«Vivo en un trastero y he rellenado mi solicitud en una librería»
La brecha digital dificulta los trámites, a lo que se suma la incertidumbre por falta de respuesta
Alberto –nombre ficticio– responde a la llamada de IDEAL desde un sótano. Es su hogar, el trastero en el que vive desde hace algo más ... de dos años. «No tengo agua potable ni cuarto de baño. Ahí sigo». Es pintor pero no tiene ninguna formación para ello, lo que le dificulta acceder a los pequeños trabajos que le permiten comer. «Como no me sale trabajo, tengo que estar esperanzado en la ayuda». El problema es que es difícil pedirla y, una vez solicitada, ni siquiera sabe cuándo podrá contar con ella.
La etapa más cruda de su vida, los últimos dos años de sus 45, comienza con una separación. Tiene cero ingresos 'legales'. Una frutería cercana le paga cinco euros por montar el puesto cada mañana. Además, los martes, jueves y sábados descarga el camión de la fruta y se lleva otros diez euros. Pudo solicitar el ingreso mínimo vital pidiendo el favor en otro establecimiento cercano, una librería. «Ya lo he solicitado, el lunes, pero me costó lo más grande».
Gracias a una trabajadora social ha conseguido sacar adelante el trámite –salvo que la administración diga ahora que algún documento es incorrecto–, previa acreditación de identidad en Internet, solicitando los papeles del SEPEque certifican que no cobra y es demandante de empleo o los documentos requeridos de la Agencia Tributaria. «Tienes que mover muchos papeles, y nos lo hemos ido mandando todo por correo, llamando por teléfono. Para el empadronamiento tuve que ir, esperar bastante rato... Y aún no me dicen si me la van a dar o no. Lo único que tengo es un código por si me falta algún papel más».
La historia de Alberto es la de cientos de granadinos que estos días piden ayuda a conocidos, tiendas cercanas, sindicatos o trabajadores sociales para completar el tedioso trámite de una ayuda que, ya lo dice su nombre, es vital para ellos. Más cuando, con la crisis económica, encuentran cada vez más puertas cerradas.
Los trabajadores sociales consultados por IDEAL cuentan que es casi imposible lograr una cita presencial para que atiendan a estos ciudadanos. «Muchos la hacen por Internet, pero ni siquiera saben si la han presentado bien y no tienen a quién consultar». Una vez cursada la solicitud, llega la incertidumbre por la falta de respuesta.
Por otro lado, la puesta en marcha del ingreso mínimo vital ha supuesto la paralización de las solicitudes de emergencia por coronavirus en la renta mínima de inserción. «Nos dijeron que no se podían pedir las ayudas porque el IMV tenía efectos retroactivos y se iba a cobrar por duplicado, una ayuda del Estado y otra de la Junta». Durante las últimas semanas, los trabajadores han denunciado que recibieron orden de no tramitar esta ayuda, pero sin base normativa que amparase esa decisión. Otro plus de intranquilidad para las familias más necesitadas de la provincia de Granada.
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