El posible peligro de los jabalíes vistos en Granada: «Son más fuertes de lo que pensamos»

Sin ir más lejos, hace unos días pudo verse a una familia de jabalíes paseando por la zona como si fueran un granadino más. En este caso concreto, varios ciudadanos se toparon con una madre y tres jabatos, dando lugar a varios vídeos y numerosas instantáneas de los animales recorriendo el camino. Una estampa cargada de ternura que no debe engañar a quienes frecuenten la zona: son animales muy fuertes y peligrosos.

«Hay que tener en cuenta que son animales silvestres y que son mucho más fuertes de lo que pensamos», advierte a IDEAL Marcos Moleón Paiz, profesor titular del Departamento de Zoología de la Universidad de Granada. Aunque no lo parezca, el peso de una hembra se asemeja al de una mujer adulta, mientras que el de un macho es parecido al de un hombre. Y aunque el peso sea similar, lo cierto es que «son más fuertes que nosotros» y «no siempre podemos predecir su comportamiento», motivo por el que ante un encuentro con ellos hay que extremar las precauciones.

«Ante todo hay que tener sentido común y no acercarnos demasiado, sobre todo si se trata de una hembra con crías pequeñas», señala Marcos. El motivo es sencillo: la respuesta de la madre siempre va a ser defensiva, sobre todo si aprecia que existe una amenaza. «También es importante no realizar movimientos bruscos e interpretar su comportamiento porque no es lo mismo un jabalí que esté tranquilo o descansando que otro que esté agitado», añade.

El profesor titular de la Universidad de Granada confirma que la presencia de estos animales está aumentando en prácticamente todo el país, algo que se debe a varios motivos. «El más importante de todos es la modificación del comportamiento de los jabalíes, que se ven atraídos por los restos de comida que deja la gente». Además, la población ha aumentado durante las últimas décadas debido a que falta su depredador natural, que es el lobo.

«Este tipo de encuentros, sobre todo si son con crías, nos inspiran ternura y nos llevan a hacer cosas que haríamos con un animal doméstico pero que en realidad no deberíamos hacer nunca», señala Marcos, que considera fundamental trabajar en clave de «prevención». «En las sociedades actuales de los países desarrollados nos olvidamos de que somos parte del ecosistema y que tenemos que convivir con el resto de organismos, tenemos que volver a aprender a hacerlo», finaliza.