El agricultor más longevo de Pampaneira sigue trabajando en el campo con 91 años de edad
A Francisco Pérez Álvarez también le encanta realizar senderismo para adentrarse como si tal cosa en el Mulhacén, en la Laguna de la Caldera y en las altas cumbres de Sierra Nevada
Rafael Vílchez
Jueves, 19 de diciembre 2019, 12:46
Su salud es de platino. Un agricultor de Pampaneira, Francisco Pérez Álvarez, de 91 años de edad, sigue trabajando en su finca de 'El Cercado' ... porque su excelente salud se lo permite y porque desea seguir viviendo en su terruño de la forma más natural. También, Francisco suele participar con otras personas más jóvenes que él en grandes caminatas y recorridos por el Espacio Protegido de Sierra Nevada, principalmente. A él le encanta ir al Mulhacén y a la Laguna de la Caldera. Últimamente ha participado en una multitudinaria marcha senderista que comenzó en Pampaneira y finalizó en Pórtugos. Francisco recibió un regalo y además fue homenajeado por el alcalde de Pórtugos, José Javier Vázquez.
Francisco Pérez ha trabajado siempre en el campo arando, sembrando, cosechando, regando, guardando cabras, ovejas, vacas, etcétera. En 1936, cuando estalló la Guerra Civil, el jornal de un campesino era de tres pesetas al día, de sol a sol. Los más pudientes de Pampaneira poseían terrenos propios, yuntas de mulos para las faenas del campo y el transporte y, entre otras cosas, uno o varios cerdos para sacrificarlos en el mes de diciembre cuando se acercaba la Navidad. En cada morada y cortijo había gallinas ponedoras para obtener huevos cada día. También había conejos, gallos, pavos, palomas, gatos, perros, etcétera. En esta zona se consumían más huevos y leche que pescado. Había muchas colmenas para tener miel. Las vacas servían para tirar del arado y parir todos los años un becerro que en 1.970 valía unas 18.000 pesetas de las de antes.
Francisco se ha alumbrado con candiles y con la luz que producía 'La Fabriquilla' alimentada con agua del Barranco de Poqueira. «En aquellos lejanos tiempos nevaba mucho en Pampaneira y en otras zonas de La Alpujarra. Eso si era nevar durante días y días y semanas y semanas. Un mulo costaba mucho dinero comprarlo. Yo he conocido cuando en Pampaneira funcionaban tres molinos, o cuando Narciso, Severiano, Jesús y otros se dedicaban a la compra y reventa de jamones. Los bares de Narciso y Alfonso eran muy concurridos en Pampaneira. Don Diego primero, y después don Simón, fueron médicos de Pampaneira, Bubión y Capileira», rememora.
«La gente de Pampaneira viajaba poco antiguamente. Solo lo preciso. Hubo gente que murió con muchos años y nunca salió de Pampaneira. Yo mismo conocí el mar en 1.958, cuando traspuse montado en un camioncillo a Málaga a vender unos jamoncillos caseros. El servicio militar lo realicé de un tirón en Huesca y de esta forma, sin obtener permiso alguno, me licencié tres meses antes que los otros compañeros. En mi bolsillo llevaba veinte duros ahorrados. Cuando contraje matrimonio con María Robles López no pudimos realizar el viaje de novios porque escaseaban los dineros. Eran otros tiempos muy duros. Yo, mientras tenga salud, seguiré trabajando en el campo cada día para que a mi mujer, mis cuatro hijos, mis siete nietos y demás familia no les falten hortalizas, frutas, aceite puro de oliva, almendras... También diré que cosecho vino de la forma más natural para el gastillo de la casa», terminó diciendo Francisco Pérez.
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