«Si se da un positivo, se aísla a toda la cuadrilla y se para la producción»

Las diferentes asociaciones agrarias señalan que cruzan los dedos para que no se produzcan contagios entre trabajadores que obliguen a confinar a las cuadrillas. «Hay preocupación por la Covid-19 en todo el sector, las campañas del olivar, entre otras, son temporadas reducidas y los trabajadores van de explotación en explotación o tienen contratos cortos de un mes o varios días para tareas puntuales por lo que existe riesgo de contagios. Si se produce un caso positivo hay que aislar a toda la cuadrilla y el campo no es una fábrica. Tiene sus tiempos y hay que adaptarse a ellos para no perder las cosechas. Abandonar durante los días que dure la cuarentena una explotación puede suponer pérdidas», lamenta Nicolás de la Chica, secretario provincial de UPA.

En municipios como Jate o Zafarraya reciben muchos temporeros que provienen de América del Sur, el Este de Europa y Marruecos. Se alojan en albergues dispuestos por algunos empresarios agrícolas o conviven los miembros de las cuadrillas bajo un mismo techo, lo que hace peligrar los cultivos en caso de que se detecten casos.

Tras numerosas peticiones, las agrupaciones agrarias consiguieron que la Consejería de Salud se hiciera cargo de las pruebas PCR de los empleados y ahora piden también que la Junta de Andalucía y las administraciones locales habiliten instalaciones para que, en el caso de que algún temporero dé positivo, pueda aislarse rápidamente sin que se produzcan contagios masivos entre los agricultores.

«Dependíamos del clima y ahora, también, de la Covid-19. Son muchos factores a controlar que están fuera de nuestro alcance. Si se aísla a todos los trabajadores tenemos que suspender la campaña», lamenta.