Las primarias pasan 'fractura'

Llenó la sala Mariano Rajoy de la sede provincial del PP y hubo que habilitar otra habitación. Entonces se desataron los nervios entre quienes creían manejar por anticipado el desenlace de las primarias y tenían escrito otro guion.

Varios dirigentes de peso le trasladaron en privado al presidente de los populares granadinos, Sebastián Pérez -públicamente neutral-, que estaban con Sáenz de Santamaría. Ese mismo domingo por la tarde, minutos antes de las ocho, se pronunciaba en esa línea el portavoz adjunto en el Congreso, Carlos Rojas. Una hora después lo hacía la parlamentaria Marifrán Carazo. Y hubo una reacción en el entorno de la dirección provincial. El lunes se manifestaba el portavoz del partido en Diputación, José Antonio Robles; sólo que, en este caso, a favor de María Dolores de Cospedal.

Las primarias del PP han pasado 'fractura'. Varias provincias andaluzas las interpretaron como una 'reválida' para la dirección regional y Juanma Moreno. Y con los resultados sobre la mesa es evidente que el presidente andaluz tiene un sector crítico. La candidatura de Cospedal ha sido mayoritaria en Almería, Córdoba y Jaén. En Granada, se impuso Soraya por 51 votos. Aunque hay detalles que ayudan a interpretar la pretendida 'neutralidad' de la dirección: Cospedal ha sido la opción más votada en el pueblo del secretario general, Albolote, y en la capital.

Hay, como mínimo, una doble lectura. Juanma Moreno tiene que reconducir su relación con el equipo de Sebastián Pérez. Pero la dirección granadina tampoco ha sido capaz de sacar adelante el soterrado envite en la provincia y entre los 'sorayistas' hay barones y baronesas.

La campaña por Cospedal en Granada fue, en un primer momento, sutil y en los últimos días se intensificó a golpe de teléfono. Varios dirigentes de renombre resumen lo vivido en los mismos términos: «Ha sido duro».

La representante de Sáenz de Santamaría es Marifrán Carazo, acompañada en este grupo -entre otros- por la alcaldesa de Almuñécar, Trinidad Herrera, y el primer edil de Loja, Joaquín Camacho; actualmente, los dos cargos que ostentan el mayor poder institucional del PP granadino. También han estado en este círculo la portavoz en el Ayuntamiento de la capital, Rocío Díaz, o el concejal Antonio Granados.

Especialmente intensa ha sido a última hora la pugna en la capital, donde el resultado del distrito Zaidín desequilibró la victoria a favor de Cospedal; aunque la suma de los votos de Soraya y Casado es superior. La situación más llamativa se vivió en Ronda, el único distrito donde se llegó a votar para escoger a los dos compromisarios que acudirán al congreso de Madrid por esta agrupación tras mantener la voluntad de presentarse el 'sorayista' Antonio Granados. Finalmente se impusieron dos personas muy afines en estos momentos a la dirección provincial: la parlamentaria Eva Martín y el exsubdelegado Francisco Fuentes. Casualidad.

Lo paradójico es que, en Ronda, en contra de la directriz 'oficiosa', el candidato a las primarias con más votos ha sido Pablo Casado. No hay que pasar por alto los 209 votos que ha obtenido en la provincia, sin contar ni con el acompañamiento del aparato ni con el empuje de los cargos públicos del entorno de Juanma Moreno. El enlace de Casado ha sido el presidente local de Pinos Puente, Antonio Duarte. En esta línea también está -al menos en apariencia- la diputada Concha de Santa Ana.

Queda la segunda vuelta, la votación del día 20 en el congreso que se celebrará en Madrid y en el que solo participarán los compromisarios electos y los que son miembros natos. Granada cuenta con 67 militantes acreditados en total, de los que 61 fueron elegidos también el pasado jueves en una segunda urna que no acaparó el protagonismo pero que será la que finalmente ponga al presidente o presidenta del partido.

¿Cuál es la proporción entre esos 67? Si preguntas a los 'sorayistas' dicen que son mayoritarios y si hablas con los 'neutrales de Cospedal' aseguran que han barrido. La visión más plausible es que se encuentran en un empate técnico y ninguno de los dos sectores controla más de una treintena de compromisarios.

Un reflejo de lo incierto que se presenta el cónclave. Donde los teóricamente derrotados pueden resultar más determinantes que quienes en apariencia vencieron.