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Raimundo Pérez en el almacén de Maritoñi. Javier Martín
«Estamos produciendo maritoñis como locos, tenemos el almacén vacío»
La industria agroalimentaria sufre el apagón

«Estamos produciendo maritoñis como locos, tenemos el almacén vacío»

En el emblemático obrador granadino refuerzan el ritmo para compensar el 30% de la producción diaria que dejaron sin fabricar

Miércoles, 30 de abril 2025, 00:08

Los amantes de las Maritoñi, el dulce granadino por excelencia, pueden tener la total garantía de que son frescas y su producción es diaria. Tanto que un parón de una jornada en las líneas de fabricación deja vacío el almacén de la empresa, que ahora está pisando el acelerador para compensar las pérdidas del apagón, alrededor de un 30% de la producción diaria, y que no genere problemas de suministro.

En la emblemática empresa de dulces granadina ayer evaluaban el estado de todas las materias primas que guardaban en sus cámaras, como la manteca o la margarina, evaluando registros horarios y test de cámaras para ver si habían sufrido estrés térmico por el apagón. Y echaban los primeros números de las cuentas, además de fotos de las materias primas echadas a perder, con la incertidumbre de si podrán reportarlas al seguro.

«Necesitamos saber las causas de la interrupción del suministro cuanto antes para ver si podemos acceder a las indemnizaciones del seguro», explicaba ayer a IDEAL el gerente de Maritoñi, Raimundo Pérez Huertas, que también es el presidente de la Asociación de Industrias Agroalimentarias de Granada. Y es que, según explica, en función de las causas del suceso las aseguradoras tienen estipulaciones diferentes o derivan la responsabilidad al Consorcio de Seguros. «La gran duda que compartimos todos los asociados es si alguien nos va a ayudar o todas las pérdidas las tenemos que sumir los empresarios», advertía.

Cuando al mediodía se apagaron los hornos, en Maritoñi se estaban cociendo 10.000 deliciosas chococañas que fueron a parar al cubo de la basura, al igual que la masa sin hornear con la que los trabajadores daban forma a los dulces en las líneas o la caldera de cabello de ángel que se estaba cocinando.

«Tenemos una filosofía de frescura del producto y no acumulamos, trabajamos con la previsión de lo que vamos a producir en 24/48 horas», señalaba el empresario. Precisamente por esos márgenes estrechos, la preocupación en Maritoñi se centraba más en lo que dejó de fabricar, que en lo perdido. «Estamos produciendo como locos porque hoy no tenemos de nada», apuntaba el empresario en el interior de un almacén vacío. De las 40.000 míticas maritoñis que se fabrican a diario les faltaban doce mil.

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