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José Ramón Villalba
Martes, 9 de febrero 2016, 11:08
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Argimiro es uno de los 550 vecinos de Órgiva y Cáñar obligados a desalojar sus viviendas el pasado domingo entre las 14.30 y las 19.14 horas. «Estaba a punto de empezar a comer cuando escuchamos por un altavoz que debíamos de abandonar las casas por la proximidad del fuego».
-¿Cómo reacciona en ese momento, qué decide llevarse de la vivienda?
«Pues mi mujer y yo teníamos cierto nerviosismo, algo de susto, porque la situación impone. No cogí nada, sólo cerré las ventanas y desconecté la luz, se me olvidó apagar el butano, pero gracias a Dios no ocurrió nada. La decisión del desalojo fue muy acertada», señaló ayer, mientras observaba a lo lejos, desde la puerta de su vivienda, parte de la zona arrasada por el fuego cerca de Órgiva.
«Aquí vinieron dos hippies de la comuna de Beneficio, próxima a la zona de Cáñar. Una estaba embarazada y a punto ya de cumplir (en cualquier momento puede parir). Cenaron en el restaurante y nos dijeron que el fuego se quedó cerca de la comuna. Nos comentaron que un autobús trasladó a la gente de la comuna a Cáñar y Órgiva». Las palabras son de Encarni, trabajadora de la Venta de El Buñuelo, un restaurante ubicado a la salida de Lanjarón en dirección a Órgiva, una tribuna perfecta desde donde vieron los dos incendios y el trasiego permanente de vehículos pesados del Infoca, de la Guardia Civil y Protección Civil. «Fue un susto, quillo, un susto. No ha llovido nada, está todo muy seco y ayer -por el domingo- hacía mucho viento. Cuando vimos las llamas del segundo incendio ya dijimos: ¡uf!, aquí hay algo raro».
Francisco López se afanaba ayer en recomponer el desaguisado de las llamas en torno a la finca que corona la zona más alta de Las Barreras, apenas a dos kilómetros del lugar donde las llamas del primer incendio perecieron. «Dio tiempo a sacar a los perros, pero los dos cerdos fueron alcanzados por el fuego y perdieron la vida. También ha destruido las colmenas y ha tocado a algún pino carrasco».
Abajo en la carretera de Órgiva, a la entrada de la pedanía de Las Barreras, Rafael y Valentino, inciden en el denominador común de la mayoría de los comentarios, «todo está muy seco» y «no se sabe cómo ha sido, pero tanto fuego seguido es raro». Los dos están a pie de carretera y valoran la intervención de los medios del Infoca, «porque si el fuego avanza más se come la Vega de Órgiva y esto hubiera sido un desastre para todos».
Ya en los Guájares donde se declaró un tercer incendio la mañana del lunes, los vecinos se enteraron del siniestro, sobre todo, por el trasiego de efectivos del Infoca. «Han sido muy rápidos y los aviones han ayudado bastante, gracias a este gran despliegue, el fuego no ha seguido avanzando», comunicó la alcaldesa, Dolores Rodríguez.
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