La gran «ola» que amenaza la estabilidad de la presa de Rules en Granada
Un estudio del Instituto Geológico y Minero advierte sobre el riesgo de tres deslizamientos en los laterales del embalse
Una técnica novedosa, que consiste en un radar satélite (InSAR, son sus siglas en inglés) que es capaz de detectar movimientos milimétricos del terreno, ha ... sido la que ha permitido la detección de tres deslizamientos que amenazan a la presa de Rules. El estudio del Instituto Geológico y Minero no pretende crear alarma social pero sí concienciar de la existencia de estos movimientos del terreno que podrían generar grandes problemas en un futuro. Por eso, el objetivo de esta investigación científica es animar a los gestores del embalse a que se controlen estos desplazamientos del terreno que, sobre tanta cantidad de agua, podrían causar una catástrofe si colapsaran.
Este interesante estudio, que forma parte de un proyecto europeo que se llama 'Riskcoast' y que analiza peligros en la costa, determina que los deslizamientos en embalses pueden generar situaciones críticas y peligrosas que conlleven a una gran cantidad de pérdidas materiales, económicas e incluso humanas. Por eso, concluyen que las técnica de teledetección son herramientas de gran utilidad para evitar o minimizar estos desastres.
El propio estudio cita la desgracia de Vajont (Italia) cuando en 1963 un gigantesco deslizamiento produjo una ola de 250 metros de alto que dejó más de mil muertos.
Salvando las distancias, el estudio de los deslizamientos de Rules no contempla por el momento el tamaño de la «posible ola» que podría generar en el embalse el movimiento del terreno más grande que hay por la zona en el caso de venirse abajo. Tampoco se han analizado las consecuencias. La investigación está, aún, en una etapa inicial, según explica Rosa Mateos, una de las científicas responsables del estudio, geóloga del Instituto Geológico y Minero, institución que lidera esta investigación junto con la UGR, entre otras. Mateos explica que cuando se construyó la presa de Rules (se terminó en el año 2003) se sabía de la inestabilidad del terreno pero no había técnicas para monotorizarlo.
El estudio de Riskcoast determina que hay tres deslizamientos que amenazan a este gran encauzamiento de agua con una superficie de 345 hectáreas.
El movimiento más preocupante es el de 'El Arrecife', que «presenta un riesgo potencial de experimentar una aceleración crítica y ruptura de la ladera», apunta el estudio. Rosa Mateos explica se podría generar un potencial colapso de la masa deslizada en el embalse, que tendría consecuencias devastadoras para embalse y alrededores.
Por sus grandes dimensiones, señala Mateos que han realizado un estudio más exhaustivo de 'El Arrecife'. «Hemos detectado una tasa de movimiento vertical o hundimiento de en torno a 2 cm/año a lo largo de la Carretera Nacional N-323 y de 6 cm/año en el pie del deslizamiento. Esto significa que la base se mueve más rápido que el deslizamiento en su conjunto», precisa la geóloga.
El agua lo contiene
La científica Rosa Mateos cuenta que el movimiento del pie de este deslizamiento se acelera con las bajadas del nivel del embalse. «Aún no hemos determinado cuánto habría que vaciar la presa para que afectase. El agua ejerce presión y lo contiene. Hemos informado a los gestores de esta infraestructura para que lo tengan en cuenta», aclara Mateos que matiza que será algo que tendrán que considerar cuando se realicen las conducciones de Rules y se haga uso de ese agua. La superficie de rotura de este deslizamiento está a una profundidad media de 30 metros y esto, permite una primera estimación del volumen del deslizamiento: 14,7 millones de metros cúbicos. Este dato equivale al volumen de 4.355 piscinas olímpicas, según traduce la investigadora del Instituto Geológico y Minero.
Los otros dos deslizamientos estudiados: Lorenzo-1 y el del Viaducto de Rules se encuentran en retroceso, por lo que pueden afectar a la Carretera Nacional N-323 y al estribo sur del Viaducto de Rules (Autovía A-44), respectivamente. El movimiento se acelera también, en estos dos casos, con las bajadas del nivel del embalse. Los investigadores llevan desde 2019 con este estudio y con comprobaciones sobre el terreno, en el que se obervan grietas y se ven señales en la carretera N-323 «que se ve doblada como un acordeón». Estos científicos piden que se controlen estos deslizamientos para evitar catástrofes en un futuro.
Los investigadores piden que se monitoricen y controlen los movimientos del terreno
Los investigadores de este estudio quieren que tenga una aplicación práctica y que sirva para evitar futuros problemas con los deslizamientos. Por eso, han trasladado a los gestores de la Presa la necesidad imperiosa de controlar estos movimientos del terreno alrededor del embalse de Rules.
La geóloga Rosa Mateos explica que con los datos presentados, consideran de «vital importancia la monitorización continua» de la actividad de estos deslizamientos, especialmente los del Viaducto de Rules y El Arrecife. Los investigadores consideran fundamental monitorizar in-situ y en tiempo real el gran deslizamiento, que supone el mayor riesgo para la seguridad del embalse. Además, la realización de un sondeo confirmaría la profundidad de la superficie de rotura del deslizamiento y con ello, se podría realizar una estimación más real de su volumen, asevera Mateos. «La instalación de uno o varios inclinómetros permitiría obtener desplazamientos del terrenomás precisos, que complementarían y confirmarían las tasas de desplazamiento obtenidas mediante técnicas geofísicas y satelitales», asegura la científica.
Además aclara que, por ahora, no se han realizado, trabajos que «modelicen» la posible ola que podría generar en el embalse el deslizamiento de El Arrecife en caso de colapsar. «Tampoco se han analizado las consecuencias. Estamos en una etapa inicial de investigación», manifiesta.
Como el movimiento se acelera con las bajadas de nivel del embalse, los investigadores también piden que se controle el modo en que el embalse se vacía porque podría afectar a la sujección de estas laderas. Los científicos tienen uno de sus aparatos frente a El Arrecife, en la zona del windsurf para controlar los movimientos que no cesan.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión