Las obras pendientes del AVE afectan a la Villa Romana de Salar y a empresas de Loja
El Poniente pide que la infraestructura no afecte a empresas y regantes, y una cooperativa propone un trazado más corto y menos 'dañino'
El AVE, capaz de 'volar' a más de trescientos por hora, cruza Loja al ralentí. Estos trenes, que figuran entre los diez más veloces del ... mundo, tienen que bajar el ritmo hasta circular a marcha de coche en casco urbano. Entre otros puntos conflictivos, atraviesa un angosto túnel del siglo XIX. Este frenazo resta competitividad a un medio de transporte que se intenta diferenciar, precisamente, por ser el más rápido en tierra.
La solución al cuello de botella en Loja es un atajo: la Variante de Loja, futura vía que esquivará el municipio para recortar entre diez y quince minutos al viaje hasta Antequera. Uno de sus tramos está en construcción y los otros dos en estudio, con la previsión de que antes de 2026 estén acabados. Con los planos en la mano y una fecha en el horizonte, ayuntamientos, regantes y empresarios quieren saber cómo afectará la nueva infraestructura a sus tierras: «Nos preocupa que el AVE vaya a pasarnos por encima».
El sol aprieta en este prólogo del verano y los espárragos no aguantarán mucho más. La campaña llega a su final y el trasiego en la cooperativa de San Isidro, con 1.400 socios y 300 trabajadores centrados en la temporada de uno de los productos estrella del Poniente. Ya han cerrado las cuentas de la aceituna: en un año de poca producción han movido 41.000 toneladas. Es una empresa grande y prevé crecer en los próximos años. Incluso tienen los terrenos reservados para ello. Pero temen que la Variante de Loja se cruce en sus planes.
«La sensación es de mucha preocupación, de intranquilidad. Es una cooperativa que lleva desde el año 58 funcionando, el último traslado fue hace 20 años, cuando llegamos a esta ubicación, y nos están diciendo que nos van a pasar por encima las vías del AVE. No sabemos si podremos continuar con algunas de nuestras actividades y crecimiento». Habla el presidente de la cooperativa, Indalecio Cáceres, que extiende sobre la mesa varios planos y fotocopias junto a Antonio Rodríguez, ingeniero agrónomo, y José Luis Espejo, gerente de San Isidro. En uno de los papeles está el correo que encendió las alarmas: la empresa encargada de proyecto de obra les envió hace dos meses un plano de la zona de la cooperativa que estaría afectada por la variante, anexo a una solicitud de los planos de la zona.
Así, un trazado que la cooperativa había dado por olvidado hace una década, les sorprende ahora que han ocupado parte de los terrenos en los que se asentarían las enormes columnas que sostendrían un viaducto a cincuenta metros sobre el polígono Manzanil. Un coloso en mitad de sus instalaciones. Si se construyen perderán la posibilidad de edificar en el actual párking de camiones y tractores, tendrán que cerrar la tienda gourmet de la cooperativa, el surtidor de carburante y un depósito, entre otras infraestructuras y líneas de suministro y evacuación. Además, quedará cortado el principal vial de acceso a una cooperativa de la que entran y salen cientos de coches y tractores en épocas de campaña.
Hay otras empresas afectadas. Y no solo empresas. En el escrito que la cooperativa remitió a Adif a finales de marzo, pidiendo una reunión, recuerdan que la infraestructura puede llegar a afectar al acuífero de la sierra de Loja, a otras cooperativas y a los regantes del entorno del polígono. Por ahora no han tenido contestación. IDEAL contactó con la empresa pública responsable de la infraestructura, Adif, el pasado martes para obtener información sobre las obras y si aún es posible modificar los trazados de la Variante, pero no ha recibido respuesta.
La alternativa
La propia cooperativa ha puesto sobre la mesa una posible 'variante a la variante' y ha iniciado una recogida de firmas contra el trazado actual. Han sugerido, en un boceto, un nuevo trayecto a otro lado de la autovía. Estos son sus argumentos: esquiva el paso por el núcleo urbano, es más corto y por tanto más rápido y barato, requeriría un viaducto menos ambicioso, afecta menos a los términos de Salar y Huétor Tájar, evita túneles y trincheras y no necesita salvar el cruce con una línea de alta tensión en Manzanil.
El debate está abierto. Expusieron esta idea el pasado viernes en el salón de plenos del Palacio de Narváez, en Loja, durante una reunión con representantes de los ayuntamientos de Salar, Loja y Huétor Tájar, comunidades de regantes y cooperativas. Se desmarcan –insistieron en un escrito, y lo hacen de viva voz– de polémicas e intereses partidistas. No quieren paralizar la variante:solo piden que alguien les explique el proyecto. Eso, de entrada. A partir de ahí quieren que sea beneficioso para la comarca, que afecte lo menos posible al rico patrimonio natural y cultural –desde el acuífero de Sierra Gorda a la Villa Romana de Salar– y al crecimiento económico de las cooperativas y regantes. El desarrollo de Granada, opina el alcalde de Loja, Joaquín Camacho, «no puede ser a costa del Poniente». «Una variante a más de 300 kilómetros por hora difícilmente nos dará más trenes para Loja», añade. En la zona hay consenso: no puede haber variante sin reforzar la conexión Loja-Granada con un buen servicio de cercanías, y quizá es momento también de plantear terminales de mercancías integradas en el Corredor Mediterráneo.
Consideran que aún hay tiempo. Los tramos que afectan a la zona no están en obras, sino en estudio para actualizar los proyectos de hace una década a los requisitos normativos actuales. El último plazo fijado por el Gobierno para el estreno de la infraestructura al sur del municipio es el año 2026. Esto ocurrirá si los estudios finalizan en el horizonte previsto, 2023, y si las obras no sufren nuevos retrasos. Antes de que los trazados sean definitivos, los ayuntamientos de Loja y Salar, las cooperativas y los regantes quieren que representantes del Gobierno y de Adif escuchen sus propuestas. Que el AVE 'vuele' a 300 por el Poniente es compatible con la protección y desarrollo de la comarca.
El viaducto de Riofrío, en última fase
Las obras en el viaducto de Riofrío, uno de los puntos clave de la variante, están en última fase. La infraestructura de 580 metros, compuesta de 10 pilas, está en periodo de ejecución.Los operarios han alcanzado ya el último de los vanos –tramos del tablero–, como se aprecia a simple vista desde el entorno del puente. Es solo una parte del primer tramo, 3,2 kilómetros, en obras. El del Valle del Genil (7,86 km) y el de la A-92 (6,3 km)son los que están en estudio para actualizar los proyectos. En una primera etapa, las empresas adjudicatarias prestarán servicios a Adif para adaptar los estudios. En una segunda fase se avanzará en el proyecto constructivo.
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