La abuela centenaria de un pueblo de Granada que recogía aceitunas por tres pesetas y media al día
A María Aguado le falta poco para alcanzar el siglo de vida con una salud de hierro y memoria envidiable en su querido pueblo de Pinos del Valle, situado en la comarca del Valle de Lecrín
María Aguado Lara se ha convertido en la abuela de Pinos del Valle, municipio perteneciente a la comarca del Valle de Lecrín. Esta excelente mujer ... nació el 19 de marzo de 1926 y fue asentada en el registro civil dos días más tarde. Su secreto para estar siempre fresca y rosada es estar siempre ocupada. A María siempre le ha gustado más el trajín del trabajo que la coquetería. Su padre se llamaba Antonio y su madre Antonia. María tuvo cuatro hermanos: José, Manuel, Antonio y Natividad, y ya han fallecido dos. María tiene tres hijos: Brígido, José Antonio y María. También tiene cinco nietos y dos biznietas.
María Aguado comenzó a ir a la escuela cuando cumplió seis años. Estuvo poco tiempo porque a los pocos años estalló la guerra y huyeron los maestros para que no los asesinaran porque eran de izquierdas. Cuando María cumplió diez años comenzó a trabajar en el campo recogiendo aceituna a mano y ganando tres pesetas y media al día. Los mayores percibían cuatro pesetas por jornada. A ella no le gustaba ganar menos porque recogía la misma cantidad de aceituna de la variedad 'Lechín' que los mayores. El almuerzo lo realizaba junto a un olivo. María contrajo matrimonio a los 26 años de edad con Brígido. No pudieron salir de viaje de novios porque escaseaba el dinero.
María aprendió a corta edad a coser, hacer encajes y puntos de cruz y cocinar. Ella sigue comiendo de todo. Nada le hace daño. Su salud es de hierro. La primera vez que la abuela de Pinos del Valle conoció Granada capital fue cuando tenía ocho años y su tío se la llevó a la capital en un vehículo de viajeros para ver una corrida de toros. Ella se quedó en la casa de un familiar. En aquellos tiempos un vecino del pueblo, Justo Molina, transportaba gente y enseres en su carro tirado por mulos. Salía cargado por la mañana a Granada y regresaba al siguiente día. María también trabajó de cocinera en Motril, con once años, haciéndole la comida a su padre que trabajaba muy duramente acarreando cañas a una fábrica de azúcar con sus dos mulos. Muchos años después, estando ya casada, María trabajó en Francia cinco temporadas vendimiando. Su familia se encargaba de sus hijos. Su marido estuvo más tiempo recogiendo uva.
María cree mucho en la Virgen y en el Santo Cristo del Zapato. A ella le ha gustado siempre leer mucho y ver poco la televisión. Ahora reconoce que «ve veo muy bien la vida en unas cosas pero en otras no. Antes es verdad que había más unión que ahora. Antes en mi casa se realizaban todos los años la matanza del cerdo. Eso pasaba en casi todas las moradas. También criábamos gallinas, gallos y conejos para el gasto de la casa. El pan era riquísimo. Se elaboraba en nuestra casa y se cocía en el horno una vez a la semana. Yo, con tantos años que tengo, he conocido muchas cosas: cuando hicieron la carretera para ir al Barrio Bajo de Pinos del Valle, donde vivo yo, gracias a un cura; cuando existían herradores y muchas bestias; cuando se lavaba la ropa en los lavaderos; cuando funcionaban dos molinos de aceite y ahora funciona uno muy bueno, etcétera», indicó.
A la Escuela de Adultos
María Aguado Lara también ha estado aprendiendo en la Escuela de Adultos porque ella quería saber más. A ella no se le olvida cuando «en la Guerra Civil llegaron a Pinos del Valle con un camión una gente de derechas para llevarse a unos socialistas para asesinarlos en otra parte, en el Barranco de Los Hijones de Melegís. Recuerdo cuando mataron a don Enrique el médico de Pinos del Valle y Restábal, que era de Dúrcal. Eso fue muy triste y no debe volver a pasar. Yo ahora tengo mucho tiempo para charlar y recordar. La memoria no me falla. En mi pueblo se vive muy tranquilamente y no falta de nada. El aceite es superior, de la variedad 'Lechín', nada más y nada menos. Cuando se me acaba una caja de aceite mi hijo me trae otra del molino de aquí. Está riquísimo», terminó diciendo.
Loli Montoro Bonet se encarga de cuidar día y noche a María Aguado. «Ella es una mujer muy buena y cariñosa. Es muy respetuosa con las personas y muy amable. También viene una mujer de ayuda a domicilio durante dos horas. María está sana. Le encantan todas las comidas, entre ellas las lentejas. Goza de buena naturaleza como sus antepasados y su estómago le funciona muy bien a pesar de tener casi un siglo de vida. Sus tres hijos acuden por turnos al pueblo cada fin de semana para que nunca se encuentre sola. Ellos residen en Granada capital. En Pinos del Valle, María Aguado es una persona muy apreciada y querida porque es una mujer muy prudente, respetuosa y muy buena gente», concluyó.
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