El policía acusado por el tiro que mató a un presunto atracador: «Llegué a temer por mi vida»
Los agentes de aquel operativo llevado a cabo en Cijuela hace once años declaran en el juicio que todos llevaban los chalecos reflectantes
Y. H.
Miércoles, 13 de marzo 2019, 20:03
«Llegué a temer por mi vida». Es una de las frases que pronunció ayer ante el tribunal de la Sección Segunda de la ... Audiencia de Granada un funcionario del Cuerpo Nacional de Policía que está siendo juzgado por la muerte de un supuesto atracador, José Luis M. B., el 12 de abril de 2008, en un garaje de Cijuela.
El funcionario, que era uno de los miembros del operativo policial montado aquella noche para desarticular una activa banda a la que se atribuían numerosos robos, está acusado de un delito homicidio imprudente. Se enfrenta a una petición fiscal de tres años de cárcel como presunto autor del tiro que rebotó en el suelo y alcanzó mortalmente a uno de los sospechosos a los que iban a detener. El fallecido, según el relato de la propia fiscalía, había cogido previamente una escopeta de cañones recortados.
«Me estaba enfrentando a una persona que portaba un arma y que sabía que estaba siendo buscado por tentativa de homicidio», apuntó el agente en un momento de su interrogatorio, durante el que recalcó que él y sus compañeros eran conscientes «de la peligrosidad de la operación».
El funcionario realizó un primer disparo disuasorio al techo del garaje con su pistola reglamentaria, pese a lo cual José Luis M. no cesó en su actitud y mantuvo en sus manos las escopeta, según sostiene la fiscalía. Por eso realizó otros dos nuevos disparos de advertencia, uno de los cuales rebotó y causó la muerte a José Luis M. B., cuya madre ejerce la acusación particular en la causa. La mujer, que fue citada ayer como testigo, se limitó a decir que ella lo que quiere es «que se haga justicia». También detalló que su difunto hijo era diestro, que no estaba casado y que tenía un hijo. Su letrado eleva la petición de cárcel a 4 años y reclama 150.000 euros de indemnización, según fuentes del caso.
Todos los policías que estuvieron en aquella operación corroboraron ante el tribunal que antes de efectuar disparos disuasorios se dijo «alto, Policía» al fallecido y a su acompañante, quienes habían entrado al garaje en un BMW. Los agentes, afirmaron que llevaban todos «chalecos reflectantes» con el indicativo policial.
Otro de los testimonios que se escucharon durante la primera sesión de este juicio, que está previsto hasta mañana, fue el del hombre que acompañaba al fallecido en el vehículo. Este declaró que era su «amigo» y que iban a aparcar en una plaza de aquel garaje cuando «empezó todo». Según señaló, en la plaza de la cochera observaron «un macuto y había que quitarlo para aparcar». Especificó que fue él quien se bajó y quitó aquella mochila, y que entonces «empezaron los disparos una vez fuera del coche». Del mismo modo, detalló que «no había luz» en la cochera; sólo la de los faros. «Yo levanté las manos y José Luis también», aseveró el testigo, que fue condenado en su día por varios de los robos perpetrados y que actualmente cumple prisión. «Estaban disparando de frente a nosotros», añadió, tras asegurar que aquellos momentos no sabía si aquellos hombres «eran policías o ladrones», aunque sí escuchó «¡al suelo!». En un momento de su declaración, fue advertido por el tribunal de que como testigo debía decir la verdad o de lo contrario estaría cometiendo un delito de falso testimonio.
Prácticas de tiro
Uno de los inspectores del CNP que participó en la investigación explicó que tenían conocimiento de que aquella banda estaba integrada por personas «que estaban cometiendo hechos muy graves». Detalló que sus fuentes de información les habían indicado que eran «muy peligrosos», que iban «armados» y que incluso alguno de sus integrantes hacía «prácticas de tiro». Este mismo funcionario reveló que sus informadores les indicaron que tenían en Cijuela un «piso franco donde guardaban las cosas que utilizaban, «sus ropas y vehículos».
En aquella investigación llevaban «meses» trabajando y todos estaban alertados «de la peligrosidad» de la banda. «Vi un coche a todo trapo y escuche: ¡Alto!», manifestó este policía, que se encontraba fuera vigilando y no llegó a ver el disparo. Los agentes sabían que «esa noche iban a dar el último palo con ese vehículo» y por eso se montó el dispositivo. Fue el jefe del grupo quien dispuso que se entrase al garaje tras acceder el coche sospechoso, el BMW. La consigna era interceptarlos. En ese momento otro coche sospechoso, un Golf conducido por un tercer individuo, aceleró «a toda velocidad» y «embistió» contra la Policía. Cuando se percataron de que uno de los sospechosos estaba herido, se llamó enseguida a una ambulancia.
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