Un polo de empresas tecnológicas junto al PTS tras 17 años de abandono
El antiguo instituto Bueno Crespo, de 8.400 metros y propiedad de Diputación, está destrozado y sin uso desde 2006
Parece que todavía resuenan los gritos de los chavales en el antiguo instituto Luis Bueno Crespo de Ogíjares, que se cerró en 2006 y sigue ... sin uso desde entonces. Los grafitis plagan las paredes de este edificio fantasma en el que aún están las aulas, el hueco de las pizarras o la barra de la cafetería. Se trata de un mastodonte de 8.400 metros totalmente abandonado, en una de las zonas de expansión más prometedoras del Área Metropolitana de Granada.
El traslado del instituto a unas nuevas instalaciones en Armilla dejaron vacío este edificio para el que nunca se ha encontrado un uso viable ni se le ha realizado la gran inversión que necesita. El abandono llegó a los pocos meses de que se marcharan los alumnos y profesores. Los vándalos se llevaron puertas y ventanas, llenaron de pintadas las paredes y dejaron el espacio tal y como está 17 años después.
Propiedad de la Diputación, una de las últimas intentonas fue para instalar un parque de bomberos –allá por el año 2012–, pero la Delegación de Cultura rechazó el informe al entender que esta adaptación modificaría la estructura del edificio, que tiene protección. Desde entonces el asunto quedó paralizado, con un último intento por parte del anterior gobierno de la Diputación, que no salió adelante.
Desde el año 1976, por acuerdo entre la Consejería de Educación y la Diputación granadina, propietaria del inmueble, el edificio albergó las instalaciones del instituto y después pasaron a la institución provincial, que nunca le ha dado un uso más allá del servicio almacén de publicaciones e imprenta provincial, Esta adaptación parcial del edificio sirvió para reubicar las instalaciones de la imprenta provincial, en un módulo perpendicular al edificio principal, de 797 metros, a la derecha del patio central y de la entrada principal.
El presidente de la Diputación, Francisco Rodríguez, explica que fue «una pena enorme» encontrarse, cuando entró este nuevo gobierno en el mes de julio, instalaciones deterioradas como la Ciudad Deportiva de Armilla, con el parque y la cafetería cerradas, con el campo de césped artificial echado a perder y el pabellón con el suelo levantado. También se toparon con la Granja Experimental de Albolote sin uso y cerrada y el antiguo instituto Luis Bueno Crespo totalmente abandonado. «Nos hemos encontrado con un espacio para el vandalismo, donde no queda ni un cable, donde no queda ni una ventana de metal», indica el presidente de la institución provincial.
Francisco Rodríguez explica que no haber hecho ningún mantenimiento, ni haber usado esas instalaciones durante 17 años, supone ahora «una inversión brutal». «Resulta inconcebible el estado de abandono de los edificios, esta es una institución con presupuesto que no puede dar esa imagen de abandono». El presidente de la Diputación engobla, dentro de un plan global para recuperar el patrimonio, poner en funcionamiento el antiguo instituto aunque la obra de recuperación sea costosa. «Si reactivamos estos inmuebles también beneficiarán a los municipios y a la zona en la que están ubicados», añade Rodríguez.
Expansión del PTS
Próximo al PTS, situado entre Armilla y Ogíjares y pegado a la zona de desarrollo y expansión del parque tecnológico de la salud, el presidente de la Diputación plantea ubicar allí un polo de empresas tecnológicas y que este espacio esté dedicado al conocimiento. «Será un lugar para el desarrollo tecnológico que repercutirá en el Área Metropolitana y la provincia», plantea Francisco Rodríguez.
Un vivero de empresas fue el último conato de darle uso al Bueno Crespo, que quedó frustrado por unas ayudas europeas de las que no se supo. El gobierno actual de la Diputación plantea incluir el dinero de la redacción del proyecto en los próximos presupuestos provinciales.
Hasta una escuela de hostelería se barajó para estas instalaciones que por fuera se mantienen en buen estado pero que, por dentro, están absolutamente destrozadas con trozos de pared que faltan, sin cerramientos y con la necesidad de una intervención profunda y costosa que empezará a proyectarse en los presupuestos de 2024.
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