciones tanto individuales como colectivas por toda la geografía andaluza, participando en ferias de arte. En 2010 junto con el escultor Francisco Rodríguez, crea el Taller de Arte Municipal de Dúrcal, ciudad donde reside y en el cual imparte clases de dibujo del natural, óleo , acrílico, carboncillo, pastel y color, labor que compagina con el estudio y realización pictórica de 'la naturaleza en reposo', siendo el tiempo la materia prima de este pintor granadino, paciencia y serenidad, indagar y preguntar a la luz, al color, a la forma, a la materia, incansablemente con la tozudez del artista insatisfecho. Pepe Martin no pinta por contagio de modos y modas, sino para la realización de un sueño que le acompaña desde niño: pintar.