«Temí que la siguiente presa fuera yo»
Buitres devoran granjas en Orce porque, según los ganaderos, están hambrientos por la falta de carroña
Jorge Pastor
Miércoles, 5 de octubre 2016, 01:35
La literatura las describe como las aves de la muerte. Las que merodean a sus víctimas durante horas y horas hasta que fenecen exhaustas o ... desangradas. El instinto. Antonio Torres, ganadero, 62 años, nunca había visto nada igual. Fue el sábado por la tarde. Sobre las dos. Dejó diez ovejas paridoras en un corral de su propiedad en el paraje 'La Losa', en Orce, y se las encontró horas después devoradas por los buitres. Las diez reses, todas con más de dos años de crianza, y los trece borregos recién nacidos. Una escena dantesca. «Me quedé pasmado; incluso temí en algún momento que la siguiente presa fuera yo», manifiesta Antonio Torres, quien calcula que dentro del cercado «podría haber perfectamente unos doscientos pájaros hambrientos». «Alguna vez había tenido algún incidente -añade Antonio Torres-, pero nada que ver con esto». Más allá del susto y de aquella imagen desoladora que Antonio aún tardará algún tiempo en borrar de su retina, el 'ataque' a su rebaño le ha provocado unas pérdidas por valor de 1.500 euros. Nueva amenaza para un sector, el del cordero segureño, que atraviesa una época de grandes dificultades debido a la falta de precipitaciones, la ausencia de pasto y la necesidad de mantener la cabaña a base de pienso.
¿Por qué una embestida tan virulenta? Pues básicamente por la llamada de la naturaleza. Olieron la sangre fétida del parto y acudieron en tropel. Hay otros motivos más estructurales. Según Antonio Torres, que también es delegado de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en la zona norte de la provincia, los buitres, que necesitan medio kilo de comida a diario para mantenerse en perfectas condiciones de salud, «no tienen sustento porque existe una prohibición de dejar los despojos abandonados y porque todo está tan seco que ni siquiera hay animales en el campo». «Se alimentan de la carroña, no de seres vivos», apunta Torres. «Entiendo que la administración los proteja -los buitres leonados formaban parte hasta 2006 del listado de especies en peligro de extinción-, pero ¿quién nos protege a nosotros», se pregunta Antonio. «Yo también tengo que alimentar a mi familia», agrega.
Medidas
Desde la UPA se insta a la Consejería de Medio Ambiente a la adopción de algunas medidas para salvaguardar las explotaciones ganaderas. También solicitan al Gobierno que, después de tres años sin que caiga ni gota, estudie la posibilidad de declarar esta comarca como 'zona catastrófica'. «Todo el mundo mira para otro lado y estamos en una situación límite», lamenta Antonio Torres, quien insiste en que muchos pastores ya tienen agotada toda su capacidad de endeudamiento financiero. El panorama seguirá empeorando en la medida que los pluviómetros sigan sin moverse. Por lo pronto, las previsiones desde hoy hasta el domingo siguen anticipando un panorama de cielos despejados y ausencia de agua. Los pantanos se encuentran al 45% y los agricultores advierten de pérdidas millonarias en la cosecha de aceituna si persiste el tiempo anticiclónico durante algunas semanas más.
El secretario general de la UPA, Nicolás Chica, comenta que la sequía es una contingencia que debería estar plenamente cubierta en el sistema de seguros, «pero en la práctica esto no sucede». «Las condiciones que se ofrecen se alejan mucho de la realidad, lo que genera una gran desconfianza entre muchos agricultores, que prefieren no firmar las pólizas», dice Chica. En el caso de Antonio Torres, por ejemplo, la pérdida de los diez primeros ejemplares está fuera de cobertura por la franquicia. Nicolás Chica critica que el Gobierno siga practicando recortes a la partida presupuestaria de ayudas para fomentar el aseguramiento agrario.
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