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La frontera de las altas cumbres

En el Dornajo el viento y la nieve modelan un paisaje que se torna alpino, se acaban los bosques y entre arenales blancos surgen prados, tajos y pedregales

Juan Enrique Gómez

Viernes, 31 de julio 2015, 00:29

Un seco graznido surge sobre los sabinares, bajo las paredes de rocas calizas que se deslizan hacia las vaguadas por las que asciende el viejo ... camino de los Neveros. El sonido delata la presencia de una pareja de chovas piquirrojas, un ave de color negro intenso en la que destaca un largo y poderoso pico rojo fuego. Son visitantes habituales de diversos parajes de Sierra Nevada, colonizadoras de territorios que desde las cotas superiores de la media montaña, ascienden cada año hacia las cumbres al mismo tiempo que se funden las nieves. Su vuelo indica que estamos en las puertas de la alta montaña. Chovas y sabinas son dos claros bioindicadores que señalan altitud y características climáticas, y dicen que a partir de este punto entramos en los dominios de las altas cumbres, donde las especies han de adaptarse a condiciones extremas, donde el paisaje es modelado por el viento, la nieve, y una vegetación que se pega al suelo para protegerse y aprovechar la humedad y el calor de la tierra.

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